La Liga de Defensa Judía despachó «combatientes» franceses para «mostrar solidaridad» con los asentamientos ilegales de Israel en el territorio palestino de Cisjordania.
Dos semanas atrás, apareció en un sitio web francés un anuncio llamando a «luchadores con experiencia militar» para participar en un viaje solidario a Israel entre el 19 y el 25 de este mes. «El fin de la expedición es dar una mano a nuestros hermanos que afrontan la agresión de los ocupantes palestinos y mejorar al seguridad de las aldeas judías en Judea y Samaria», explicaba el anuncio.
Las fechas coincidían con la presentación, el viernes 23, de la solicitud palestina de reconocimiento como estado soberano ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Ese mismo día y en respuesta al llamado, 55 franceses, hombres y mujeres con experiencia militar, estaban estacionados en asentamientos judíos por toda Cisjordania. Organizados en cinco grupos de 11 integrantes, su misión es «defender los asentamientos de cualquier ataque palestino» y «ayudar» en zonas donde les parezca que falta personal militar o policial israelí.
El sitio web pertenece a la rama francesa de la Liga de Defensa Judía (LDJ), un grupo ultraderechista fundado en 1968 en Estados Unidos por el rabino Meir Kahane. Para el estadounidense Buró Federal de Investigaciones (FBI) se trata de una «organización violenta y extremista».
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«Se trata de un movimiento de ciudadanos franceses que defienden a la comunidad judía de agresiones y a Israel mismo de modo más general», dijo Amnon Cohen, portavoz del grupo.
«Somos sionistas, proisraelíes y compartimos una ideología similar a la del partido Ichud Leumi (Unión Nacional) de Israel». La Unión Nacional promueve el asentamiento masivo de judíos en toda Cisjordania, a la que llama con su nombre bíblico de Judea y Samaria.
«La gente dice que somos extremistas porque creemos en Judea y Samaria y en que esta pertenece a los israelíes, los judíos. Pero yo no creo que eso sea extremista», dijo Cohen a Al Jazeera.
Cohen se apresuró a sostener que la LDJ no está proscripta en Israel ni en Estados Unidos y que además tiene ramas activas en varios lugares del mundo, como Canadá, Francia y Gran Bretaña. «Las autoridades nos conocen y tenemos buenas relaciones con ellas», dijo.
Abundan ejemplos de ataques contra entidades o movimientos propalestinos y de protestas en toda Francia por parte de personas asociadas a la LDJ.
Nicolas Shahshahani, director de la librería La librairie Résistances, ubicada en un tranquilo barrio parisino, ha sido víctima de tales agresiones.
La primera fue en diciembre de 2006, poco después de que la tienda abriera sus puertas, cuando Shahshahani pidió a dos escritores judíos contrarios a la ocupación de Palestina, Tanya Reinhart y Aharon Shabtai, que dieran una charla.
En la mitad del acto, la tienda se llenó de gases lacrimógenos, mientras seis enmascarados que lucían cascos y portaban barras de hierro ingresaron a la librería rompiendo vidrieras e insultando a los presentes.
«Rompieron las ventanas, y yo tuve que ir al hospital por el gas», relató Shahshahani a Al Jazeera. «Presentamos una queja a la policía, pero por supuesto no hubo investigación».
En julio de 2009, la librería sufrió otro ataque. Cinco personas, que se identificaron como miembros de la LDJ, derramaron litros de aceite comestible en la tienda y sobre los libros. «Si uno quiere dañar una librería, es tan eficiente como el fuego, o peor», dijo su propietario.
En esa ocasión los atacantes fueron llevados ante la justicia, se declararon culpables y fueron condenados a penas de cárcel en suspenso y a pagar indemnizaciones por el daño causado.
En otro caso, unos 20 integrantes de la LDJ asaltaron a cuatro estudiantes de la Universidad de Nanterre. La agresión se cometió dentro del recinto del tribunal administrativo de París. A uno de los estudiantes le fracturaron los huesos de la cara. Pero solamente se presentaron cargos contra Anthony Attal, presunto líder del grupo.
Una fuente de la asociación general de estudiantes de Nanterre (AGEN), que pidió no revelar su nombre por temor a represalias, estaba presente cuando los extremistas golpearon a los cuatro jóvenes.
Obligados a hacer su propia investigación del caso, los estudiantes presentaron las pruebas a la policía. «Teníamos un vídeo que identificaba a Attal como el atacante», dijo la fuente. La AGEN, que actúa también como una organización de solidaridad con Palestina, es frecuente blanco de ataques de la LDJ, añadió.
«Cuando uno pasa años yendo a estas manifestaciones, ya reconoces las caras de los que cometen actos de agresión e intimidación, y luego ves las mismas caras en el tribunal. No es difícil identificar a quienes forman parte de la LDJ», dijo.
El proceso contra Attal fue inusual, según la abogada de las víctimas, Dominique Cochain. «El acusado no estaba presente, tampoco su abogado, entonces el juez decidió interrogar a la víctima durante horas, tratando de hacerle decir que fue una pelea en lugar de un acto de agresión», actuando como si fuera el defensor, dijo a Al Jazeera.
