Escalofriantes testimonios sobre otro genocidio en Sudán narrados por testigos a una sesión de emergencia de una comisión del Congreso legislativo de Estados Unidos confirman la rampante violencia en la región montañosa del estado sudanés de Kordofán Sur.
"Es una guerra de terror", afirmó el obispo anglicano Andudu Adam Elnail, de Sudán, a los integrantes de la comisión de Asuntos Externos de la Cámara de Representantes estadounidense, refiriéndose a la sistemática limpieza étnica del pueblo nuba.
"La población tiene miedo", subrayó Elnail. "No saben qué va a pasar. Se sienten olvidados porque no llega nada tangible para rescatarlos y liberarlos", añadió.
Allegados del obispo le dijeron que vieron cómo se cavaban dos pozos en la escuela de noche que sirvieron para enterrar cuerpos humanos en "grandes bolsas". La información se suma a las pruebas que se acumulan en Washington sobre una campaña de muchos años para exterminar a los nuba y que se reinició tras la independencia de Sudán del Sur.
Elnail presenció las bombas lanzadas a diario por fuerzas militares que también incendiaron su barrio, incluso su propia casa fue saqueada, y cómo la gente corría hacia las montañas para esconderse en cuevas donde no tienen nada para comer salvo "verdes".
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"Las pruebas son más que suficientes para justificar una rápida acción del gobierno de Estados Unidos y de la comunidad internacional que atienda la difícil situación en las montañas Nuba", indicó el presidente del no gubernamental Persecution Project, Bradford Phillips, otra de las personas que prestó testimonio ante la comisión.
"Es fundamental que la comunidad internacional presione a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que de inmediato declare una emergencia humanitaria en las montañas Nuba e imponga una zona de exclusión aérea para detener el bombardeo y que puedan regresar los vuelos humanitarios", añadió.
Los últimos indicios de limpieza étnica en Sudán están estrechamente vinculados a la compleja historia de violencia originada en la intensa campaña militar librada durante décadas por el Frente Nacional Islámico (FNI) para islamizar a la población africana del actual Sudán del Sur, el Nilo Azul y la región montañosa del estado de Kordofán del Sur.
Los nuba fueron aliados del Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés, la principal fuerza de resistencia al FNI, y actual ejército nacional de Sudán del Sur.
Tras la firma del Acuerdo general de Paz entre el norte y el sur de 2005, bajo fuerte presión de Estados Unidos, se garantizó a los nuba la posibilidad de realizar elecciones libres y justas para definir su propio futuro político.
Pero las promesas permanecen incumplidas. De hecho, el presidente de Sudán, Omar Al Bashir declaró en abril que iba a expulsar a los nuba de las montañas con tanques y camellos, lo que Phillips consideró una declaración de guerra en "clara violación del acuerdo".
El presidente Al Bashir y el actual gobernador de la región montañosa, Ahmed Haroun, son acusados de crímenes de guerra por su participación en el genocidio del occidental estado de Darfur.
"Esos hombres hacen parecer (al líder libio) Muammar Gadafi como un niño de pecho. No veo ninguna razón para que se bombardee a Libia y no se haga nada en las montañas Nuba", indicó Phillips.
Las imágenes tomadas en julio por el Satellite Sentinel Project, iniciativa para controlar la situación en el terreno entre Sudán y Sudán del Sur, muestran fosas comunes en Kordofán del Sur que confirman las afirmaciones aparecidas en un informe de la ONU filtrado a la prensa ese mismo mes.
Sin embargo, el enviado de Estados Unidos a Sudán, Princeton Lyman contradijo las afirmaciones y declaró que las imágenes satelitales y los testimonios no son pruebas suficientes para asegurar la existencia de fosas comunes.
"Me asombra cómo Estados Unidos y la comunidad internacional son capaces de tolerar tanto tiempo a esos asesinos y persiguen a otros pillos que no mataron ni a la centésima parte de las que perpetró Al Bashir y su régimen", indicó Phillips.
Unas 7.000 personas que acudieron a la misión de la ONU en Kadulgi, capital de Kordofán del Sur, en busca de refugio se vieron obligadas a abandonar el perímetro de protección el 20 de junio, según otro informe del foro mundial, también filtrado a la prensa.
Se dijo que los trabajadores de la Media Luna Roja que los trasladaron eran personas disfrazadas al servicio de Jartum. La ONU desconoce hasta ahora su paradero.
"Parece salido de una película de terror", bramó el legislador Frank Wolf en la sesión del jueves 5. "La ONU falló. Falló en Ruanda, falló en Bosnia y falló en Darfur", añadió.
"El gobierno de Estados Unidos debe denunciar con más fuerza lo que ocurre y presionar a la ONU para que comience a cambiar", añadió Phillips.
Los testigos y los miembros de la comisión legislativa llamaron a Estados Unidos a poner fin a su actitud confusa en tanto el presidente Barack Obama reveló una nueva política para fortalecer la capacidad de respuesta de Washington frente asesinatos en masa.
Al anunciar el jueves la creación de la Junta de Prevención de Atrocidades, Obama reconoció que aun tras el holocausto y genocidio de Ruanda, Estados Unidos carece de un marco general para responder a ese problema.
"Fallamos en atender las primeras señales y levantar antes la bandera roja", dijo Tom Andrews, presidente de la Red de Intervención frente al Genocidio.
Eso es exactamente lo que Wolf pide que hagan los funcionarios de Estados Unidos en Kordofán del Sur.
"Me pregunto cómo se sentirán algunos funcionarios de este gobierno cuando se vayan y sepan que se perdieron la oportunidad de hacer algo", señaló. "No quiero que mi país falle", añadió Wolf.