La salud ambiental de España mejoró sustancialmente en los últimos años, pero aún falta bastante para lograr un desarrollo económico y social sostenible a partir del aumento de la producción de energía de fuentes renovables, coinciden expertos del gobierno y de la sociedad civil.
La secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Rivera, destacó que la energía renovable se situó, por primera vez en la historia, como la principal responsables del sistema eléctrico del país, con un aporte de 32,3 por ciento del total consumido en 2010.
Con similar entusiasmo se manifestó José Luis García Ortega, responsable de la campaña de cambio climático y energía limpia del capítulo español de la organización no gubernamental Greenpeace, al indicar que la producción de energía solar, en particular, batió por segundo mes consecutivo su récord de cobertura, cubriendo 4,5 por ciento de la demanda nacional.
Si este crecimiento se mantuviera se lograría que 50 por ciento de la electricidad en España se produjera con fuentes renovables, "una etapa clave en el camino hacia el 100 por ciento renovable", planteado para 2050.
Pero García Ortega criticó duramente al gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero por no impulsar con más fuerza la energía solar termoeléctrica, ya que "solo prevé subirla hasta 4.800 megavatios, cuando este sector había dicho que sería capaz de generar 20.000 megavatios para el 2020".
El gobierno se planteaba en diciembre de 2009 que en 2020 la energía renovable llegaría a cubrir 22,7 por ciento del consumo total de entonces y 42,3 de la eléctrica en particular, pero, subrayó el ecologista, "en poco más de un año los objetivos se han rebajado a 20,8 y 38,1 por ciento respectivamente".
Agregó que este "frenazo" de las proyecciones para la energía renovable coincide con los planteamientos de los presidentes de las grandes empresas eléctricas, que lucen imágenes verdes "pero que están en guerra declarada contra toda fuente de energía que no produzcan ellas mismas".
Ante la pregunta de IPS sobre qué debería hacer el gobierno para impulsar la energía solar termoeléctrica, García Ortega indicó que tendrá que poner objetivos más ambiciosos y "establecer por ley un sistema retributivo estable que dé fiabilidad a las inversiones, con primas decrecientes de forma predecible, acompañando el avance de la tecnología por su curva de aprendizaje".
Además de ello, "suprimir límites de horas para acceder a las primas, ya que con ello se privilegia a las tecnologías más ineficientes, y eliminar límites de potencia a instalar por planta".
Estas medidas resultan fundamentales también para el ahorra, pues precisó que, según datos del propio gobierno, el alza de 10 por ciento del precio del petróleo le cuesta a España tanto como las primas pagadas en un año a las fuentes renovables.
Con ello hay que tener presente, prosiguió que "que lo que nos endeuda con el exterior es mantener la dependencia de las energías sucias, que no tenemos. Además, la tecnología termosolar está desarrollada en España y muchas de las principales empresas son nacionales".
García Ortega puntualizó que es posible eliminar las centrales nucleares a muy corto plazo, "dada la sobrecapacidad actual del sistema eléctrico español".
"La incorporación creciente de fuentes renovables hará más fácil la sustitución de las nucleares, y viceversa", apuntó.
Datos del Eurostat ponen a España por encima de la media de Europa en la producción de electricidad de origen renovable, superando a Francia, Alemania, Gran Bretaña e Italia.
La ministra Teresa Ribera informó, asimismo, que la energía de fuente hidráulica pasó de cubrir 7,3 por ciento del consumo total en 2088 a 14,1 por ciento en 2010, mientras que la eólica subió en el mismo lapso de 10 a 14,6 por ciento. La que menos aumentó fue la nuclear, que creció apenas dos puntos porcentuales respecto de 2008.
A su vez, tres fuentes se colocaron en el lado negativo, la del carbón, que pasó de 15,8 por ciento del total de energía consumida en 2008 a 8,5 por ciento en 2010, el gas natural de 38,9 a 32 por ciento y el petróleo de seis a 5,5 por ciento.
Sobre la situación ambiental también se manifestaron los participantes del movimiento 15 de Mayo, también llamados "indignados", quienes desde la fecha que les dio nombre acampan en la céntrica e histórica plaza de la Puerta del Sol, de Madrid, y en la plaza central de Barcelona, capital de la comunidad autónoma de igual nombre.
"Somos seres vivos, somos animales, somos humanos. Pero, por encima y por debajo de todo, somos naturaleza. Sin embargo, lo hemos olvidado. Hemos querido separarnos de ella, erigirnos como entidades superiores a cualquier equilibrio universal", arengaron los "indignados".
En esa línea, añadieron que han "creado nuestras cúpulas de aislamiento, llamadas ciudades, y las hemos abastecido de energía, de alimentos y de materias primas, a través de canales que generan miseria, polución y, sobre todo, inconsciencia de las consecuencias de nuestro tren de vida".
"Hemos antropizado (humanizado) el resto del medio para que satisfaga tan sólo nuestras necesidades, sin corresponderle en el intercambio, sin ofrecerle nuestra parte al equilibrio natural", agregaron.
También cuestionan a la sociedad por haber "esquilmado los bosques y las selvas, secado y contaminado los ríos, destruido los fondos marinos, esclavizado a los animales a nuestro servicio y, en definitiva, impreso nuestra huella egoísta y desconsiderada en cada esquina del planeta".