La ansiedad y el miedo se apoderaron de la población de Waziristán del Norte, en el noroeste de Pakistán, tras el anuncio de una gran ofensiva militar en la zona.
El almirante Mike Mullen, presidente saliente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, informó que Islamabad lanzaría una gran ofensiva en la zona.
La noticia dividió a los pakistaníes. Algunos creen que perjudicará a la población civil, y otros que una operación militar es la única forma de restaurar la paz en Pakistán.
La región es conocida por servir de refugio a combatientes de la red extremista Al Qaeda y del movimiento islamista afgano Talibán.
"Cerca de un millón de personas de las Áreas Tribales Administradas Federalmente (FATA) debieron abandonar sus hogares por las operaciones militares", señaló el maestro Wakil Shah. "Las inminentes acciones en Waziristán del Norte empeorarán su situación", añadió.
[related_articles]
La gente todavía se acuerda de 2004, cuando el ejército pakistaní lanzó su primera operación militar en la zona para expulsar a los insurgentes, provocando un éxodo masivo. Unas 300.000 personas emigraron a los distritos vecinos de Tank y Dera Ismail Jan, en Jyber Pajtunjwa (exProvincia de la Frontera Noroccidental).
"Tememos un éxodo masivo y no queremos que el gobierno lance acciones militares en la zona porque miles de personas pasarán hambre y se enfermarán en los campamentos", dijo a IPS por teléfono Shaukatullah, residente de Datta Jel, un condado de Waziristán del Norte.
La noticia de una operación militar en la zona asustó a la población tribal. La mayoría de los residentes están contra las acciones terroristas y están dispuestos a colaborar con el gobierno para terminar con la insurgencia, pero no creen que esa sea la forma de lograrlo.
"¿Acaso alguna de las acciones bélicas en la zonas tribales logró instaurar la paz?", preguntó. "El gobierno debe ganarse la confianza de la población local para eliminar la insurgencia", sostuvo. La alternativa militar no hará más que generar resentimiento hacia Islamabad, apuntó.
Waziristán del Norte y del Sur son dos de las siete unidades tribales, o "agencias", que componen las FATA, 47.000 kilómetros cuadrados donde viven cinco millones de personas. La región se encuentra entre Afganistán y Jiber Pajtunjwa, en el noroeste.
Las áreas tribales están plagadas de insurgentes desde 2001, cuando Estados Unidos y sus aliados expulsaron al Talibán de Afganistán. Combatientes del movimiento islamista y de Al Qaeda se refugiaron en FATA cruzando la frontera permeable entre Afganistán y Pakistán.
Las operaciones en Waziristán del Norte no van a ser diferentes a las de FATA, cuya población civil fue expulsada, pero los combatientes quedaron, señaló Manzoor Shah, oficial de proyecto del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
"Todavía hay 80.000 personas de Waziristán del Sur en Tank y Dera Ismail Jan. Y no hay perspectivas de repatriación", añadió.
Algunas de ellas abandonaron sus hogares en 2009, cuando el ejército lanzó la Operación Rah-e-Nijat (camino de la salvación) para expulsar a la insurgencia. La población de Waziristán del Sur también sufrió la Operación Zalzala (terremoto), de enero de 2008.
"Las acciones en la agencia de Bajaur, de agosto de 2009, también fracasaron, pues el Talibán sigue operativo, pero 100.000 personas fueron desplazadas", dijo a IPS el mayor retirado Humayun Jan.
Desde hace dos años, el ejército de Pakistán lanza operaciones en las agencias de Kurrum, Jyber, Orakzai, Mohmand, Bajaur y Waziristán del Sur, pero no ha podido eliminar la insurgencia. "El blanco es la población que vive en los campamentos, pasando hambre, las enfermedades y el sol abrasador", se lamentó
Estados Unidos reclama desde hace tiempo una gran operación en Waziristán del Norte, pero Pakistán no ha aceptado.
"El asesinato del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, en la ciudad fuerte de Abbottabad dejó a Pakistán en una posición extraña. Islamabad ahora parece seguir la línea de Estados Unidos", indicó Jan.
"Es una lucha y una operación muy importante", declaró Mullen en televisión el 31 de mayo, refiriéndose a la necesidad de que el ejército de Pakistán ataque Waziristán del Norte.
"No recibimos órdenes de nadie. Evaluaremos la necesidad de una operación de ese tipo", declaró la semana pasada Yusuf Raza Gilani en su programa de televisión mensual, "Primer ministro en línea".
Una jirga tribal, o gran asamblea, de Waziristán del Norte, pidió al gobierno el 31 de mayo que desista de lanzar un ataque, arguyendo que volvió la paz y que una operación militar tensaría la situación.
"Nos oponemos totalmente a una acción militar en FATA porque nunca fue bueno para la gente. La presencia militar destruyó la educación, la salud y los servicios sociales", señaló Gul Wali Jan, tendero de la agencia de Mohmand.
Una acción bélica en Waziristán del Norte será un duro golpe para la población y los insurgentes saldrán ilesos, señaló Jan, quien desde hace 18 meses vive en el campamento de Jalozai, en el distrito de Nowshera, en la provincia de Jiber Pajtunjwa.
En el campamento de Jalozai viven 95.000 personas de diferentes agencias de FATA, con una grave escasez de alimentos, agua y medicamentos. Una operación militar en Waziristán del Norte sería la gota que desbordaría el vaso de la población tribal, señaló Jan.
Pero el gobierno de Jiber Pajtunjwa, del Partido Nacional Awami, sostiene que la vía militar es la única opción para instaurar la paz en Pakistán y Afganistán.
"La insurgencia tiene escuelas en Waziristán del Norte, donde enseñan a armar bombas y preparan jóvenes para ser atacantes suicidas", indicó Bushra Gohar, legislador del Partido Nacional Awami. "De ahí los mandan a cualquier lugar del país a realizar operaciones de sabotaje", apuntó.
La región es la sede internacional de Al Qaeda y del Talibán, arguyó Gohar.