Las piezas sobre el tablero de la política venezolana se movieron con la enfermedad del presidente Hugo Chávez y su convalecencia en Cuba. Tras su sorpresivo retorno al país este lunes, se mantienen abiertas interrogantes acerca de cómo se recompondrá ese juego.
"Estoy aquí, feliz de estar en casa, y estaré con ustedes desde mi puesto de mando en el corazón de Caracas y de Venezuela. Aunque por supuesto, nunca me fui, nunca me he ido, siempre estoy con ustedes", dijo Chávez a la televisión oficial apenas su avión aterrizó en el aeropuerto capitalino.
En una alocución transmitida el jueves pasado desde La Habana, después de semanas de falta de información oficial, un cúmulo de rumores e incertidumbre sobre su estado de salud, el mandatario de 56 años admitió que desde el día 11 convalece de operaciones de un absceso pélvico y de la extirpación de un tumor cancerígeno.
"Este es el inicio del retorno, he vuelto a la rutina de cadete con estrictos horarios, chequeos médicos, rehabilitación", señaló. Chávez hizo referencia así a su carrera en el ejército hasta llegar a teniente coronel en 1992, cuando encabezó un fallido golpe de Estado.
Adelantó que posiblemente no acudirá al desfile militar del 5 de julio y otros actos que conmemoran los 200 años de la independencia de Venezuela.
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Durante sus cuatro semanas en Cuba, y pese a ser operado dos veces, Chávez y sus colaboradores insistieron en que se mantuvo al tanto de los asuntos de gobierno, con pleno ejercicio de sus facultades como presidente. En ese lapso, el vicepresidente de Venezuela, Elías Jaua, rechazó llamados de la oposición a reemplazarle temporalmente.
Jaua, cuyo cargo en la legislación venezolana no sale de las urnas sino que es designado, además dio a entender que Chávez será nuevamente candidato presidencial en 2012, al declarar que "este retorno es un inicio de las batallas y de las victorias futuras que tendremos como pueblo y con él como líder al frente".
Haber dejado la Presidencia, aunque fuese por pocos días, habría sido "otro golpe para los seguidores de Chávez, al menos un tercio del electorado, ya abrumados en medio de la soledad afectiva que para ellos significa el desmoronamiento físico de su líder", observó a IPS el analista Oscar Schémel, director de la firma encuestadora Hinterlaces.
"El proceso político que vive Venezuela desde 1999 lo encabeza un líder más religioso que político, percibido como alguien que quiere a los pobres y el bien de la gente", apuntó Schémel.
"Para sus seguidores en los sectores populares ese líder lo es todo y sin él temerán perder lo conseguido o por conseguir", agregó.
Desde el más modesto militante del gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), hasta líderes continentales, como el cubano Fidel Castro, admiten que Chávez es imprescindible para desarrollar la "Revolución Bolivariana", como denomina el proceso iniciado con su llegada al gobierno en 1999, hacia el "socialismo del siglo XXI".
Como expresión de esa continuidad, Chávez ya lanzó su candidatura a las elecciones previstas para la segunda mitad de 2012 con el fin de escoger al presidente para el sexenio 2013-2019.
Carlos Romero, profesor del doctorado en ciencias políticas de la Universidad Central, dijo a IPS que "en estos días la incertidumbre y la prudencia son las palabras de orden, ante al menos tres escenarios abiertos en el panorama electoral venezolano".
El primero estaría marcado por la confirmación de la candidatura presidencial de Chávez tal como la esperaban sus adversarios hasta hace un mes, el segundo es que éste trate de ser candidato pero no pueda y la tercera es que esa opción sea materialmente imposible.
En este último caso, "el discurso de la permanencia del legado de Chávez será fundamental en la propaganda oficialista", adelantó Schémel.
Luis León, director de la encuestadora Datanálisis, dijo a IPS que la oposición no puede confiarse ante la nueva situación y, en cambio, debería prepararse para una dura batalla, presentarse unida y con propuestas verdaderas que entusiasmen".
El discurso de alternativa a Chávez "ya no puede ser meramente opositor, sino de unidad nacional, humano, con énfasis en lo social y que entusiasme", opinó Schémel.
En la lucha "cuerpo a cuerpo" entre candidatos, politólogos como José Vicente Carrasquero destacaron a IPS "la relativa desventaja de un Chávez convaleciente o amenazado por sus dolencias ante un opositor que será probablemente mucho más joven".
Ello porque la oposición, reunida en la Mesa de Unidad Democrática, escogerá su abanderado en elecciones primarias abiertas a comienzos de 2012. Los aspirantes con más posibilidades son los gobernadores Henrique Capriles, del central estado de Miranda, Pablo Pérez, del occidental Zulia, y Leopoldo López, ex alcalde de un municipio caraqueño, aunque por ahora está inhabilitado. Todos apenas rozan los 40 años.
Pero Chávez tiene de su lado no sólo el conocimiento por parte de la población, sino al mayoritario PSUV y el apoyo tácito de toda la estructura del Estado.
La incógnita a despejar en el corto plazo es si su enfermedad, convalecencia y recuperación se convertirán en una nueva herramienta propagandística para remontar el desgaste por 12 años de gobierno, que registran algunas encuestas, o si le bloquearán las posibilidades de triunfo.
En este último caso, el PSUV debería buscar un nuevo candidato, algo para lo que no está aún preparado ese movimiento carente de un "número dos" bajo la sombra del líder.