MARRUECOS: Recrudece represión contra manifestantes

Cada vez más personas salen a las calles de la capital de Marruecos para exigir el fin de la represión y la adopción de reformas democráticas.

«Estamos aquí para protestar contra el asesinato de Khaled al-Amari», dijo en la manifestación del domingo un residente de Rabat, de 40 años, que no quiso dar su nombre por temor a las autoridades. «Pero también estamos aquí porque demandamos dignidad, democracia y libertad. Esta represión debe terminar».

El jueves pasado, Khaled al-Amari, de 30 años y miembro del principal grupo opositor marroquí, murió luego de haber sufrido una grave golpiza por parte de la policía durante una protesta en la ciudad de Safi.

Las autoridades niegan que su muerte sea consecuencia directa de violencia policial, aunque testigos lo afirman.

La represión contra las protestas pacíficas en Marruecos se agravó en las últimas semanas.
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La multitud del domingo llegó desde la Ciudad Vieja de Rabat a través de la Avenida Muhammed VI, alzando fotografías del rostro golpeado de Khaled al-Amari.

«Abajo el despotismo. Queremos libertad y dignidad», entonaban los manifestantes, así como «Paz y libertad es lo que viene». En varios puntos de la marcha se tomaron de las manos, se sentaron en la calle y mostraban símbolos de paz.

«Exigimos democracia y dignidad», dijo Mohammed Aghmaj. «La policía no está siendo violenta hoy porque hubo un mártir. Pero sabemos que ha sido violenta en el pasado», añadió, en referencia a la relativa calma en la manifestación del domingo.

Las protestas son parte de lo que ha sido denominado Movimiento 20 de Febrero, liderado en su mayoría por jóvenes que exigen reformas democráticas y el fin de la represión y de la corrupción en el gobierno, así como medidas contra la pobreza y la desigualdad.

Las protestas siguen el ejemplo de los alzamientos de la llamada Primavera Árabe en Medio Oriente y el norte de África. Hay mitines frecuentes que terminan con manifestaciones en todo el país.

Muchos creen que el aumento de la represión tiene el objetivo de frenar las protestas de cara al referendo del 1 de julio sobre una reforma de la Constitución. La consulta fue una concesión del rey Muhammad VI al Movimiento 20 de Febrero.

«La policía recibió órdenes de romperle las piernas y la cabeza a los manifestantes», afirmó Mohamed Elboukili, de la Asociación Marroquí de Derechos humanos. «Se trata de una situación muy peligrosa».

«Según la ley, la policía debe solicitar tres veces a las personas que se retiren y darles tiempo para hacerlo», explicó Elboukili. «Pero la policía no hace eso. Ataca y golpea a la gente. En nuestra opinión, esto no respeta el derecho a manifestarse pacíficamente».

La represión también alcanza a los periodistas. El mes pasado, la cadena de noticias árabe Al Jazeera fue obligada por el gobierno marroquí a cesar sus operaciones de transmisión desde Rabat.

Rachid Nini, editor del periódico El-Massa, fue enviado a prisión por sus artículos críticos a los servicios de seguridad, a la ley antiterrorista y a la corrupción en el gobierno.

La organización Amnistía Internacional condenó el encarcelamiento y lo calificó de «severo ataque a la libertad de expresión». El miércoles pasado, decenas de partidarios se reunieron en el centro de Rabat para exigir su liberación.

Mientras, la Asociación Marroquí de Derechos Humanos recibió informes de que la policía había comenzado a visitar hogares de manifestantes para amenazarlos. «Ahora están intimidando y vigilando a las personas», señaló Elboukili.

Esto contrasta drásticamente con el tratamiento policial a quienes apoyan a la monarquía, que también salieron a las calles el 29 de mayo. Ese día se llevó a cabo una marcha por la Avenida Muhammad VI frente a la sede del parlamento, en la que los participantes entonaban cánticos a favor del rey y llevaban su retrato.

La movilización se realizó con total permiso de la policía, y los periodistas podían moverse con libertad.

Uno de los que participó de la marcha, pero que no quiso dar su nombre, explicó: «Esta manifestación tiene un permiso, a diferencia de las otras», en referencia a las marchas del Movimiento 20 de Febrero.

Todo esto ocurre en el marco de una invitación de Arabia Saudita a Marruecos para que pase a integrar el llamado «club de reyes», el Consejo de Cooperación del Golfo, que intenta proteger los intereses de los monarcas contra los levantamientos de la Primavera Árabe.

Marruecos es una monarquía constitucional en el papel, pero en la práctica todo el poder está consolidado en manos del rey, que puede designar y despedir al primer ministro y al gabinete, así como disolver el parlamento y asumir poderes de emergencia.

Muhammad VI es un estrecho aliado de Estados Unidos, que exporta armas a Rabat para que mantenga su ocupación militar en Sahara Occidental. El rey ha sido elogiado por la administración de Barack Obama por su supuesta moderación y reformas democráticas.

«Las cosas tienen que cambiar en mi país», dijo un residente de Casablanca, de 35 años, quien habló a condición de mantener el anonimato. «Esta represión asusta a mis hijos. Necesitamos hacer muchas cosas. Necesitamos educación y libertad, y el fin de la pobreza. El pueblo de Marruecos exige un cambio. No toleraremos esta represión».

* Publicado en acuerdo con Al Jazeera.

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