Lluvias fuera de temporada, caídas durante meses y meses sobre gran parte de Venezuela, cobraron vidas y viviendas, dañaron la producción agrícola y generaron masas de damnificados, en un pase de factura por la improvisación con que actúan el Estado y los ciudadanos, según destacan expertos.
"Las medidas para encarar los efectos de las lluvias no deben tomarse cuando llueve, sino antes, y parten de la conciencia de las instituciones y los ciudadanos", señaló a IPS Ángel Rangel, director de la Defensa Civil de Venezuela entre 1999 y 2001, los tres primeros años de gobierno del presidente Hugo Chávez.
Las precipitaciones y deslaves de finales de 2010 dejaron en Venezuela 30 muertos y 134.000 personas sin vivienda, y hubo otros 12 muertos entre marzo y mayo de 2011, con unas 10.000 personas afectadas, principalmente en los estados occidentales.
Carreteras y puentes fueron partidos por las crecidas de las aguas en diversos puntos del norte y el occidente del país, poblaciones costaneras del Caribe que viven del turismo quedaron aisladas e inundadas por días y se perdieron cosechas y rebaños en las montañas de los Andes y en las llanuras que rodean el noroccidental lago de Maracaibo.
Es una situación que también afecta a la vecina Colombia, donde los muertos al acumularse las temporadas lluviosas de finales de 2010 y comienzos de 2011 pasaron de 460, con más de tres millones de personas afectadas en 1.025 municipios, sobre todo en sus regiones central y nordeste.
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Igualmente en ese país se dañaron numerosas vías y se perdieron cosechas por más de 150 millones de dólares en una superficie de 1,2 millones de hectáreas.
"La lluvia es una bendición, porque riega pastos y sembradíos y llena los embalses de donde tomamos la hidroelectricidad", afirmó Rangel, también docente de Ingeniería Ambiental en la caraqueña Universidad Católica Andrés Bello.
"El problema es la vulnerabilidad en que nos colocamos al construir en zonas inestables y ocupar el territorio prescindiendo de la planificación", adujo al analizar que este es el mayor déficit de desarrollo sustentable con que Venezuela llega un año más al Día Internacional del Ambiente, que se celebra el domingo 5.
En Venezuela "el problema es que tenemos cada vez más gente viviendo en zonas inadecuadas y por lo tanto cada vez podemos ser más vulnerables a las alteraciones en la variabilidad con que se presentan los períodos de lluvia y de sequía", dijo a IPS María Teresa Martelo, catedrática de Ingeniería Meteorológica en la Universidad Central.
La búsqueda de soluciones a la vulnerabilidad "comienza con el combate a la pobreza. Mientras más desastres soportemos, más pobreza tendremos, y con ella vamos a tener más gente empujada a vivir en condiciones vulnerables", sostuvo Rangel.
Indicó el experto que en Venezuela "52 por ciento de sus habitantes (en una población total de 29 millones) viven en casas construidas por ellos mismos, a veces en terrenos propensos a sufrir con vaguadas y deslizamientos, y sin cubrir requerimientos técnicos sobre emplazamiento, construcción, servicios y dotación de esas viviendas".
Rangel sostuvo que "en el caso de los recientes desastres causados por lluvias en Venezuela hay una evidente falta de planificación y preparación por parte del gobierno, que es la siguiente tarea que deberíamos cubrir pues estos fenómenos continuarán".
"Hemos visto al gobierno invadiendo u ocupando hoteles y despachos ministeriales para albergar a refugiados. ¿Por qué no se construyeron refugios con antelación como tantas veces se ha recomendado?", criticó Rangel.
Dijo que en los últimos 10 años han colapsado en el país 82 sistemas de puentes "y eso es falta de mantenimiento. Si se descuida una pequeña falla de borde, en verano, cuando lleguen las lluvias probablemente se llevará la capa asfáltica de la vía o del puente, y el siguiente aguacero quebrantará bases o columnas".
Una vez producidas las lluvias, Chávez ordenó un censo para detectar las necesidades de viviendas en la población, en un país con un déficit estimado en dos millones de unidades.
Además, instruyó la constitución de "estados mayores", con fuerte presencia militar, para dirigir las operaciones de recuperación de vías, viviendas y cultivos en varias regiones, con atribuciones por encima de sus gobernadores.
En Colombia, el presidente Juan Manuel Santos dijo el lunes 30 que "ya el Ideam (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales) oficialmente ha manifestado que la temperatura y aguas del Pacífico Oriental se normalizaron. El fenómenos de La Niña se acabó".
Pero el mandatario colombiano pidió "no bajar la guardia", en una exhortación similar a la de los expertos venezolanos.
En la zona norte de América del Sur, con fachada sobre el mar Caribe, el fenómeno La Niña provocó fuertes lluvias durante los últimos meses de 2010, sobre todo en noviembre, y se prolongaron durante los primeros meses de 2011 hasta calzar con la temporada lluviosa tradicional, que generalmente va de mayo a octubre.
Ya antes, la Oscilación del Sur El Niño (ESNO, por sus siglas en inglés), fenómeno contrario, se había traducido en una fuerte sequía en el bienio 2009-2010 y la cual, en el caso de Venezuela, desató una crisis en el aprovisionamiento de hidroelectricidad que, aunada a la desinversión en el sector durante años, aún no ha sido superada.
El Niño, y su contrapartida La Niña, son fenómenos climáticos que cambian patrones de movimiento de las corrientes marinas en la zona intertropical, sobre el Océano Pacífico, con el resultado de alterar las secuencias y la intensidad de lluvias y sequías.
"Estos fenómenos alteran la variabilidad propia de un período prolongado, de por ejemplo tres o cuatro años normalmente lluviosos y secos, y tres o cuatro extraordinariamente cargados de lluvia o sequía", señaló Martelo.
Martelo trabajó en el grupo de expertos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático que recibió el Premio Nobel de la Paz 2007.
"Aunque no se pueda achacar al cambio climático directamente un evento en particular, no hay duda de que tenemos ahora un mundo con un clima más variable. El cambio climático no es del futuro, ya comenzó, y es irreversible", sentenció Martelo.
"La naturaleza a tu servicio" reza el lema del Día Mundial del Ambiente, que este año refuerza el tema del año internacional de los bosques. Remedando ese eslogan, los expertos comentaron que ante fenómenos ambientales como los que sufren Colombia y Venezuela, la lección es que "se necesita planificación al servicio de la naturaleza".