El brutal estrangulamiento a la economía portuguesa por parte de los mercados internacionales de capitales se tradujo en lo que se esperaba: un durísimo rescate financiero que está colocando al país de rodillas.
A cargo de las negociaciones con el gobierno del primer ministro dimisionario José Sócrates, se encuentran las mismas organizaciones que negociaron con Irlanda y Grecia, una troika compuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y el Banco Central Europeo (BCE).
Hasta fines de la próxima semana, deberán fijar las reglas del juego del rescate, cuya suma aún no se ha oficializado, pero que se estima en unos 80.000 millones de euros (116.000 millones de dólares), para luego enviar un informe al Consejo de Ministro de Economía y Finanzas de la Unión Europea (UE), de la cual Portugal es uno de sus 27 miembros.
Ese reporte contendrá los objetivos trimestrales que Lisboa deberá cumplir para poder recibir cada trimestre una parte del crédito pedido.
Para sorpresa de todos los analistas, el temido FMI ha presentado un rostro más humano que la UE en estas negociaciones, al proponer medidas drásticas, pero de menor impacto social que las exigencias más austeras de la Comisión Europea, el órgano ejecutivo del bloque.
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El FMI está preocupado con el producto interno bruto (PIB) potencial portugués y desea establecer algún margen para el crecimiento, mientras la UE quiere limpiar el déficit y la deuda a como dé lugar, exigiendo tasas de interés más altas que su circunstancial partenaire para financiar el rescate.
Con esta política de reducir las tasas que se pretende imponer a Portugal, expertos locales entienden que el FMI desea evitar o al menos aminorar la recesión anunciada, realizando inversiones en las empresas con lo que se podría disminuir el desempleo.
El ex presidente socialista portugués Mario Soares (1985-1995) calificó de más "sensata" la voz del FMI, que partió de donde nadie se lo esperaba. Precisó a IPS que esto "se explica porque 24 de los 27 gobiernos de la UE son hoy ultraconservadores, completamente indiferentes a los valores del proyecto europeo".
Consultado por IPS sobre esta disparidad de criterios, el economista Mario Gomes recordó que "el FMI en los últimos años, en varios países, propone una política que integra la cuestión del crecimiento económico, el aumento de las exportaciones, con una tasa de interés más baja, mientras que BCE y el FEEE pretenden la subordinación política, en este caso de Portugal".
"Se trata de dejar a Portugal bien atemorizado y sin capacidad de negociar en el futuro, de modo a prolongar el protectorado, y de paso blindar la banca alemana con más recursos y el banco europeo de inversiones con su dinero, que es dinero alemán", acotó el profesor de economía de la Universidad de Lisboa.
"¿Solidaridad europea?, no son más que intereses que se conjugan para los negocios conjuntos, todo el resto ha sido retórica y táctica alemana", concluyó.
Las entidades discuten con un gobierno socialista en retirada, que se mantendrá hasta las elecciones legislativas anticipadas del 5 de junio, para las cuales las encuestas dan como favorito al Partido Socialdemócrata (PSD), miembro de la familia europea conservadora, pero que para acceder al poder, deberá aliarse con la derecha nacionalista del Centro Democrático Social (CDS).
La primera ronda de negociaciones se llevó a cabo con un panorama de fondo de nuevas malas noticias para la economía lusa. Estudios del FMI proyectan una contracción del PIB de 1,5 por ciento para este año, caída que se prologará en 2012, en contra de la tendencia mundial que comienza a revertir la crisis. Nacida en 2008 en Estados Unidos.
En otras palabras, Portugal deberá ser uno de los últimos países en supera la recesión en el mundo.
Previendo el futuro, pese a que no existen diferencias ideológicas de fondo entre el gobernante PS y el PSD y el CDS en la estrategia económico-financiera, la troika se reunió esta semana con esos dos últimos partidos derechistas de oposición.
Además y como un gesto casi de cortesía, las delegaciones visitantes quisieron oír también a la izquierda marxista, que controla los sindicatos, pero los tres partidos de esa corriente de pensamiento declinaron la invitación.
Los partidos de izquierda critican lo que llaman "rendición" de Sócrates ante las "amenazas" de los bancos y de la UE, que exigen más sacrificios y más privatizaciones, redoblando la dependencia de Portugal.
Las centrales sindicales coinciden en lamentar el rescate. La pro socialista Unión General de Trabajadores (UGT) y la Central General de Trabajadores de Portugal (CGTP), dirigida por los comunistas, consideraran que el pedido de ayuda fue producto de la presión ejercida por los bancos sobre el gobierno y que amenazará aun más al Estado social y el futuro del sector empresarial del Estado.
A pesar de que las negociaciones transcurren por ahora en los tramos preliminares, ya se comienzan a conocer las condiciones que serán exigidas por los organismos multilaterales para rescatar la vulnerable y fragilizada economía lusa.
Las principales recetas incluyen un macizo plan de privatizaciones, flexibilizar el mercado de trabajo con costos de los despidos menos onerosos, realizar cortes significativos en el gasto público, congelar los salarios y jubilaciones, y aumentar los impuestos, con vistas a la consolidación del presupuesto que ayude a reducir el déficit externo.
Se esperan también alteraciones en el subsidio por desempleo, en la reducción de los beneficios fiscales, aumento del impuesto al valor agregado (IVA) y probablemente la suspensión por algunos años de los decimotercero y decimocuarto sueldos (aguinaldos y otros beneficios).
El horizonte anuncia tiempos de extrema dureza y sin garantías de que en poco tiempo los portugueses sentirán algún alivio. "Portugal es ahora un protectorado de la UE y del FMI", sentenció el economista y periodista Nicolau Santos, subdirector del semanario Expresso de Lisboa, al comentar las negociaciones,
Como lo demuestran otros casos, el rescate para evitar el colapso, no significa necesariamente una solución. La sombra de Grecia e Irlanda hacen aumentar el escepticismo. Casi un año después del comienzo de la ayuda externa, la economía helénica está en recesión y el desempleo sigue creciendo, mientras Irlanda sufrió una contracción de uno por ciento del PIB.
En el actual contexto, en especial en un país con economía modesta y fragilizada, se sigue con estricta observancia la ruta trazada por la UE, conducente a una política de tierra quemada en el ámbito social y de aplicar la ley del más fuerte en lo económico y financiero.
Quien asuma los destinos de Portugal en junio no podrá resistirse a las presiones externas para seguir transformando la deuda privada en deuda pública, en especial de los activos tóxicos del capital financiero, con la transferencia cada vez mayor del dinero público hacia los privados,
Los portugueses, con frecuencia, se describen a sí mismos como parte de "un país habitado por gente de blandas costumbres", donde no se sale a la calle a asaltar bancos o saquear supermercados y quemar automóviles. Sin embargo, la desesperación cunde entre la gente común ante un futuro incierto y el desenlace puede ser inesperado.
Un efecto dominó podría colocar también a España en zona de riesgo y, en tal caso, se teme lo peor que sería una ruptura financiera grave en toda la zona euro.