La demanda cada vez mayor de transplantes de órganos se combina con una gran escasez de donantes en China, alimentando un rampante mercado negro que funciona a través de Internet.
Un sitio web ofrece riñones para vender y la información para contactarse. Una mujer joven, que dice a IPS ser una trabajadora procedente de la oriental provincia de Hebei, llama a un hombre que ha publicado un anuncio en esa página bajo el nombre de Señor He.
"Necesito dinero. ¿Usted quiere un riñón de mujer?", dice por teléfono.
El señor He le pregunta su edad. Veinticinco, responde ella.
"Por supuesto que quiero su riñón", dice él entonces.
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El señor He le pide a la mujer que viaje a la ciudad de Xuzhou, en la también oriental provincia de Jiangsu, donde alguien la estará esperando cuando su tren llegue a la estación. Le practicarán un examen físico y, si concluyen que goza de buena salud, el señor He encontrará una candidata adecuada para el transplante.
Dice que le pagará 50.000 dólares —dudosa oferta, dado que la mayoría de los riñones se venden en China por 15.000 dólares— y le promete que transferirá el dinero antes de concretarse la cirugía.
En China, alrededor de 1,5 millones de personas requieren transplantes de órganos, pero apenas 10.000 los reciben cada año. La vasta mayoría de los órganos en el país proceden de prisioneros condenados, pero nuevas regulaciones del gobierno han reducido la cantidad de órganos disponibles para los transplantes.
Mientras, pocos chinos acceden a donar sus órganos al morir, ampliando la brecha entre oferta y demanda.
Los traficantes de órganos han surgido para llenar ese vacío. El mes pasado, el periódico Southern Weekend, de la sureña localidad de Guangzhou, publicó la historia de Hu Jie, un trabajador procedente de la provincia de Hunan que decidió vender su riñón en Linfen, en la central provincia de Shanxi, para poder pagar sus deudas.
Hu cambió de idea antes de la operación, pero entonces se dio cuenta de que le habían quitado su teléfono celular, su documento de identidad y el resto de sus pertenencias.
Los traficantes le dijeron que no le permitirían salir de la ciudad hasta que se hubiera concretado la cirugía.
Ese artículo mostró cómo trabaja una red de tráfico ilegal.
"El comercio ilegal de órganos está generalizado en China. Hay un auge en la demanda, así que hay un gran mercado clandestino del tráfico de órganos, que actúa como intermediario entre quienes los buscan y quienes los donan", dijo a IPS el abogado Zheng Xiaojun, del bufete Tian Run Hua Bang, que trabaja en la órbita del Departamento de Justicia de la provincia de Sichuan.
Durante décadas, China, que ejecuta anualmente a más prisioneros que cualquier otro país, utilizó los órganos extraídos a los condenados, práctica que suscitó críticas internacionales.
Pero en 2007, el gobierno decretó que todas las sentencias de pena de muerte fueran evaluadas por la Corte Suprema, lo que redujo las ejecuciones.
Ese mismo año, el país prohibió los transplantes de órganos con donantes vivos, exceptuando a cónyuges, familiares directos y adoptados o adoptivos. Al haber menos órganos disponibles y una lista cada vez mayor de pacientes que los necesitaban, el mercado negro creció aún más.
El mercado negro se ve facilitado por la falta de regulaciones adecuadas, particularmente por vacíos en las hospitalarias, según un artículo publicado en abril en el Procuratorial Daily.
La Regulación sobre el Transplante de Órganos Humanos, que entró en vigor en mayo de 2007, prevé sanciones administrativas para los empleados de institutos médicos, pero los castigos por vender o comprar son laxos, sostiene el artículo. Muchos donantes se hacen pasar por cónyuges y parientes usando identificaciones falsas.
El Ministerio de Salud anunció que tomaría severas medidas contra los centros médicos donde se estuvieran realizando transplantes sin contar con los requisitos adecuados, imponiendo abultadas multas y ordenando a los hospitales que realizaran puestas a punto institucionales porque de lo contrario podrían ser clausurados.
El personal que se concluyera infringió las leyes sería despojado de sus licencias profesionales y los funcionarios a cargo serían destituidos y llevados a la justicia.
El gobierno también intenta aliviar la escasez de órganos. En 2008 se creó un registro de transplantes hepáticos en Shanghai. En 2009, el país lanzó un sistema nacional para coordinar las donaciones al momento de la muerte, iniciando un proyecto piloto en 10 provincias y ciudades que alientan los transplantes de ese tipo y la creación de un fondo para ayudar financieramente a los necesitados y a las familias de los donantes.
Pese a estos esfuerzos, el China Daily informó en 2009 que 65 por ciento de todos los transplantes todavía se realizan con órganos de prisioneros ejecutados.
Para fines de este año, los chinos tendrán la opción de registrarse como donantes de órganos cuando se postulen a sus licencias de conducir. El gobierno también considera ofrecer incentivos financieros para promover las donaciones voluntarias.