La Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad, liderada por el poeta Javier Sicilia, finalizó su recorrido por el sur de México con una fuerte demanda en pos de una comisión de la verdad, que permita distinguir entre los asesinatos de las mafias y los perpetrados por las fuerzas del Estado.
En más de 7.000 kilómetros recorridos, primero en una marcha y luego en dos caravanas realizadas por el movimiento de víctimas de la violencia en México, ya documentó 521 casos y en la mayoría de ellos hay autoridades involucradas.
En esta Caravana del Sur, que finalizó la medianoche pasada en la ciudad de México, los activistas por la paz recorrieron ocho estados y tuvieron encuentros con organizaciones de inmigrantes centroamericanos y con integrantes del insurgente Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
"Es muy grave lo que está pasando. Ya no percibimos dónde está el Estado y donde está la delincuencia", dijo Sicilia el domingo 18 en Xalapa, la capital del sudoriental estado de Veracruz, en un alto del recorrido.
La gente se desbordó las calles xalapeñas al paso de la caravana para denunciar desapariciones y asesinatos. En esa ciudad, familiares de Joaquín Figueroa Vásquez, mecánico de la empresa Trituradora Río Seco, denunciaron que el obrero y dos compañeros de trabajo fueron detenidos por la policía, torturados y ejecutados el 17 de junio, se supone que para hacerlos pasar como sicarios.
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Janet Figueroa, hija del obrero, acusó públicamente al ejército y a las policías estatal y federal de ejecutar a civiles inocentes para hacerlos pasar como un triunfo de la guerra que el gobierno del conservador Felipe Calderón emprendió contra los grupos criminales desde que inició su mandato, en diciembre de 2006.
"Cuando pedimos justicia nos desprecian porque somos pobres, nos quieren comprar para que ya nos callemos, pero no: queremos que sepan que mi padre no era un sicario. Joaquín Figueroa era un hombre honesto", aseguró la joven.
La estrategia anticrimen provocó más de 40.000 muertos desde su puesta en marcha por Calderón, según cifras oficiales coincidentes con los datos de organizaciones civiles.
El presidente Calderón aseguró en abril que sólo uno por ciento de esos asesinatos corresponde a "bajas civiles". Sin embargo, el movimiento de víctimas de la violencia en México, que encabeza Sicilia desde que su hijo Juan Francisco fue asesinado el 28 de marzo, ha demostrado lo contrario.
El movimiento de víctimas registró 221 casos de víctimas a manos de fuerzas estatales, entre ellos 116 desapariciones forzadas. Los estados en los que más denuncias se recogieron fueron Guerrero, Chiapas y Veracruz.
En Xalapa, Sicilia usó la metáfora del "lodo que mezcla el agua y la tierra" para explicar la confusión que hay en torno a las responsabilidades de la violencia que azota México.
"No sabemos si hay falsos positivos (secuestrados por las autoridades para hacerlos pasar como bajas guerrilleras en combate), como en Colombia, no sabemos quién desaparece a quién", dijo.
Ante la "emergencia nacional" de un país que, además de los muertos, cuenta a 10.000 personas desaparecidas, 700.000 desplazadas de sus hogares y una cantidad no cuantificada de deudos y personas mutiladas, "la verdad tiene que ser visibilizada para que haya justicia", agregó.
"Por eso hacemos un llamado al gobierno a rectificar, porque parece que la única forma en que quieren combatir esto, por desgracia, es con la militarización del país", insistió el poeta.
En entrevista con IPS, el académico Pietro Ameglio, de la organización humanitaria Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), planteó la necesidad de regresar a la indignación inicial del movimiento, que en los últimos meses había perdido el apoyo de grupos que rechazaban los diálogos con los poderes públicos.
"Debe entenderse que este es un movimiento de víctimas y que ellas son las que marcan el paso", puntualizó.
A diferencia de la anterior caravana, que fue al norte de México, en esta ocasión fue sensiblemente menor la cobertura periodística. Los medios de comunicación nacionales estuvieron más atentos a las definiciones de los precandidatos de los partidos políticos para las elecciones presidenciales de 2012 que a esta movilización.
Además, en esta oportunidad se registraron varios incidentes de seguridad en el paso de la caravana por Tabasco y Veracruz, incluida una alerta de emboscada al vehículo en el que viajaba Sicilia y la detención del sacerdote católico Tomás González, el sábado 17.
González, que es amenazado de muerte constantemente, había denunciado la corrupción del Instituto Nacional de Migración en la víspera de su detención por unas horas a manos de militares.
El movimiento por la paz deberá definir en los próximos días la posición que tendrá en el segundo encuentro con Calderón, que originalmente se realizaría esta semana, pero por la agenda presidencial se pospuso hasta el 30 de este mes.
Por ahora, afronta la falta de una estructura interna, una deuda con el servicio de transporte que acompañó hacia el sur a la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad y problemas de articulación con las organizaciones regionales.
Sin embargo, Sicilia tiene el apoyo incondicional de por lo menos una veintena de deudos que en estos meses pasaron de ser víctimas de la violencia a activistas por la paz.
Uno de ellos es el chihuahuense Julián Le Barón, cuyo hermano Benjamín, líder de una comunidad mormona que se opuso a los secuestros, fue asesinado en julio de 2009.
"A veces es difícil. No he visto a mi familia en un mes, pero ahora (después de las caravanas) siento que sé como se pueden resolver los problemas del país", señaló Le Barón.
"Antes no estaba seguro, pero acteal me lo confirmó y siento que no tengo derecho a claudicar, porque la apatía es la peor indignidad", dijo, en referencia a la comunidad indígena de Chiapas, uno de los puntos que visitó la caravana del sur.
"El norte nos dio una muestra del dolor que hay en el país, pero el sur nos dio una muestra de la dignidad que hay. Y necesitamos ver las dos cosas", confesó a un grupo de periodistas en un tramo del viaje.
El lunes 19 frente a Palacio Nacional, en el Zócalo de la ciudad de México, donde la caravana fue recibida por sindicalistas e integrantes del movimiento urbano, Sicilia pidió al gobierno de Calderón asumir los seis puntos del Acuerdo ciudadano que el movimiento presentó en esa misma plaza el 8 de mayo pasado.
También insistió en la ley de Víctimas propuesta el 10 de junio, cuando la primera caravana llegó a Ciudad Juárez, fronteriza con Estados Unidos, y en el rechazo al proyecto de ley de Seguridad Nacional que actualmente se discute en la Cámara de Diputados y que busca darle mayor autonomía al Poder Ejecutivo para el uso de las Fuerzas Armadas.
"Hemos visto que la herida abierta en Ciudad Juárez, a causa de la fallida estrategia de guerra del presidente Calderón, se ha ido extendiendo como una gangrena hacia el sur del país para juntarse con los dolores ancestrales que viven los pueblos indígenas y las comunidades del sur", dijo el poeta, para quien las dos violencias tienen el mismo origen, que es el sistema económico.
"Guerrero y Veracruz se han convertido hoy en día en réplicas de Ciudad Juárez, Monterrey y Tamaulipas", lamentó.