En los salones superiores, donde se celebra la conferencia de los países menos adelantados (PMA), se ha dicho todo lo necesario sobre las miserias de la pobreza y las virtudes del desarrollo. Varios pisos más abajo, las llamadas «fuerzas del mercado» están a sus anchas.
Y esas fuerzas han minado casi todas las grandes declaraciones de la IV Cumbre de las Naciones Unidas sobre los PMA.
Una batería de empresas turcas instaló sus tenderetes del siglo XXI en este bazar, ávidas de negocios con sus contrapartes de los 48 PMA, desde Haití hasta Birmania, pasando por Sudán y Yemen, son 33 países africanos, 14 asiáticos y un americano.
Muchos gerentes de esas contrapartes han recibido asistencia financiera para venir a Estambul y ver los productos en oferta. Esta es la "senda del sector privado" de la conferencia, que corre paralela a las conversaciones oficiales.
La feria previó con equidad cubículos para cada uno de los PMA. Pero la sección turca está repleta de objetos, mientras la de los más pobres entre los pobres permanece vacía, a tal punto que la mayoría de los países no instalaron siquiera un escritorio y una silla, innecesarios en definitiva, pues no hubo nadie para ocuparlas desde el domingo 8.
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El bazar del sector privado es una expresión simbólica del dramático desequilibrio del que hablaron e intentaron en vano superar los delegados del piso de arriba. Es una instantánea de la diezmada empresa privada del mundo pobre.
"El sector privado está muy atrasado en muchos PMA", dijo a IPS la subdirectora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Valentine Rugwabiza. "Hay un gran dinamismo en Bangladesh, pero no podemos decir lo mismo de la mayoría de los africanos".
La funcionaria señaló el notable contraste entre estos países y Turquía, la economía que ocupa el número 12 del mundo. "Los empresarios de los menos adelantados necesitan una asociación más estrecha", dijo. "Y el país anfitrión de esta conferencia es un ejemplo excelente".
"Me maravilló cómo empresas y gobierno trabajan hombro con hombro", indicó. "Es impresionante la forma en que se reúnen con sus gobiernos y sus ministros. Y el gobierno les da respuestas en dos semanas".
En muchos países existen organizaciones empresariales que se agrupan detrás de intereses comunes, o grupos industriales que presionan a sus gobiernos, siguen las negociaciones y dirigen indicaciones claras sobre lo que sus industrias están en condiciones de aceptar, de ofrecer y de rechazar.
Los gobiernos de los PMA no tienen tradición de trabajar con las empresas, explicó Rugwabiza. Y ese es un factor central del desequilibrio.
"Queremos que los PMA exporten muebles, no madera", dijo a IPS el director ejecutivo del no gubernamental South Centre, Martin Khor, con sede en Ginebra.
Pero estos países tienen muy pocos productos terminados que ofrecer. Según cifras de las Naciones Unidas, el comercio proporciona 70 por ciento de los ingresos nacionales de estas economías, pero casi tres cuartos de lo que exportan está compuesto por un puñado de materias primas.
Hogar de casi 900 millones de personas, los PMA siempre fueron proveedores de productos básicos y compradores de manufacturas.
El bazar exportador en el centro de convenciones de Estambul ofrece una vívida imagen de lo que las empresas quieren vender. Varias compañías turcas ofrecen camas y equipamiento hospitalario: un negocio prometedor en países con altos niveles de enfermedad y escasa infraestructura médica.
Hay también una gran variedad de bienes de consumo, desde prendas de alta costura hasta decoración y muebles. Buena parte está dirigida a unos pocos de las poblaciones de los países más pobres, una fracción de clase media y alta en casi 900 millones de personas.
En medio de los espacios desiertos que debieron ocupar las empresas de los menos adelantados, el cubículo de Bangladesh es virtualmente una isla de actividad.
"De hecho, esperamos dejar muy pronto la categoría de país menos adelantado", dijo a IPS la presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias de Bangladesh, Nasreen Awal Mintoo.
Buena parte del crecimiento lo conduce el sector privado, dijo. "Las empresas de Bangladesh están haciendo mucho y están creciendo a mayor velocidad. Y el empresariado femenino crece rápido también y eso ayuda al país a crecer".
Quizás los espacios vacíos en este gran bazar deban ocuparlos los empresarios, con una gran participación femenina, en lugar de esperar que se llenen mediante las pláticas de las conferencias internacionales.