Las protestas, como las del movimiento de «ciudadanos indignados», y hasta la visita la semana próxima del papa Benedicto XVI afectarán aun más, según analistas, el ya difícil panorama del gobernante PSOE con miras a las elecciones generales de España, convocadas para el 20 de noviembre.
La última encuesta publicada el domingo por el diario local ABC ubica al centroderechista Partido Popular (PP), la principal fuerza de oposición, en primer lugar con 47,6 por ciento de la intención de voto de los entrevistados, 12,6 puntos porcentuales por encima del PSOE (Partido Socialista Obrero Español).
De este modo las preferencias políticas de los españoles parecen dar un importante vuelto respecto de las últimas elecciones, de 2008, cuando el socialismo se alzó con gobierno con 43,6 por ciento de los votos, mientras el PP recogía apenas 40,1 por ciento.
Dado el sistema institucional español, la mayoría que importa es la del Congreso de los Diputados, que es el encargado de designar al presidente del gobierno. Esta cámara baja de las Cortes Generales se integra con los representantes establecidos por cada provincia, no en relación a la proporción del total de votos del país.
La visita papal, para participar de la Jornada Mundial de la Juventud del 16 al 21 de este mes en Madrid, influirá para que el PSOE pierda votos por su lado derecho, ya que las autoridades católicas y quienes organizan los actos referidos a la misma ya levantan consignas contra el gobierno.
[related_articles]
Le cuestionan al gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero haber impulsado la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo y otras medidas liberalizadoras, como la libertad de prensa.
También desde el propio gobierno surgen decisiones que pueden afectarlo electoralmente, como el rechazo de su delegada en Madrid, Dolores Carrión, al recorrido planteado por los organizadores de la marcha de los autollamados "ciudadanos indignados" convocada para el 16 de este mes, dos días antes del arribo del Papa.
Es un nuevo cruce con este movimiento, que surgió el 15 de mayo, por lo cual también es conocido como 15M, precisamente a partir de la convocatoria espontánea de cientos de jóvenes en más de 50 ciudades para protestar por las políticas de ajuste implementadas por el gobierno socialista, para responder a la crisis económica global, y también contra la visión derechista del PP.
El recorrido inicial de los indignados atravesaría gran parte de Madrid y finalizaría en la Puerta del Sol, el centro histórico de la ciudad. Carrión les indicó que la movilización se realizase en el barrio de Lavapies, alejado de ese paseo y que se destaca por la gran cantidad de inmigrantes que residen allí.
Los organizadores de la protesta se niegan al cambio por considerar que en ese barrio las calles son muy estrechas y, por tanto, "podría ser peligrosa" para una manifestación que se presume multitudinaria. Empero, el gobierno mantiene su posición.
A estas posiciones políticas se agregan los efectos en España de la crisis económica-financiera mundial, que provocó un fuerte aumento del desempleo que ya afecta a más de 20 por ciento de los activos.
Según datos oficiales, hay 4,7 millones de desocupados, afectando a 1,3 millones de hogares.
Desde el PP se promete que, sin ganan las elecciones, lograrán mejorar la economía, pero ninguna de sus propuestas se diferencia de lo realizado hasta ahora por el gobierno en funciones.
Ante esto, el movimiento 15M, integrado mayoritariamente por estudiantes, desocupados y los llamados mileuristas (que ganan menos de 1.000 euros o 1.400 dólares mensuales), levanta banderas reivindicativas y anuncia nuevas movilizaciones, apoyándose fundamentalmente en convocatorias a través de las redes de Twitter y Facebook y de organizaciones sindicales.
En ese marco de reclamos, sectores de este movimiento plantean que se analice la posibilidad de fundar un nuevo partido para presentarse a las próximas elecciones.
Mientras, en el 15M no prosperó la iniciativa de apoyar como movimiento la marcha contra la visita del Papa convocada para el miércoles 17 en Madrid por Redes Cristianas (grupos, comunidades y movimientos católicos de base), la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores, y Europa Laica.
Aunque se declaran contrarios a la presencia del jefe de la Iglesia Católica en España, la asamblea de los indignados congregados en la Puerta del Sol decidió dejar en libertad de acción a sus adherentes.
Lo que sí se aprobó es concentrarse el día anterior en un acto de protesta frente a la sede del obispado de Madrid, donde, entre otras acciones, levantarán un cartel que dirá "besada de homosexuales", en rechazo a las posturas discriminatorias del Vaticano.
Los indignados le cuestionan severamente al gobierno español el apoyo financiero que, dicen, se brindará para la visita de Benedicto XVI. Por eso levantan la consigna "De mis impuestos, al Papa Cero".
Desde filas oficialistas se defienden asegurando que el Estado no aportará dinero alguno con ese destino.
Lo concreto es que el gobierno dispuso exenciones impositivas para las empresas que aporten dinero para ayudar a solventar los 50 millones de euros (71 millones de dólares) que costará montar los actos y dar alojamiento y manutención al medio millón de peregrinos que vendrán a Madrid.