La pérdida de los 800 millones de dólares que Estados Unidos otorgaba en ayuda militar a Pakistán no es mal negocio si con ella también se van más de cien espías incluidos en esa asistencia como «asesores», según analistas de defensa de este país del sur de Asia.
El comandante del ejército, Ashfaq Parvez Kayani, ha dicho que sus fuerzas pueden pasar sin los 800 millones de dólares de ayuda militar, pero sugirió que los fondos se utilicen para mejorar la economía del país.
Los recursos suspendidos representan un tercio de la ayuda que Estados Unidos brinda a Pakistán para su seguridad.
Las relaciones entre los aliados en la llamada guerra contra el terror en el vecino Afganistán se enfriaron cuando comandos de elite Estados Unidos cruzaron la frontera en helicópteros hasta Abbottabad para matar al jefe de la red radical islámica Al Qaeda, Osama bin Laden, en su escondite en esa ciudad paquistaní.
Washington, que recurrió a su propia red de inteligencia en Pakistán para la misión del 2 de mayo, también acusó al ejército pakistaní de incompetencia para perseguir a Bin Laden, e incluso de complicidad.
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Bajo presión de Washington y ante la ira de los pakistaníes por la incursión en Abbottabad, el ejército de Pakistán reaccionó enviando a casa a más de 100 asesores militares estadounidenses.
"No todos eran asesores, y el ejército lo sabía", sostuvo el analista en temas de defensa Ikram Sehgal. "De cada tres o cuatro asesores, uno era un agente de inteligencia encubierto que procuraba subvertir la lealtad de nuestros soldados".
La red de espionaje que Estados Unidos habría mantenido en Pakistán se hizo evidente cuando Raymond Davis, un funcionario de Washington, mató a balazos a dos paquistaníes en Lahore, el 27 de enero. Davis, quien aseguró que los dos hombres intentaron asaltarlo con armas de fuego, resultó ser un espía.
"Es bueno que los hayan enviado de vuelta", opinó Sehgal. "Antes cedíamos por cualquier capricho de Washington. Ahora finalmente estamos hablando como iguales y así es cómo debe sostenerse cualquier relación, en el respeto mutuo", agregó.
Rahimullah Yusufzai, periodista y experto en la guerra en Afganistán, dijo que los asesores de Estados Unidos se habían infiltrado en las fuerzas armadas y pretendían crear su propia red de inteligencia en Pakistán.
Los asesores eran parte de un paquete en el que se incluían armas ligeras y aparatos como lentes de visión nocturna que el ejército "fue coaccionado y tentado" a aceptar, dijo Yusufzai.
"A menudo son contratistas particulares, tercerizados por el ejército estadounidense", explicó Sehgal. Estados Unidos tiene más que perder al tomar esta postura, ya que Pakistán podría "dejar de compartir sus datos de inteligencia".
Otro motivo de irritación de Washington con su aliado es que no logró que las fuerzas militares pakistaníes lanzaran una ofensiva contra el poderoso grupo radical afgano liderado por Maulvi Jalaluddin Haqqani, conocido como la red Haqqani.
Frustrado por la falta de cooperación, Washington recurrió a más ataques de aviones no tripulados en la zona de Waziristán del Norte, donde tiene su base la red Haqqani, que causaron muertes y destrucción indiscriminadas.
"Perseguir a la red Haqqani es como meter la mano en un hormiguero", dijo Sehgal, como forma de explicar la renuencia pakistaní. "Los atentados terroristas que se cometen (en Pakistán) hoy van a parecer un paseo por el campo" en comparación, aseguró.
Sehgal ve tres motivos en la falta de acción pakistaní. "La red Haqqani nunca ha realizado atentados contra o dentro de Pakistán, el ejército no tiene los recursos necesarios para una operación integral contra el grupo, y debe estar plenamente consciente de las consecuencias de este tipo de ofensivas", señaló.
El ejército también desea recuperar el respeto del pueblo pakistaní. Entre sus filas toma fuerza la idea de que las crecientes críticas internas son una campaña orquestada para vilipendiar y debilitar a la fuerza.
En este contexto, Estados Unidos se suma al "aluvión de propaganda" para generar presión externa, dijo Hasan Askari Rizvi, un analista de defensa radicado en Lahore. "Las denuncias públicas contra Pakistán han dañado las relaciones con Estados Unidos más que cualquier otra cosa", sostuvo.
¿Qué importancia tiene la ayuda de Estados Unidos para Pakistán? El país "puede vivir sin esa ayuda ahora mismo, siempre que no exista conflicto interno y terrorismo", afirmó Rizvi.
En los años 90, cuando Estados Unidos impuso sanciones a Pakistán, cesando todos los vínculos económicos y militares, los gobiernos democráticos de entonces exhibieron una flexibilidad notable para paliar la crisis.
En cuanto a las relaciones bilaterales normales entre Estados Unidos y Pakistán, algunos observadores creen que pronto se llegará al límite de flexibilidad. "A menos que ocurra un milagro de algún tipo, creo que alcanzaremos un punto sin retorno", comentó el académico y activista por la paz Pervez Hoodbhoy.
Hoodbhoy opina que Pakistán es el responsable de esta situación y ahora deberá pagar el precio. "Bin Laden estaba en Pakistán, grupos radicales actúan a plena luz, y los (fundamentalistas islámicos) talibanes reciben refugio en Quetta", capital de la occidental provincia de Balochistán.
"Es hora de que comencemos a preocuparnos de cómo Pakistán viola la soberanía de otros países, en lugar de ver solo cómo violan la nuestra. Podemos mentirnos todo lo que queramos, pero el mundo podrá verlo por sí mismo", afirmó.