Después de esa condena, Attal fue filmado varias veces en manifestaciones propalestinas, la última en el recién terminado verano europeo.
«Así se deja saber a otros que es posible continuar con este tipo de agresiones, a las que no se responde con severidad. En mi opinión, hay cierta tolerancia de las autoridades francesas con este grupo», agregó la abogada.
Cohen negó sin embargo todo vínculo entre esos ataques y la LDJ. «Esa gente dice lo que quiere contra nosotros, pero eso no significa que lo hayamos hecho», sostuvo.
Vincular formalmente a los miembros con el grupo no es sencillo por la forma en que estas organizaciones se estructuran en Francia. Si se registraran se verían obligadas a publicar un manifiesto y los nombres de sus autoridades.
Pero el registro no es obligatorio, entonces la membresía de la LDJ no es oficial ni pública. Cohen admitió que su grupo no está registrado como LDJ, sino con otros diversos nombres, «que no interesa conocer».
Algunos sostienen que la policía ignora sus actos ilegales a sabiendas. Cohen niega acciones fuera de la ley, pero admite tener buenas relaciones con las autoridades.
«Nuestros adversarios dicen que trabajamos codo a codo, pero no es cierto. Nos dividimos el trabajo. Por ejemplo, si hay una protesta en la que participamos, la policía vigila las calles y nosotros las entradas», describió Cohen. «La policía sabe que estamos allí para proteger a la comunidad».
Las autoridades francesas refirieron el pedido de Al Jazeera al Ministerio del Interior, que no respondió la solicitud de entrevista.
La LDJ alienta a sus simpatizantes a seguir el entrenamiento «krav maga» (combate mano a mano, en hebreo), una forma de arte marcial que emplean las fuerzas israelíes en tácticas de guerra urbana. «Les damos este entrenamiento para que puedan defenderse por sí mismos», explicó Cohen.
También se promueve el entrenamiento militar. «Les digo que deben hacer el servicio militar, los alentamos a que lo hagan», sostuvo Cohen, agregando que algunos integrantes se enrolaron en el ejército francés.
La AGEN afirma que cada manifestación que realiza es molestada por la LDJ.
«Solicitamos la disolución de este grupo con una petición firmada por 30 asociaciones diferentes, pues son una milicia armada, lo que es ilegal en Francia», dijo la fuente estudiantil.
Las organizaciones judías más importantes de Francia intentan disociarse de la LDJ, asegurando que se trata de un grupo de jóvenes violentos que no representa a la comunidad.
El presidente del Consejo Representativo de Instituciones Judías en Francia (CRIF), Richard Prasquier, dijo a Al Jazeera que «no hay relaciones entre el CRIF y la LDJ, y no quiero tener nada que ver con ellos».
No todos están convencidos. «Se ha pedido por años al gobierno que proscriba a la LDJ, pero no han hecho nada por el CRIF», dijo Shahshahani. «Cuando el CRIF organiza un acto público, la LDJ es la que presta la seguridad en coordinación con la policía».
Cohen lo confirmó. «Oficialmente el CRIF dice que no tiene nada que ver, pero está la postura oficial y está la realidad. Cuando pasa algo, nos llaman».
Sammy Ghozlan, exoficial policial y presidente del Buró Nacional de Vigilancia contra el Antisemitismo dijo que ellos tampoco tienen «una relación particular con la LDJ», pero se mostró más comprensivo con las motivaciones de sus actos.
«Si bien es un grupo extremista, y no muy bien tolerado, sus acciones son resultado del descontento que existe y que sigue creciendo», dijo Ghozlan a Al Jazeera. «La violencia del lado propalestino sigue creciendo, y el pueblo judío está desesperado».
Pero, al contrario, el pedido palestino ante la ONU puso en alerta a quienes viven en los territorios ocupados sobre un recrudecimiento de agresiones de los colonos judíos.
La actual «misión» a Israel y Cisjordania es asunto serio para la LDJ.
Cohen se negó a dar detalles personales sobre sus camaradas desplegados en los asentamientos, pues «no es un show, sino un gesto solidario serio. Este es un viaje serio, enviamos gente un poco mayor, con más experiencia, de entre 24 y 35 años», incluyendo tres mujeres, dijo.
«Sabemos que las fuerzas de defensa israelíes no nos necesitan, pero vamos a mostrar nuestra solidaridad, asegurarnos de que todas las áreas están cubiertas y proteger los asentamientos», agregó.
Defensores de la causa palestina, como Shahshahani, advierten que este llamado debe tomarse con seriedad.
«Están reclutando públicamente gente con experiencia militar, ciudadanos franceses con experiencia militar para servir en un país extranjero con armas. ¿Cómo se llama esto?», cuestionó.
«Todos conocemos gente que fue enviada (a la prisión militar estadounidense de) Guantánamo, incluso franceses, por acciones como ésta. ¿Qué pasa con los que ayudan al ejército israelí?».
* Publicado por acuerdo con Al Jazeera.