El automóvil más barato del mundo terminó siendo muy costoso para el Frente de Izquierda, que perdió en los comicios de este viernes 13 el gobierno de Bengala Occidental, que retuvo durante 34 años.
El resultado de los comicios refleja el movimiento que nació en 2006, tras la polémica confiscación de tierras agrícolas para establecer una fábrica de la empresa Tata Motors destinada a producir el pequeño vehículo familiar bautizado Nano.
La victoria se la llevó el partido regional Congreso Trinamool, cuya líder Mamata Banerjee, ministra de Ferrocarriles de India, puso fin a 34 años de predominio del Partido Comunista de la India (Marxista) en la política electoral de este estado de 90 millones de habitantes.
El Congreso Trinamool, aliado con el Partido del Congreso que conduce el gobierno nacional, obtuvo 226 escaños de los 294 que tiene la asamblea legislativa estadual, y los marxistas sólo retuvieron 61 de los 235 que habían ganado en las elecciones de 2006.
Los comunistas, que consideraban a Bengala Occidental el estado insignia del movimiento rojo y de su poder político en India, sobrevivieron a la caída del Muro de Berlín y al colapso de la Unión Soviética. Pero una guerra agraria contra aldeanos y agricultores les costó finalmente el gobierno.
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"La izquierda se distanció del pueblo. Le va a costar mucho recuperar lo que perdió", dijo a IPS el analista político Paranjoy Guha Thakurta. "Deben preocuparse mucho más por la gente y sus aspiraciones".
Según Thakurta, la izquierda india todavía tiene un papel importante para jugar ante los muchos efectos negativos de la globalización, pero la arrogancia del poder causó su caída. "Todo lo bueno que hicieron acabó desmentido por su soberbia", agregó.
Tras asumir el gobierno en 1977, el Frente de Izquierda, encabezado por los comunistas, llevó a cabo una reforma agraria que permitió la entrega de parcelas a millones de pequeños agricultores del estado, ganándose la simpatía de los pobres del campo y elogios en todo el mundo.
Es la misma tierra que intentaron más tarde obtener por la fuerza para su plan de industrialización. Su último lema fue "de la agricultura a la industria".
En 2006, tras obtener una importante victoria para su séptimo mandato consecutivo, el Frente de Izquierda, conducido por el reformista ministro jefe Buddhadeb Bhattacharjee, decidió promover la industrialización y dejar atrás el sindicalismo tradicional.
El gobierno confiscó algo más de 400 hectáreas en la fértil región de Singur, a unos 40 kilómetros de la capital estadual Kolkata, contrariando la voluntad de los agricultores, para entregarla a una de las mayores empresas automotoras del país, Tata Motors, que planificaba instalar una fábrica destinada a producir el Nano, el auto más barato del mundo, pues podría adquirirse por unos 2.000 dólares.
"Fue una decisión errada", dijo el saliente ministro de la Reforma Agraria, Abdur Rezzak Mollah. "Se los advertí (a los principales líderes partidarios y al ministro jefe), pero no escucharon y ahora tienen las consecuencias".
El gobierno izquierdista lanzó a la policía contra los campesinos de Singur que protestaban. Éstos fueron golpeados sin miramientos, lo que desató el escándalo público y entregó una poderosa arma a la oposición.
El Nano finalmente no se fabricó en Bengala Occidental, y Tata Motors mudó su proyecto a Gujarat.
Pero en otro distrito del sur del estado, Nandigram, el temor a que se repitiera la venta de predios entregados por la reforma agraria se convirtió en una guerra política entre los comunistas y sus opositores, encabezados por fuerzas como el Congreso Trinamool.
El 7 de marzo de 2007, al menos 14 personas murieron por disparos policiales en Nandigram, mientras los brazos armados de la izquierda atacaban y violaban mujeres.
Las batallas de Singur y Nandigram fueron capitalizadas por Banerjee, una líder de imagen límpida y vida casi ascética, que encontró firme apoyo en la indignada intelectualidad de Bengala, hasta entonces alineada con la izquierda.
"Esta es finalmente la victoria de la gente, de 'ma', 'mati' y 'manush' (madre, suelo y pueblo)", dijo Banerjee este viernes mientras estallaban las celebraciones en torno de su humilde casa en un vecindario del sur de Kolkata.
Mientras la gente celebraba, algunos analistas se preocupaban por la pérdida de importancia del comunismo, en especial ante el ascenso del izquierdismo extremista, representado en India por los rebeldes maoístas.
"Es triste que la izquierda tradicional pierda su poder mientras los maoístas lo ganan", dijo el politólogo Sabyasachi Basu Roy Chowdhury.
"La ideología de izquierda es todavía relevante en India, donde gran cantidad de población marginada queda fuera de la prosperidad y del progreso de la tercera mayor economía de Asia. La pobreza y el desempleo aun afectan a una vasta mayoría", dijo Chowdhury.
"La izquierda necesita reinventarse, ése es su mayor desafío. En Europa hay tantos experimentos, pero la izquierda de Bengala Occidental no se actualizó con nada de lo que ocurría en otras partes del mundo", dijo.
"Creyeron que el suyo era el último modelo del comunismo de nuestra era. Asumieron una actitud de permanente negacionismo y complacencia y pretendían que la gente se inclinara ante ellos".
Thakurta apuntó que "politizaron el sistema educativo, nombrando a miembros del partido para cargos vitales, y sólo los cuadros partidarios prosperaron. No hicieron nada en zonas donde ahora dominan los maoístas".
"Para conseguir un beneficio había que ser del Partido Comunista", agregó.
Mientras, vastas extensiones profundamente empobrecidas de Bengala Occidental y de estados vecinos pasaron a control de los maoístas, a los que el primer ministro de India Manmohan Singh califica de "la mayor amenaza interna".
El movimiento maoísta nació en la década de 1960 en la aldea norteña bengalí de Naxalbari, por eso se los conoce también como "naxalites" o "naxals". Casi desaparecieron a inicios de los 70, para reaparecer como una fuerza más violenta que actúa bajo el nombre de Partido Comunista de la India (Maoísta).
El pueblo bengalí de Lalgarh se volvió símbolo de la expansión maoísta cuando sus militantes tomaron la estación de policía y zonas cercanas a inicios de 2009.
Cuando este corresponsal visitó Lalgarh, no encontró ni una acción de desarrollo para los pobres de la zona. La población empobrecida rompía en llanto al contar sus penurias.
"Este resultado es una bofetada para los comunistas", dijo Thakurta. "Es tiempo de introspección y correcciones. La izquierda de India debe identificar sus errores y dejar de vivir en el paraíso".