En los últimos 40 años, la unidad lograda por la Hermandad Musulmana fue la envidia de la oposición política de Egipto. Pero en los seis meses que siguieron a la caída del régimen de Hosni Mubarak, esta organización islamista experimentó fracturas sin precedentes.
"Si no se atienden las fisuras internas, el futuro político a largo plazo de la Hermandad está en peligro", dijo Hossam Tammam, especialista en movimientos islámicos.
Mohammad Habib, figura política de la Hermandad Musulmana, renunció a la organización el martes 12 y se unió al Partido Al-Nahda, de tendencia islamista, pero todavía no registrado y fundado por otro exintegrante, Ibrahim al-Zafarani.
A los pocos días, autoridades de la Hermandad advirtieron que cualquier miembro que se uniera a otra agrupación que no fuera el Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), fundado en abril, podía ser expulsado de la organización.
Formalmente aprobado en junio por la Comisión de Partidos Políticos de Egipto, el PLJ se considera una extensión de la Hermandad Musulmana, que no es realmente un partido. La nueva agrupación política se define como independiente de su organización madre, pero comparten la misma agenda.
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La partida de Habib no fue la única en las últimas semanas. A principios de este mes, la organización expulsó a nueve dirigentes influyentes de su ala juvenil, que desempeñaron un papel importante en la revolución que comenzó el 25 de enero, por unirse a la agrupación en formación Al-Tiyyar al-Masri (Partido de Corriente Egipcia).
Todavía no está inscripto oficialmente, pero se espera que Al Tiyyar se convierta en el gran partido con mayoría de jóvenes surgido tras revuelta popular que terminó el 11 de febrero con la renuncia de Mubarak.
Se prevé que el nuevo partido reúna a integrantes de organizaciones de protesta seculares, como los movimientos Kefaya y 6 de Abril, además de exmiembros de la Hermandad Musulmana.
La principal causa de la ola de deserciones de cuadros jóvenes de la organización es su participación en las actuales protestas en la plaza Tahrir de El Cairo.
Desde el viernes 8 volvieron las protestas en la emblemática plaza contra el gobernante Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas por no cumplir con reclamos clave de la revolución.
La Hermandad ordenó a sus miembros no participar, al igual que lo hizo en los primeros días de la revuelta de principios de año, pero muchos jóvenes se unieron igual.
"Participamos en las protestas porque apoyamos los reclamos legítimos de la gente", señaló Islam Lufti, uno de los jóvenes expulsados de la Hermandad a principios de este mes y fundador del Partido de Corriente Egipcia.
Muchos jóvenes también critican que los dejan fuera del proceso de decisión en la Hermandad Musulmana, pese a su destacada actuación en el levantamiento popular.
"La juventud desempeñó un papel importante en la revolución, en especial levantando la imagen de la Hermandad en la calle", señaló Tammam. "Pero los dirigentes de la organización no les dan voz, lo que hizo que muchos se desvincularan".
"En tanto el Buró de Orientación nos ignore, seguiré decidiendo por mi cuenta si participar, o no, en las protestas", señaló Lufti.
El exportavoz de la Hermandad en Gran Bretaña, Kamal al-Hilbawi, criticó la decisión de la organización de prohibir que los miembros participen en las protestas. Esa medida "corre el riesgo de alejar a las otras fuerzas políticas que demandan la inmediata implementación de los reclamos populares", señaló.
Antes de la revolución era algo "insólito" que miembros de la organización criticaran abiertamente su política, indicó Tammam.
El primer quiebre en la tradicional apariencia monolítica de la Hermandad apareció en junio, cuando el exintegrante del Buró de Orientación, Abdel Moneim Aboul-Fotouh fue expulsado por aspirar a ser candidato a la presidencia. El hecho chocó contra las declaraciones de la organización sobre que no presentaría a nadie a las elecciones presidenciales.
"La expulsión de Aboul-Fotouh fue la primera señal de las graves divisiones en las altas jerarquías de la organización", explicó.
Varios miembros que apoyaban la candidatura de Aboul-Fotouh, entre ellos numerosos jóvenes, fueron expulsados con él.
Portavoces de la Hermandad Musulmana señalaron que unos pocos miembros abandonaron la organización, pero según la prensa podrían ser unas 1.000 personas.
"Como no hay cifras exactas sobre la cantidad de miembros de la Hermandad, nadie sabe exactamente cuántas personas abandonaron o fueron expulsadas de la organización en las últimas semanas", apuntó Tammam.
Hay dos otros partidos islamistas Al Riyada y el Partido Paz y el Desarrollo, que podrían atraer miembros de la Hermandad y del PLJ, aunque todavía estén esperando la aprobación oficial.
"De acuerdo a sus primeros programas políticos, los nuevos partidos, salvo Al Riyada, comparten por lo general la misma ideología islamista", explicó Tammam. "La mayoría de las diferencias parecen ser de naturaleza administrativa", indicó, basándose en las críticas de los fundadores de las nuevas agrupaciones políticas.
"No sobrevivirá si no reforma sus prácticas administrativas", dijo a IPS el fundador de Al Riyada y exmiembro de la Hermandad, Jaled Dawud. "La revolución de Egipto, en la que los manifestantes rechazaron el autoritarismo y la dictadura, todavía no llegó a los dirigentes de la organización", añadió.
"Aun después de la revolución, la Hermandad se sigue comportando como una organización secreta", dijo a IPS el fundador del Partido Paz y Desarrollo, Hamid al-Dafrawi. "Eso llevó inevitablemente a que muchos de sus miembros participaran en actividades fuera de ella", añadió.
En las elecciones parlamentarias de 2005, los miembros de la Hermandad Musulmana ocuparon un quinto de los asientos de la Asamblea Nacional, lo que los convirtió en el mayor bloque de oposición. Dada su crisis actual, habrá que ver si logran lo mismo en los primeros comicios legislativos tras la caída de Mubarak.
"Hasta después de las elecciones de fines de este año no sabrá el impacto que tendrán estas fracturas internas sobre la Hermandad Musulmana", concluyó Tammam.