Con casi todo listo para iniciar una marcha hacia el sur de México, el colectivo de víctimas de la violencia ciudadana que encabeza el poeta Javier Sicilia vuelve a movilizarse en rechazo del proyecto de ley de seguridad que daría marco legal a la militarización impuesta por el gobierno de Felipe Calderón.
La nueva caravana se realizará en la segunda quincena de septiembre y recorrerá las ciudades mexicanas que forman la ruta de los inmigrantes centroamericanos una vez ingresados al país con destino a Estados Unidos, una zona especialmente vulnerable al ataque de los grupos criminales.
Los organizadores tienen previsto celebrar el día del inicio del proceso de independencia de México respecto de España, el 15 de septiembre, con las comunidades indígenas del sureño estado de Chiapas, en la zona de influencia del insurgente Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que sólo entró en combate las dos primeras semanas de 1994.
De este modo se potenciará la movilización del movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que el domingo regresó a las calles de la capital mexicana para, como hace más de dos meses atrás, reclamar a las autoridades detener la espiral de violencia que cruza al país. Unas 3.000 personas marcharon desde Los Pinos, residencia oficial del mandatario, a la sede del Senado,
Las marchas esta vez son en protesta concreta por la aprobación el 4 de este mes, en general, de la Ley de Seguridad Nacional.
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"Nuestra posición sobre esa norma no sólo es irreductible, sino que el movimiento pugnará por crear una ley de seguridad ciudadana que tome en cuenta a la gente", afirmó Sicilia.
Por su parte, el catedrático ítalo-mexicano Pietro Ameglio, activista de la organización humanitaria Servicio Paz y Justicia (Serpaj), precisó que habían estado "concentrados en la política, en los diálogos con los poderes del Estado, que sirvieron para poner en evidencia a las autoridades". "Ahora hay que recuperar la parte de la movilización, subir el tipo de acción social", dijo a IPS.
"Sigue una gran etapa de movilizaciones con otra envergadura, no dirigida y no centralizada por este movimiento", coincidió Miguel Álvarez, director de la no gubernamental Servicios y Asesoría para la Paz (Serapaz).
Sicilia cambió la poesía por la movilización social luego de que su hijo, Juan Francisco, fue asesinado el 28 de marzo en el estado de Morelos, colindante con la capital de México. Bajo el lema "Estamos hasta la madre", el escritor convocó a una gran marcha nacional el 6 de abril.
Su trajín en busca de justicia lo llevó a caminar 80 kilómetros de Cuernavaca, capital de Morelos, al Zócalo, el principal paseo de la ciudad de México, donde el 8 de mayo tuvo una recepción multitudinaria.
A la llamada caminata por la paz se sumaron decenas de familiares de víctimas de la violencia desatada en el país desde que el conservador gobierno de Calderón declaró en enero de 2007 la guerra a las organizaciones criminales.
Esta estrategia militarizada de enfrentamiento al crimen organizado, cuestionada por académicos y organizaciones de derechos humanos, dejó en cuatro años, según sus críticos, al menos 40.000 personas muertas, 10.000 desaparecidas y unas 200.000 desplazadas. También una estela de orfandad y dolor que salió a la luz en la caravana hacia el norte que Sicilia encabezó en junio.
La llamada "caravana del consuelo", de entonces, recorrió 10 ciudades fuertemente asoladas por la delincuencia organizada y llegó el 10 de junio a Ciudad Juárez con cientos de casos registrados y la idea de impulsar una ley de víctimas.
Después de ese esfuerzo, Sicilia apostó por el diálogo con los poderes del Estado, lo cual le restó apoyo de muchos grupos de izquierda y organizaciones defensoras de los derechos humanos.
"El movimiento de víctimas no comenzó con Javier, las experiencias de la sociedad civil de Juárez, por ejemplo, son de una luminosidad enorme y de muchos años, pero no dejaban de ser experiencias locales", evaluó Miguel Álvarez.
"Javier, por ser poeta, teólogo, y expresar su dolor públicamente, convirtió el dolor privado en un dolor público que conectó con los otros dolores y le dio una dimensión nacional al tema", sostuvo ante IPS.
"Este es un movimiento con otros estilos, no partidista, que cuesta trabajo entender en la lógica de los códigos tradicionales de lucha. Por ser novedoso, también ha sido problemático para los movimientos sociales, y no solo eso, al principio parecía que pensaban que tenía que cargar con todos, pero cada movimiento social tiene que ponerse de pie con su propia agenda", concluyó.
Participante en la marcha del domingo, Héctor Cerezo, activista por los derechos humanos que fue preso político durante siete años, dijo a IPS que el movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad tiene el reto de volver a articular, con ejes y objetivos claros, a quienes piensan distinto.
"Cada parte tiene que sumir los costos políticos, unos de entrar en la lógica del diálogo y de los tiempos del gobierno, que apuesta a anularlos. Y otros, de separarse y fragmentar las causas. Hay que volver a ser sencillos y reconocer que solos no podemos", apuntó.
El Comité Cerezo, creado a partir de la detención ilegal en 2001 de Héctor y de sus hermanos Alejandro y Antonio, tiene un trabajo amplio en la documentación de desapariciones forzadas en México.
"Estamos trabajando en lo que podemos ayudar, que es la capacitación a la gente del movimiento par el registro de las víctimas. No nos metemos en la discusión política porque no llegaríamos a ningún lado", explicó Héctor Cerezo.
"Nosotros no creemos en los diálogos con las autoridades. En la teoría, el planteamiento está bien: primero agotas las instancias y, si no responden, vas a una etapa de movilizaciones. El problema es que no podemos amoldar la teoría a la realidad y la realidad es que no hay voluntad política para atender las demandas justas de un movimiento legítimo", afirmó Cerezo.
En la marcha del domingo, denominada "PAZos para la paz", Sicilia anunció que esta semana se reanudará el diálogo con los legisladores, suspendido desde el 4 de este mes, para discutir el contenido de la Ley de Seguridad, que busca modificar el artículo 89 de la Constitución para ampliar las facultades del Poder Ejecutivo y disponer así de las Fuerzas Armadas para defender la seguridad interior y exterior.
Los legisladores deberán discutirla en el período de sesiones que comenzará el 1 de septiembre, fecha en la que el presidente presenta su V Informe de Gobierno.
Pero ahora, la discusión tendrá la presión de la caravana hacia el sur. "Se abre una nueva etapa", dijo Ameglio. "Se avanzó mucho en contenidos para la política nacional, ahora el desafío es hacer que se cumplan. Tuvimos ya una muy mala respuesta del parlamento, lo que nos coloca en la ruta de las movilizaciones".