COLOMBIA: Microcréditos alimentan pujantes microempresas

Alrededor de 50 por ciento del empleo en Colombia es responsabilidad de las más de 1,2 millones de microempresas, muchas de las cuales deben su existencia al sistema de créditos de pequeña escala, según una investigación del no gubernamental Grupo de Estudios Económicos (GEE).

Los vendedores callejeros son los que más acceden a los microcréditos. Crédito: Helda Martínez/IPS
Los vendedores callejeros son los que más acceden a los microcréditos. Crédito: Helda Martínez/IPS
El universo de microempresas representa 96 por ciento del total de las firmas que actúan en Colombia, cuadro que se completa con 3,6 por ciento de medianas y 0,4 por ciento de grandes o megas, según datos del estatal Departamento Nacional de Estadísticas.

La categoría de estos emprendimientos está determinada por un capital activo máximo de 258 millones de pesos (unos 147.000 dólares), una capacidad de endeudamiento que no debe superar los 120 salarios mínimos, que este año suman 37.000 dólares, y con una nómina igual o inferior a 10 trabajadores.

Esta modalidad impulsa, a su vez, el microcrédito, pues "sus condiciones generales no permiten cumplir con los requisitos de entidades comerciales, que tampoco prestan dinero a personas de recursos económicos limitados por el riesgo de pago que representan", dijo a IPS el gerente del Fondo de Crédito para el Desarrollo, Jorge Varón.

Este Fondo está integrado a la no gubernamental Fundación Colombianos Apoyando Colombianos (CAC), nacida en 2001 con respaldo de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid).
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"Esa agencia nos apoyó hasta 2005 en el desarrollo de proyectos sociales y con los requisitos para poner en marcha el programa de microcrédito que iniciamos en 2004. Hoy, somos autónomos", explicó Varón.

La época coincide con el aumento de fondos de microcrédito acelerado en Colombia desde 2007.

"Los desembolsos para esta herramienta crediticia han tenido una tasa de crecimiento constante de 15 por ciento entre 2007 y 2010", se indica en la investigación del GEE, publicada en julio.

Sin embargo, los fondos de microcrédito tienen antecedentes que se remontan 26 años atrás con la Fundación Mundo Mujer (FMM) que, independientemente del nombre, "presta de manera indiscriminada a hombres o mujeres", comentó a IPS Jhasnedy Niño, administrativa de la entidad en la oficina del populoso barrio bogotano 20 de Julio.

"Prestamos a personas de distintas edades y niveles educativos, pero es cierto que las mujeres participan con 69 por ciento de los créditos activos", aseguró Varón.

"Es la razón por la que contamos también con una línea llamada de ‘desvare’ (de emergencia), destinada a jefas de familia. Son montos pequeños, que oscilan entre el equivalente de 28 a 286 dólares, con plazos de pago de uno a cinco meses", añadió.

Entre las destinatarias de estas asistencias están las mujeres que logran el sustento diario mediante la venta de productos alimenticios, ropa o variedades, ubicadas en locales pequeños o directamente en las aceras.

Es el caso de Marta Linares, a quien IPS encontró en la FMM solicitando información. "Quiero saber cómo es, pero depende de las cuotas, porque si son muy altas no puedo pedir el crédito", dijo esta vendedora callejera de productos de plástico. "Como máximo podría pagar unos 40 dólares mensuales", dijo.

Varón detalló que el Fondo da créditos "desde 28 hasta 14.300 dólares, con una tasa de interés de 2,1 por ciento mensual sobre saldo de capital, a mes vencido. Con plazos que oscilan entre un mes para ‘desvare’ o de tres a 36 meses para otras modalidades".

Tasas de interés que, con pequeñas variaciones, son constantes en empresas afines de acuerdo con la legislación nacional y el decreto 919 de 2008 que facilitó la ampliación crediticia bajo esta modalidad.

Tiendas de ropa, zapaterías, sastrerías, heladerías, panaderías, taxistas, conductores del transporte de servicio público, camioneros, ferreterías o despachos de comidas rápidas son los mayores beneficiarios.

"En seis años atendimos a casi 9.000 personas. Tenemos activos 2.100 créditos, 90 por ciento de los cuales corresponden a personas de estratos uno y dos", indicó Varón. Esto representa las dos escalas inferiores en la clasificación social hecha por ley y que contiene seis niveles, para aplicar subsidios en el pago de servicios públicos e impuestos, entre otros beneficios destinados a los sectores más pobres.

También se caracterizan las entidades de microcrédito, porque en su mayoría surgieron en ciudades pequeñas y parajes rurales, antes de acceder a Bogotá.

La fundación CAC tiene sede en Ibagué, capital del centro-occidental departamento de Tolima, con cobertura en nueve de sus 47 municipios.

"No tenemos aún crédito para actividades agropecuarias, pero aun así se percibe el impacto social satisfactorio. Muchas personas han logrado crecer en sus negocios y su bienestar. Somos la alternativa entre los bancos comerciales y el prestamista informal", sostuvo Varón.

También la FMM nació en el interior de Colombia, concretamente en el sudoccidental departamento de Cauca, y su sede central se mantiene en la capital de ese distrito, Popayán. "A Bogotá llegamos hace solo seis años", narró Niño.

"En esta oficina tenemos 6.500 clientes, lo cual es un número alto. Y se mantienen, lo que nos dice que estamos prestando un buen servicio", agregó.

La investigación de GEE, por su parte, concluye que "se ha identificado una relación positiva entre el acceso a los servicios financieros y la reducción de la pobreza, porque permite compensar los choques adversos que reducen los ingresos de la población de bajos recursos".

Es una apreciación de importancia para un país como Colombia, donde la pobreza afecta a 46 por ciento de sus 46 millones de habitantes, según datos del estatal Departamento Nacional de Estadísticas, el Departamento Nacional de Planeación.

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