La última información sobre ataques insurgentes y bajas aliadas en Afganistán desde que Estados Unidos lanzó la estrategia «surge» (embate) para contrarrestar la recuperación del movimiento islamista Talibán provee clara evidencia de que la campaña no ha tenido éxito.
Ese grupo islamista y otros insurgentes perpetraron 54 por ciento más de ataques y mataron o hirieron a 56 por ciento más de soldados estadounidenses en los nueve meses que fueron de octubre de 2010 a mayo pasado, con respecto al mismo periodo el año previo, según datos reunidos por el Departamento de Defensa y la Oficina para la Seguridad de las Organizaciones no Gubernamentales en Afganistán (ANSO, por sus siglas en inglés).
Los casi 1.571 ataques registrados por ANSO en mayo, que excedieron al récord mensual de 1.541 en septiembre de 2010, se produjeron cuatro meses antes en la habitual temporada de combates.
No obstante, la cantidad de ataques en junio fue dos por ciento menor respecto de mayo, según el último informe de ANSO publicado en el sitio web de la organización el domingo pasado.
El secretario de Defensa, Robert Gates, había dicho en junio de 2010 que las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de Estados Unidos tenían que demostrar "progresos" para fines de ese año o el respaldo público a la guerra colapsaría.
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Pero el Talibán respondió al "embate" con una estrategia cuidadosamente planificada destinada a mantener niveles altos de ofensivas durante el periodo entre octubre y diciembre pasados, época en la que por lo general los combates menguan. Y el plan para este año es incrementar aun más los ataques respecto de 2010.
Aun cuando el nivel mensual de ataques del Talibán decayó en el último trimestre de 2010, el número general de atentados con artefactos explosivos improvisados y con fuego directo fue 130 por ciento más alto que en el mismo periodo de 2009, como demuestra el informe del Departamento de Defensa.
El incremento en los atentados registrado por el Pentágono coincide casi exactamente con el aumento de 132 por ciento en las bajas estadounidenses en Afganistán en el último trimestre de 2010 comparado con el mismo lapso de 2009, según información provista a IPS por la Organización del Departamento de Defensa para Derrotar los Artefactos Explosivos Improvisados (JIEDDO, por sus siglas en inglés).
Los datos de JIEDDO muestran que el número de uniformados estadounidenses caídos en acción creció 56 por ciento, al pasar de 80 en el último trimestre de 2009 a 125 en el mismo periodo de 2010.
Mientras, la cantidad de soldados heridos en acción fue de 1.446 en el último trimestre del año pasado, un aumento de 140 por ciento sobre los 601 lesionados en el mismo lapso de 2009.
Prácticamente todos los 33.000 soldados adicionales que el presidente estadounidense Barack Obama prometió enviar en diciembre de 2009 ya habían llegado a territorio afgano para septiembre de 2010. Por lo cual, el aumento en el número de ataques del Talibán y en las bajas aliadas se produjeron luego de que Estados Unidos y la OTAN habían desplegado su máximo nivel de combate.
Tanto la información del Departamento de Defensa como la de ANSO indican que los grandes incrementos en las ofensivas del Talibán y en las bajas estadounidenses continuaron el segundo trimestre de este año.
Los datos de ANSO señalan que se produjeron 2.740 ataques en el primer trimestre de 2011, 53 por ciento más que los 1.791 registrados en el primer trimestre de 2010.
Por su parte, el informe del Departamento de Defensa en abril muestra que hubo alrededor de 5.060 ofensivas en el primer trimestre de este año, contra 3.618 del mismo lapso el año anterior. Se trata de un incremento de 40 por ciento. En enero pasado, el blog "At War" ("En guerra"), del periódico The New York Times, destacó que el informe de ANSO sobre los ataques insurgentes era un "barómetro independiente y muy respetado" del conflicto.
Los informes de ANSO cuentan con el apoyo de la Comisión Europea, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega.
Las bajas estadounidenses en abril y mayo totalizaron 958, contra 750 un año atrás, de acuerdo con información de la JIEDDO.
Los 3.416 soldados estadounidenses muertos o heridos en un periodo de ocho meses desde septiembre de 2010, según datos de la JIEDDO, representan un aumento de 54 por ciento respecto del mismo periodo del año previo.
El Pentágono aseguró en su informe de abril pasado que, en los últimos seis meses, las operaciones de Estados Unidos y de la OTAN, así como de las fuerzas de seguridad afganas, habían frenado el impulso de la insurgencia en gran parte del país. Pero citó solamente un indicador de ese supuesto avance: una reducción de los ataques indirectos insurgentes contra el Comando Regional Este.
El fuego indirecto nunca ha sido más que una pequeña fracción de los ataques insurgentes en Afganistán.
* Historiador y periodista de investigación especializado en seguridad nacional de Estados Unidos. Su último libro, "Perils of Dominance: Imbalance of Power and the Road to War in Vietnam" (Peligros del dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam), fue editado en 2006.