El gobierno de China se esfuerza por disminuir la cantidad de delitos pasibles de ser castigados con la muerte, pero las ejecuciones siguen superando a las del resto del mundo.
Este país disminuyó en febrero la cantidad de delitos que reciben la máxima pena, de 68 a 55.
La medida siguió a la presión sostenida de especialistas chinos que sostuvieron que era injusto que se ejecutara a mucha gente por delitos triviales. Primero convencieron al Partido Comunista de que dispusiera la necesidad de contar con la aprobación del Tribunal Popular Supremo para dictar la máxima pena y para dejar sin efecto las confesiones obtenidas bajo tortura.
En 2007, el Tribunal Supremo asumió la responsabilidad de revisar todas las condenas al máximo castigo. A fines de mayo decidió suspender dos años las ejecuciones que no fueran consideradas inmediatas, otra medida para disminuir la matanza legal.
También señaló en un informe que la pena capital sólo debía aplicarse a una "ínfima cantidad" de personas responsables de "delitos extremadamente graves".
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No se sabe a ciencia cierta el impacto que los cambios tendrán en la cantidad total de ejecuciones, pues rara vez se aplicó el máximo castigo para los 13 delitos eliminados este año. La mayoría de las veces se dictó en casos de asesinatos con agravantes y casos de narcotráfico a gran escala. Con seguridad, nada de eso vaya a cambiar pese a las reformas.
El gobierno no difunde cifras oficiales de la cantidad de personas ejecutadas. Amnistía Internacional estimó que China mata a 1.000 por año. La organización no divulgó información el año pasado en protesta por las ejecuciones secretas, pero la Fundación Dui Hua, con sede en San Francisco, estimó que en 2009 fueron poco menos de 5.000.
La pena de muerte concentra un gran apoyo de la población. Una encuesta realizada por Sina.com, el mayor portal de noticias de este país, señaló que más de 75 por ciento de los consultados dijeron estar a favor de ese castigo extremo, y sólo 13,6 por ciento en contra.
"Ojo por ojo, diente por diente. Estoy a favor de la pena muerte", señaló Yu Dahai, gerente de 24 años en la ciudad de Dandong, en la central provincia de Hubei.
Yu está en contra de la decisión del Tribunal Popular Supremo de suspender las ejecuciones dos años porque la corrupción del sistema legal hará que haya liberaciones anticipadas y más delitos.
El ingeniero electrónico Jiang Bo, de 26 años, coincidió con él.
"Si se suspenden las ejecuciones varios años hay posibilidad de que algunas personas se libren de la pena de muerte", dijo Jiang a IPS. "La gente que hace cosas malas debe morir", añadió.
Pero hay indicios de que el apoyo al máximo castigo disminuye.
Un estudio realizado en 1995 por el Instituto de Leyes, la Academia China de Ciencias Sociales y la Oficina Nacional de Estadística señaló que 95 por ciento de los chinos estaban a favor de la pena de muerte.
Pero en 2006, una encuesta hecha por Netease.como a 16.000 personas, concluyó que los partidarios de la pena capital habían bajado a 83 por ciento de los consultados, y luego cayó ocho por ciento, según la encuesta de Sina.com
La diseñadora de interiores de 30 años, Liu Wenjuan, cree que la pena de muerte debe aplicarse a casos de asesinato, narcotráfico y otros delitos nefastos, pero está a favor de la decisión del Tribunal Supremo de revisar todas las sentencias.
"Creo que es mejor idea dejar que el imputado piense sobre su delito otros dos años y aprenda qué está bien y qué no", añadió.
El profesor Zheng Fengtisan, de la Universidad de Renmin, está a favor de la derogación de la norma porque no ayuda a disuadir delitos y terminan muriendo personas por delitos que no cometieron.
"China concentra dos tercios de las ejecuciones mundiales", indicó. "India, con una población similar a la de este país, ejecuta 30 personas al año. Aunque no deroguemos la pena de muerte, debemos disminuir la cantidad de ejecuciones", añadió Zheng.
Las reformas del gobierno son un paso en la dirección correcta, pero se necesitan más, señaló Zhang Qingsong, director del estudio de abogados Shangquan, de Beijing.
"Son demasiados los delitos que se castigan con la muerte, la mayoría no son violentos", dijo Zhang, también subdirector de la Asociación de Abogados. "No podemos esperar a que todos los chinos nos pongamos de acuerdo en abolir la máxima pena", añadió.