La entrega de tanques blindados de Alemania a Arabia Saudita no es para reprimir las protestas populares locales ni regionales, sino para mejorar las capacidades de ese país árabe ante una posible guerra con Irán, según especialistas y fuentes diplomáticas.
La decisión del gobierno alemán de entregar 200 tanques de última generación Leopard 2 a la monarquía saudita, un acuerdo estimado en 2.500 millones de dólares, motivó varias críticas de líderes de la oposición, analistas, la Iglesia Católica y organizaciones de derechos humanos.
Berlín defendió su decisión arguyendo que, pese a que Arabia Saudita tiene un régimen despótico, es un "pilar para la estabilidad" de Medio Oriente.
También arguyó que ni Estados Unidos ni Israel criticaron el acuerdo.
Organizaciones de derechos humanos, líderes opositores y analistas expresaron su preocupación, pero diplomáticos y especialistas sostienen que el régimen saudita no utilizará los tanques alemanes para reprimir protestas populares en reclamo de reformas democráticas, sino ante una posible guerra con Irán.
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"Para reprimir a sus enemigos internos, los sauditas pueden usar equipamiento más adecuado, incluidos unos 2.000 vehículos blindados para el transporte de soldados", indicó Josef Joffe, editor del semanario Die Zeit.
Joffe es considerado uno de los defensores más acérrimos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en los medios de comunicación alemanes. También tiene vínculos con los gobiernos de Estados Unidos e Israel.
"Alemania, con Estados Unidos e Israel, mandan un mensaje a la región, en especial a Irán: aquí hay más elementos de disuasión militar. No es un argumento para despreciar", sostuvo.
Alemania realizó negocios similares con otros países de la región. "En 2009 envió 36 tanques Leopard 2 a Qatar", recordó Joffe.
El ejército alemán, Bundeswehr, reconoció haber realizado ejercicios militares en Emiratos Árabes Unidos para probar los Leopard 2 en el desierto. Al parecer, éstos fueron satisfactorios.
Otros países occidentales, en especial Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, hace décadas que contribuyen a mejorar el arsenal saudita.
El exembajador de Israel en Berlín, Avi primor, coincidió con Joffe en que "Arabia Saudita tiene equipos militares más adecuados para combatir los levantamientos populares", indicó.
En la última intervención en Bahrein, para ayudar a contener las protestas populares contra el régimen de la familia Al Khalifa, los sauditas emplearon tanques blindados ligeros AMX, y no los más pesados M1A2 Abrams, de fabricación estadounidense, explicó Primor, también presidente de la israelí Asociación de Asuntos Exteriores.
Los tanques Leopard 2 están destinados específicamente a Irán, coincidió Primor.
Oficialmente, Arabia Saudita e Israel están en guerra, recordó. "Pero ambos tienen un enemigo común, Irán. Los sauditas los consideran una amenaza peligrosa", explicó.
"Israel tiene el urgente interés de fortalecer las capacidades militares sauditas, como fortificación contra el peligro iraní y como potencia estable en el ahora inseguro mundo árabe", añadió Primor.
Las críticas de organizaciones de derechos humanos por el envío de equipamiento bélico a Arabia Saudita son "comprensibles", reconoció Primor. "El régimen saudita es bastante arcaico", añadió.
Pero con esos argumentos no lograrán detener las críticas contra la exportación de tanques. Arabia Saudita "no es, por cierto, un país que se ajuste a los estándares occidentales de democracia y derechos humanos", señaló Reinhold Robbe, hasta el año pasado comisionado parlamentario para el ejército alemán.
Los estándares deberían servir de guía para la política exterior de Alemania, incluida la relacionada con la asistencia militar, sostuvo Robbe.
La Iglesia Católica también criticó el acuerdo. "Alemania no debería vender armas en regiones en conflicto militar o a regímenes que violen los derechos humanos", señaló el obispo Stephan Ackerman, presidente de la comisión Justicia y Paz.
La situación de los derechos humanos en Arabia Saudita es "pésima", según la organización Human Rights Watch, con sede en Nueva York.
El régimen saudita es uno de los pocos del mundo árabe cuyo gobierno no prometió ninguna reforma en materia de derechos humanos tras las revueltas populares que se propagan por la región desde principios de año, añadió la organización.
"La entrada de los tanques sauditas a Bahrein marcó el comienzo de la represión contra los manifestantes pacíficos que reclamaban reformas democráticas", señaló Christoph Wilcke, investigar de HRW en Arabia Saudita.
"Los reformistas sauditas perfectamente pueden interpretar la venta de tanques a su país como un apoyo del gobierno alemán a regímenes represivos", añadió.
Pero Berlín hace oídos sordos a las críticas y sigue ofreciendo equipamiento militar a otros regímenes con situaciones similares en materia de derechos humanos.
Cuando la canciller alemana (jefa de gobierno), Angela Merkel, viajó a mediados de julio a Angola ofreció al gobierno de Jose Eduardo dos Santos barcos patrulleros y otros equipos militares.
No se sabe realmente si se exportarán los barcos a Angola, pero los analistas están aterrados de que Mekerel haya ignorado la ola de críticas por el envío de tanques Leopard 2 a Arabia Saudita y, en cambio, actuara como "gerente de ventas de la industria militar", señaló Claudia Roth, presidenta del opositor Partido Verde.
"Los sensores de Merkel parecen estar fallando", señaló Thorsten Denkler, analista en política exterior del diario Die Sueddeutsche Zeitung. Angola "tiene uno de los regímenes más corruptos del mundo, en el que hasta la Constitución se cementa sobre un sistema de partido único", añadió.
Denkler también recordó que Amnistía Internacional, con sede en Londres, condenó varias veces las violaciones a los derechos humanos en el país africano.
"No se trata de que Alemania no exporte armas", apuntó Denkler. "Pero sólo debería hacerlo a países donde la democracia y el Estado de derecho estén garantizados", añadió.