Mientras la prensa internacional informa sobre la conmoción en los mercados financieros y los temores de los banqueros a un posible cese de pagos en Estados Unidos, muy poco se dice sobre la clase trabajadora, que seguramente llevará la mayor carga de los recortes anunciados.
Después de varias semanas de intenso debate político sobre una propuesta para resolver el problema de la deuda pública, hasta ahora de 14 billones de dólares, el presidente Barack Obama llegó a un acuerdo con el Congreso legislativo y firmó un proyecto de ley para reducir 2,1 billones del déficit durante la próxima década.
El proyecto eleva el techo de la deuda para 2013, pero exige disminuciones en gastos por 900.000 millones de dólares en los próximos 10 años y autoriza a un comité legislativo decidir sobre otros recortes por 1,5 billones de dólares para noviembre. No establece aumentos de impuestos.
IPS habló con Deirdre Griswold, editora del Workers World, semanario fundado en 1959, sobre los efectos que podría tener a largo alcance el proyecto en la clase obrera.
IPS: ¿Cómo va afectar el acuerdo sobre presupuesto a la clase trabajadora estadounidense?
DEIRDRE GRISWOLD: Va a golpear muy duro, especialmente a los empleados del sector público, los departamentos estatales, las municipalidades y los gobiernos locales. Millones de trabajadores que proveen servicios muy necesarios sufrirán debido a que este acuerdo implica más recortes de los que se han hecho hasta ahora.
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Los programas obtenidos gracias a la lucha de los trabajadores durante la Gran Depresión, como la seguridad social y Medicare, estarán en la picota en la segunda fase del acuerdo.
La amenaza del cese de pagos fue sólo una crisis para Wall Street y los tenedores de la deuda del gobierno, que exigen que se paguen sus intereses antes que nada. Los trabajadores tienen sus propios problemas, como el desempleo, la caída de los salarios y la falta de cobertura de salud.
Pero la facción más derechista del opositor Partido Republicano, el "Tea Party", que no puede ser llamado fascista pero sin duda es extremista e ignorante, impuso una agenda por la cual quería tener de rehén al gobierno federal para que atendiera sus demandas de más cortes de gastos.
En lo que tiene que ver con los trabajadores, la administración debería permitir un cese de pagos si eso significa salvar empleos, atención médica, seguridad social y otros programas de los que depende la clase trabajadora para su supervivencia.
IPS: ¿Qué dice el nuevo proyecto de ley sobre la política y el trabajo en Estados Unidos?
DG: Las organizaciones de trabajadores que buscan compensaciones de los problemas creados por el capitalismo, y habían puesto su esperanza en el gobernante Partido Demócrata, ahora se dan cuenta de que la administración que creían lucharía por sus derechos los ha decepcionado.
Esto demuestra que, cuando hay una gran crisis en el sistema capitalista, el Partido Demócrata está tan vinculado a Wall Street como el Partido Republicano.
Durante toda esta "crisis" de presupuesto, la administración demócrata capituló ante un programa diseñado en gran medida por la ultraderecha republicana. Hicieron concesiones como no más impuestos a la riqueza, aun cuando los gravámenes a los ricos en Estados Unidos son los más bajos del mundo industrializado.
IPS: ¿Qué significa esto para el futuro del sector trabajador organizado en Estados Unidos?
DG: Los trabajadores en este país no han tenido una voz independiente desde que los sindicatos comenzaron con la política de apoyar al Partido Demócrata durante el gobierno del expresidente Franklin Delano Roosevelt (1933-1945).
El movimiento trabajador en Estados Unidos debe darse cuenta de dos cosas. Primero, que sólo una acción independiente, como la que hemos visto en Wisconsin, tendrá impacto en las decisiones y acciones de los políticos.
En segundo lugar, con la globalización de la economía capitalista, los trabajadores ya no pueden buscar solo soluciones desde Estados Unidos.
Los trabajadores estadounidenses se enfrentan con los del resto del mundo en todos los sectores, desde la agricultura hasta la manufactura y las tecnologías de la información.
IPS: ¿Qué lecciones deja el acuerdo sobre presupuesto en términos de construcción del movimiento de trabajadores?
DG: Por un lado encara el problema del capital financiero trasnacional.
Los sindicatos en este país han tratado el tema de la subcontratación en una forma muy estrecha y chovinista, con el lema "Compre lo estadounidense". Pero los líderes de las grandes corporaciones, a pesar de su postura patriótica, irán a donde puedan para hacer una mayor ganancia, sin importar cuánto destruyan esas decisiones el sustento y los empleos en Estados Unidos.
Otra elemento esencial para la evolución de la conciencia del movimiento obrero estadounidense es reconocer la riqueza que traen los inmigrantes en cuanto a conocimiento de las luchas mundiales. Los inmigrantes no están infectados con la misma idea limitada y a veces racista del mundo que predomina en Estados Unidos.
Creo que grandes cambios están fermentando en Estados Unidos, y se generan en una creciente conciencia de que el capitalismo es global y explota a los habitantes de todo el mundo.
Los trabajadores comienzan a darse cuenta y a reconocer que deben enfrentar a las corporaciones trasnacionales, que alienar a los trabajadores en otras partes del mundo sólo frenará su propia lucha.
Este último ejemplo, el de la crisis presupuestal, acelerará ese clima, porque la antigua idea de que la estructura política en este país trabajará de alguna manera a favor de "Juan el contribuyente" ha sucumbido.