JAPÓN: Madres reclaman límites de radiación para menores

El riesgo de contaminación de niños y niñas tras el desastre nuclear ocurrido el 11 de marzo en Japón colocó inevitablemente a las madres al frente de la lucha para protegerlos.

En una reunión realizada esta semana en el Ministerio de Salud y Bienestar, las madres organizadas reclamaron fijar los primeros estándares del mundo en materia de seguridad contra radiación específicos para niños y niñas.

"Los estándares de seguridad de los países con energía nuclear son para adultos", afirmó Emiko Ito, de la red Kodomo Zenkoku (niños de Japón), con sede en la prefectura de Fukuyama. La organización pidió a la viceministra de la Salud y Bienestar, Yoko Komiyama, un mayor esfuerzo para proteger a los menores.

"Es un hecho que los niños son más vulnerables a la radiación", apuntó.

"La cruda realidad es que los niveles de radiación son continuamente cuestionados en los países", se lamentó el pediatra Makoto Yamada, de la Red de Protección a la Infancia contra la Radicación. "En ese contexto es casi imposible fijar niveles aceptables desde el punto de vista médico para los menores", dijo a IPS.
[related_articles]
Los niños deberían estar a salvo de todo nivel de radiación, arguyó, siendo esa la razón por la cual fundó su organización. La red está integrada por médicos de todo el país que visitaron Fukuyima de forma voluntaria para asesorar a padres preocupados y ofrecer análisis clínicos independientes para evaluar el grado de contaminación.

Los resultados de investigaciones divulgados a fines de marzo indicaron que 45 por ciento de los 1.100 niños y niñas seleccionados de zonas aledañas a las áreas de evacuación recibieron bajos niveles de radiación interna, según análisis oficiales.

La radiación interna entra al organismo tras respirar aire contaminado o consumir bebidas o alimentos contaminados y puede tener graves consecuencias sobre la salud, a diferencia de la externa que queda confinada al ambiente.

La ansiedad de los padres llevó a tomar medidas de precaución más estrictas en las escuelas. Los menores deben llevar manga larga y permanecer dentro del local. Además, las autoridades removieron la capa superior del suelo circundante para minimizar la contaminación ya que allí se concentra la radiación.

Entre los episodios que denotan la gran preocupación existente estuvo el hecho de que 2.300 menores fueron retirados de jardines de infantes privados, según cifras oficiales difundidas en mayo. Organizaciones sensibles a la situación realizaron campamentos de verano en varias partes del país para ayudar a minimizar el riesgo de contaminación.

Numerosas madres separadas decidieron mudarse fuera de Fukushima, pese a que el padre de su hijo o hija quede en esa prefectura.

"Los padres no pueden dejar sus trabajos, las familias se separan y eso genera estrés. También hubo casos de divorcios por diferencias de opinión entre los adultos sobre el riesgo para los niños", indicó Kobayashi.

La enorme preocupación de los padres por sus hijos es un punto de inflexión social en Japón, señaló el portavoz de la Red de Niños de Fukushima, Seichi Nakate.

"El accidente en la planta nuclear fue una gran sacudida para la mentalidad japonesa", dijo a IPS. "Los residentes de Fukushima se sintieron engañados por las autoridades que no hacían más que escuchar una y otra vez los méritos de la energía nuclear", añadió.

"Esa la clave de la desconfianza en el gobierno, el que tiene dificultades para calmar a la población. La antigua imagen de Japón con un orden social y económico sólido se rompió. Las consecuencias pueden ser de largo alcance", remarcó.

Hay gente que ya no quiere formar una familia en Fukushima. Maya Kobayashi, de 24 años, se mudó recién casada fuera de Fukushima en mayo para escapar a la contaminación por radiación.

"La opción era clara. A punto de empezar una familia con mi esposo, lo más importante era protegerme de la radiación. No estaba dispuesta a acatar la orden del gobierno, que restringió la zona de contaminación a 30 kilómetros", señaló.

Kobayashi se asentó en un barrio de la prefectura de Yamagata, a 60 kilómetros de la ciudad de Fukushima.

Yamagata es uno de los varios lugares de Japón que reciben y apoyan a la población de Fukushima, una oferta que aprovecharon gustosas miles de familias con niños pequeños.

Desde su evacuación, Kobayashi se dedica a ayudar a quienes sufrieron lo mismo que ella. La vasta mayoría de la gente que recurre a sus servicios, de una lista de 700 personas, busca información detallada sobre donde reubicarse y sobre todo lo relacionado a los subsidios financieros, explicó.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe