PAKISTÁN: Tras la inundación, florecen casas verdes

La nueva casa de Subhan Khatun no se parece en nada a la que fue arrasada por las inundaciones monzónicas de 2010, que azotaron a una quinta parte de Pakistán y dejaron 2.000 muertos.

Antes de la catástrofe, Khatun, de 45 años, ni siquiera soñaba con tener un hogar bien ventilado, con un buen baño y una cocina limpia.

Él tuvo suerte de que la administración del distrito de Khairpur identificara a su aldea de Darya Khan Sheikh, sobre la ribera del Indus, en la provincia de Sindh, como una de las más afectadas. Gracias a un programa especial, su vivienda fue reconstruida.

Luego del papeleo correspondiente, arquitectos e ingenieros de la voluntaria Heritage Foundation comenzaron a diseñar el nuevo hogar usando materiales disponibles en el lugar, de acuerdo con la iniciativa "Green Karavan Ghar", que llevó a cabo similares proyectos de rehabilitación en el distrito de Swat, en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa.

La visión detrás de Heritage Foundation es utilizar materiales locales y apelar a mano de obra de estudiantes en las escuelas de arquitectura e ingeniería.
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Creada en 1984 por Yasmeen Lari, la primera mujer arquitecta de Pakistán, la fundación básicamente documenta los edificios históricos del país y trabaja para su conservación. Pero también asumió un papel destacado en los esfuerzos de reconstrucción luego de las inundaciones.

"Estos jóvenes profesionales deben aprender a respetar las formas tradicionales de construcción así como capacitarse desde el punto de vista técnico y humano en el respeto de la naturaleza", explicó Lari a IPS.

Ya han entregado más de 104 hogares en dos aldeas de Sindh, todas construidas con bambú, cal (en lugar de cemento) y barro. Estas viviendas no sólo se pueden fabricar rápidamente, sino que son más baratas (unos 647 dólares) y tienen una baja huella de carbono.

"Le mostramos a todos en la industria de la vivienda que se podía fabricar un hogar sin madera, cemento o acero", dijo Lari, añadiendo que la producción de esos materiales consumía mucha energía.

Khatun, que aún recuerda inquieto cómo fue rescatado en un barco junto a otras 500 personas, teme que su nueva casa termine de la misma forma que la primera.

Y sus miedos no están infundados. Expertos en cambio climático predicen un incremento en la frecuencia de las inundaciones, ya que pequeñas variaciones en las temperaturas podrían tener un gran impacto en el ambiente y en la seguridad alimentaria de la región, como lo confirmaron las inundaciones de 2010.

Pero Naeem Shah, jefe del proyecto de la Heritage Foundation, le aseguró a Khatun que su nueva casa duraría por lo menos 20 años. "Aun si las aguas inundan el área, las paredes de tu casa permanecerán intactas. Sólo el yeso se saldrá, pero siempre puedes aplicar una nueva capa", le dijo.

Shah ganó experiencia tras haber trabajado en la fabricación de casas sólidas y ecológicas luego del terremoto de 2005 en el norte de Pakistán.

"Los hogares que construimos en Swat usando los mismos materiales han soportado tres pies de nieve e intensas lluvias, así que hay muchas posibilidades de que puedan resistir el clima en Sindh", afirmó.

El bambú, material básico para las viviendas, "crece rápidamente, es muy fuerte y ambientalmente sostenible", destacó Shah. Piedra local es utilizada para los fundamentos y como relleno se emplean diferentes mezclas de barro y cal.

"Nos sorprendió gratamente la capacidad del aislante provisto por el barro y la cal", destacó Lari, añadiendo que al usar material local "los habitantes desarrollan un nivel inmediato de comodidad, y saben cómo usarlo después".

Lo mejor de todo es la facilidad y rapidez con que se construyen las nuevas casas. "Toma unos ocho días para que una vivienda sea completada por un equipo de cuatro personas expertas y cuatro peones", indicó.

Esto es rápido considerando que, durante seis meses después de las inundaciones, las 56 familias de Darya Shah Khan tuvieron que vivir en campamentos y depender de donaciones.

Muchos en la aldea afirman que la inundación terminó siendo de ayuda, pues ahora emplean materiales locales y su propia mano de obra para regenerar la economía.

Una aldea cercana se ha convertido en la principal proveedora de techos de junco prefabricados para la región. En otra población se elaboran cortinas de baño con materiales extraídos de palmeras.

"Todo esto no habría sido posible si hubiéramos usado bloques de concreto y láminas de hierro para hacer paredes y techos", dijo Shah.

Además de proveer hogares ecológicos y sólidos, la Heritage Foundation también ha promovido un cambio gradual en el estilo de vida de los aldeanos, haciéndolo más higiénico.

Esto fue posible gracias a la colaboración de estudiantes de arquitectura que capacitaron a los habitantes de esas poblaciones.

"En las tardes, los estudiantes elegían temas con los que se podían identificar los aldeanos y, a través de discusiones trabajaban para crear consciencia sobre cosas sencillas como lavarse las manos", explicó Shah.

"Ya no tendrás que cuidar tu pie por temor a pisar estiércol de animal cuando te diriges a la aldea", indicó Shah. Los aldeanos ya han decidido colocar el ganado en una zona común en lugar de tenerlo junto a sus hogares.

Antes, "la zona no sólo estaba sucia con estiércol animal, sino que también había pescados podridos por todos lados. Así que les enseñamos los más simples y antiguos métodos de preservación conocidos: el salazón y el secado al sol", indicó.

Pero si se les pregunta a las mujeres de la aldea cuál ha sido el mejor cambio, todas señalan la creación del centro femenino.

"Nunca habíamos tenido un lugar nuestro, y nunca nos juntábamos como lo hacemos ahora", dijo Shahun Bibi, de 30 años. "Aquí escuchamos de las demás y tratamos de encontrar soluciones".

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