Apenas llegar a España, el papa Benedicto XVI rechazó rotundamente dos leyes emblemáticas del socialismo gobernante, como son el matrimonio homosexual y la despenalización del aborto. Mientras una multitud lo sigue en diversos actos, la policía arremete contra marcha opositora a su presencia.
El Papa, cuya estancia en este país será de cuatro días, criticó ante cientos de miles de fieles católicos, la mayoría de ellos jóvenes, a "los que se creen dioses y deciden sobre quién es digno de vivir o puede ser sacrificado", en referencia a la eutanasia y al aborto.
"Desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto, quién es digno de vivir o no", arengó a la multitud que le dio la bienvenida en un acto celebrado la noche de la víspera en la céntrica plaza madrileña de la Cibeles, el mismo lugar utilizado este viernes 19 para realizar el viacrucis.
La norma cuestionada por la Iglesia Católica establece que las mujeres mayores de 16 años y con un embarazo de entre 14 y 22 semanas pueden interrumpirlo voluntariamente. Precisa que las que tengan entre 16 y 17 años deben informar de ello previamente a sus padres, obligación de la que están exentas aquellas expuestas a violencia familiar, amenazas, coacciones o malos tratos.
Tomando en cuenta que la razón de su visita a España es la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), dijo sentir "una inmensa alegría" por encontrarse con ellos "en el centro de esta bella ciudad de Madrid".
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También exhortó a los jóvenes a que busquen la verdad "que no es una idea, una ideología o un eslogan, sino una persona, Cristo, Dios mismo que ha venido a estar entre los hombres".
Consideró importante no sucumbir a las ideologías "porque en realidad conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios", añadió.
Por último invitó a los jóvenes a ser prudentes y sabios y a edificar sus vidas sobre el cimiento firme que es Cristo y a escuchar a Jesús, "cuyas palabras no se las lleva el viento, sino que llegan al corazón y fraguan toda la vida".
Desde la Conferencia Episcopal Española se critica con dureza al gobierno encabezado por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, aunque no siempre de manera directa. Por ejemplo, la dirigencia máxima de la Iglesia española advirtió el jueves que una parte de la juventud "está sometida a nuevas formas de esclavitud".
Los prelados condenaron, así, "las tendencias laicistas en la organización de la sociedad, la desidentificación de la realidad misma del matrimonio y de la familia, los atentados contra la vida del concebido no nacido y el recorte de libertades en materia educativa".
Es que se la jerarquía católica se siente afectada desde que se inició la democratización de España, tras la muerte del dictador Francisco Franco (1939-1975). Hasta entonces, 98 por ciento de los españoles se declaraba católico, mientras que en la actualidad bajó a 80 por ciento, del cual solo una cuarta parte admite que practica el culto religioso y sigue sus preceptos.
También mermó la cantidad de casamientos por el rito católico. Un ejemplo de ellos es lo que ocurre en jurisdicción de la Comunidad Autónoma de Cataluña, donde representan 55 por ciento del total de las bodas civiles.
"Hartos de robos sacros"
Una manifestación contra la visita del Papa que congregó a más de 15.000 personas, en su gran mayoría también jóvenes que rechazan la financiación con fondos públicos de la JMJ, fue duramente reprimida por la policía, acción que dejó un saldo de ocho personas detenidas y 11 heridas.
La Confederación General del Trabajo (CGT), condenó la represión policial y al propio Ministerio del Interior por ser "incapaz de garantizar el derecho de manifestación a las y los ciudadanos".
La marcha portaba pancartas contra la visita papal, algunas de ellas protestando por lo que le cuesta al Estado. "No, con mis impuestos", "Somos ateos, no queremos hostias", "De mis impuestos, al Papa cero" o "Estamos hartos de robos sacros", rezaban muchos de esos carteles celebrada en el atardecer del jueves y que pasó por la céntrica plaza de la Puerta del Sol.
Refiriéndose a "los robos sacros", pero sin titularlos así, el teólogo emérito José María Castillo recordó en conferencia dictada en la víspera en la histórica Universidad Internacional Menéndez Pelayo que "Zapatero ha legislado en cosas que han molestado a la Iglesia", citando como ejemplo la ley del aborto y la legalización de los matrimonios de personas del mismo sexo.
Por ello, añadió, el gobierno quiere compensar a la Iglesia "gratificándola económicamente" haciéndola disponer de más privilegios fiscales de los que tuvo durante el franquismo.
En aquella época, la Iglesia Católica reconoció el apoyo recibido del dictador concediéndole la Orden Suprema de Cristo, que en la carta pontificia respectiva expresó: "Papa Pío XII a nuestro amado hijo Francisco Franco Behamonde, Jefe del Estado Español. Salud y bendición apostólica".
Para contrarrestar ese hecho del pasado reciente, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) envió una carta a todos los obispos y arzobispos españoles pidiéndoles un "gesto simbólico" de condena a la dictadura franquista en el marco de los actos previstos en estos días, algo que difícilmente ocurrirá.
La Constitución de España establece que "ninguna confesión tendrá carácter estatal", pero, a la vez, señala que "los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones".
Esa "cooperación" hizo que en 2010 el Estado trasladase a la Iglesia Católica 280 millones de euros (403 millones de dólares), según informó Alejandro Torres, catedrático de la Universidad Pública de Navarra, quien expresó que ese sistema es "manifiestamente inconstitucional".
El sistema consiste en que los ciudadanos que deseen que parte del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) que abonan sea entregado a la Iglesia, solo tienen que marcarlo con una equis en el formulario de declaración que presenten. El movimiento de "indignados" 15 de Mayo (15M) ha reclamado que ese sistema sea abolido.
Coincidiendo con la llegada del Papa, el colectivo Transmaricabollo, que trabaja por la diversidad sexual, se acercó al recorrido para "besarse entre personas del mismo sexo a su paso", pero la policía lo impidió.
Uno de los dirigentes del colectivo, Jaime del Val, precisó que su objetivo era protestar contra la intolerancia de la Iglesia y del Papa, quien "viene a España a hacer propaganda homófoba ante miles de personas".
Tras lograr su propósito de besarse públicamente con un compañero, Del Val señaló que se trató de "una acción política, una muestra de que podemos ejercer nuestra libertad".