«Lo que (Adolf) Hitler comenzó, lo vamos a terminar, vayan a la cámara de gas, judíos, vayan al horno». Cuando el canciller de Polonia, Radek Sikorski, leyó ése y otros comentarios similares en un foro de discusión de Internet, decidió llevar el asunto a la justicia.
"Una de mis responsabilidades es preservar la reputación de mi país", señaló Sikorski. "El grado de racismo y odio en sitios de Internet polacos es increíble. Todo el mundo puede leerlos y formarse una opinión sobre Polonia", criticó.
El ministro demandó a dos empresas de medios de comunicación, Ringier Axel Springer, propietaria del periódico Fakt, y Bonnier Bussiness Polska, dueño de Puls Biznesu. Pidió una indemnización de poco más de 7.000 dólares y una disculpa en los sitios de Internet implicados.
Sikorski se sintió agraviado personalmente porque algunos comentarios lo atacaban de manera extremadamente vulgar, (sólo "traidor" y "manejado a control remoto por judíos estadounidenses" se pueden citar sin dañar la sensibilidad), así como a su esposa Anne Applebaum, columnista del periódico estadounidense The Washington Post.
"Mi objetivo es que los dueños de sitios de Internet cumplan la ley y sus propias normas", indicó el canciller. La legislación prevé, aunque no de forma precisa, según entendidos, que los responsables están obligados a borrar comentarios ilícitos en cuanto son notificados de ello o responder por ellos.
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La reacción de los responsables fue deshabilitar los foros de discusión, lo que motivó críticas de censura. Volvieron a ponerlos en servicio, pero mejor moderados.
También se disculparon con Sikorski. Pero el canciller se mantuvo firme y no retiró la demanda.
Tras la denuncia del ministro, la fiscalía abrió una investigación. Pero por lo general, 80 por ciento de esos casos terminan archivados por "no poder descubrir al responsable".
Muchas personas utilizan cibercafés para preservar el anonimato. Además suelen utilizar servidores de países con una legislación más liberal en la materia.
Uno de cada 100 mensajes enviados a un foro de discusión de Internet en Polonia sobre cualquier tema, contiene una actitud negativa hacía las minorías, según el Informe publicado este año por la Fundación para el Conocimiento Local. Y alrededor de 60 por ciento es considerado discriminatorio.
Los judíos son los más criticados, seguidos de rusos, homosexuales, gitanos, alemanes y musulmanes.
Los comentarios que incitan el odio desencadenan episodios de violencia.
Cuando un legislador pidió en 2009 cerrar un centro para refugiados chechenos en la oriental ciudad de Lomza, los foros de Internet estuvieron plagados de comentarios discriminatorios. Poco después, dos integrantes de la comunidad fueron golpeadas.
La mayoría de las personas consultadas para un estudio de opinión realizado en febrero de este año dijeron que había que controlar Internet. Setenta y dos por ciento de los entrevistados dijeron que había que eliminar los contenidos que incitan el odio contra minorías nacionales, religiosas, sexuales, u otras.
El Informe sobre Minorías es una nueva herramienta para medir los recursos polacos en Internet. La organización prevé realizar un "mapa favorable al odio" que aporte material para análisis, capacitación y sirva también para tomar medidas concretas.
"Nuestro principal objetivo es estigmatizar el discurso discriminatorio mostrando la escala del problema", dijo a IPS el director del proyecto, Marek Troszynski. "Cuando los activistas que defienden los derechos de las minorías se presentan ante el fiscal, éste se niega a actuar con el argumento de que son unos pocos comentarios. Pues bien, ahora tendrá más de 130.000", añadió.
Las críticas dirigidas por los medios de comunicación a la policía y la justicia por su falta de reacción ante el problema, los responsables de los mensajes tienen menos posibilidades de salir impunes.
Las autoridades polacas parecen más sensibles ahora al antisemitismo, pero no a la situación de las minorías sexuales. La víctima suele tener que ir a la justicia y presentar una demanda civil.
La Fundación Helsinki de Derechos Humanos pidió al Departamento de Justicia que reforme la ley.
"El discurso discriminatorio es difícil de erradicar porque no atañe sólo a las minorías", dijo a IPS el sociólogo Antoni Sulek, de la Universidad de Varsovia. "El problema es mucho mayor. Observamos una falta de sensibilidad en el uso del idioma en política y en otros aspectos de la vida", explicó.
El discurso que incita al odio deriva de prejuicios, apuntó, "que es el resultado de la falta de contacto. El primer paso es que la gente se conozca. Es una tarea que debe comenzar en la escuela y los medios de comunicación", indicó.
Sulek puso como ejemplo una popular serie de televisión llamada "Familia Adoptiva" en que padres polacos educan a niños y niñas mongoles, somalíes y gitanos, entre otros.
Pero son pocos los que creen que es posible erradicar el problema.
"En la actualidad, un pequeño grupo de extremistas acaparan la discusión y la mayoría de los usuarios discrepan en silencio", remarcó Troszynski, del Informe sobre Minorías. "Tenemos que apropiarnos del discurso", añadió.