Los cuatro haitianos coincidieron en su relato ante la justicia. Les ofrecieron carreras universitarias con becas completas, pero al llegar a Ecuador les mantuvieron encerrados en una casa y les exigieron pagar 150 dólares mensuales para su manutención, dándoles largas sobre los supuestos estudios.
"Procedentes de Haití y engañados con la perspectiva de estudios universitarios gratis, 30 personas de entre 18 y 23 años, una de 17 y dos de 28 permanecieron encerrados en una casa en el barrio Consejo Provincial, en el extremo norte de Quito, algunos desde noviembre de 2010", relató a IPS un agente de la policía migratoria presente en la audiencia judicial que trata el caso, que prefirió no dar su nombre.
El Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes de Ecuador (SJRM), que supo de esta situación por sus contactos con haitianos residentes en Quito, dio aviso en febrero a la policía y ésta apresó a una familia de esa misma nacionalidad que manejaba la casa como una prisión.
Por lo que se ha podido establecer, todos los jóvenes tienen familias en Estados Unidos o Canadá, y precisamente esa había sido una de las condiciones para seleccionarlos en Puerto Príncipe.
Sus familias reunieron penosamente el dinero para pagar el pasaje por la ruta La Habana-Panamá-Quito más el "único costo de 300 dólares de inscripción" en el programa. Sin embargo, una vez en Quito, los extorsionaban de variadas formas para que sus familias en América del Norte les enviaran los 150 dólares mensuales requeridos.
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Aunque algunos jóvenes permanecieron encerrados desde noviembre, la mayoría llegó en diciembre y enero.
"La audiencia (sobre este caso) se celebró el viernes 8 en la Fiscalía de (la norteña provincia de) Pichincha, mientras se prosigue la investigación", confirmó a IPS Juan Villalobos, del SJRM.
El caso, que ha trascendido poco en Ecuador es "muy grave", dijo a IPS el sacerdote jesuita Fernando Ponce, director del SJRM. Se trata de tráfico de personas, que no puede ser visto con indiferencia por la sociedad, apuntó.
Este caso es solo uno de los múltiples que vive el exilio haitiano, que en los últimos tres años ha escogido a América del Sur como destino.
El haitiano Edson Louidor, coordinador de incidencia y comunicación para América Latina y el Caribe del SJRM, informó que en 2009 había 75.000 conciudadanos suyos en esta región, pero desde entonces "esta cifra ha aumentado rápidamente".
Aunque no puede confirmarse su número, hay "constantes flujos migratorios de haitianos hacia la región", dijo a IPS. Las principales puertas de entrada son Ecuador y Chile, afirmó.
Según sus datos, a Chile llegaron 392 haitianos en 2008, 477 en 2009, 820 en 2010 y 125 solo en enero de 2011. En cuanto a Ecuador, los inmigrantes de ese origen que ingresaron en 2009 suman 1.258, en 2010 lo hicieron 1.687 y en el primer trimestre de este año 1.112.
No todos se quedan, aunque el SJRM calcula, a grosso modo, que la colonia de haitianos en Ecuador supera las 1.000 personas. De ellos, 390 recibieron una "amnistía migratoria" decretada por el gobierno de Rafael Correa tras el terremoto que azotó el país caribeño en enero de 2010, regularizándose su permanencia en Ecuador y permitiéndoles traer a sus familiares.
Según explicó Louidor, los haitianos no tienen como meta a Ecuador o Chile sino que "siempre su objetivo final ha sido alcanzar la Guayana Francesa para ir, lógicamente, a Francia y también a Estados Unidos".
"Los haitianos que llegaban a Ecuador en 2009 se movían a Venezuela a través de Colombia para tratar de llegar a la Guayana Francesa, pero desde el año pasado, después del terremoto, estas rutas migratorias se hicieron más complejas", dijo Louidor.
El cierre de fronteras de ese departamento francés de ultramar y el endurecimiento de la política migratoria estadounidense ha desviado ese flujo migratorio, por ejemplo a Brasil, a donde han llegado entre 1.200 y 2.000 por las fronteras de la Amazonia, afirmó el funcionario.
Pasan de Ecuador a Brasil ya sea por Iquitos y Madre de Dios, en la zona selvática del norte de Perú, o a través de Bolivia, por el altiplano y luego las Yungas.
"También intentan ir de Chile a Venezuela por avión y, además, usan otros países de tránsito como República Dominicana y Cuba", añadió el funcionario.
Se calcula que dos millones de haitianos viven en Estados Unidos, entre 500.000 y 750.000 en República Dominicana, unos 400.000 en Cuba, 200.000 en Canadá, 100.000 en Francia y otros 100.000 en las Antillas, además de los ya mencionados en América del Sur.
"Por eso las remesas siguen siendo la primera fuente de ingresos de Haití", donde se estima que habitan unos 8,5 millones de personas, dijo Loudoir. "En 2010 ascendieron a 2.000 millones de dólares, mucho más que la cooperación internacional por el terremoto, que ascendió a 500 millones", agregó.
El sacerdote Ponce comentó que, "como SJRM en América Latina, estamos preocupados por el agravamiento de la situación humanitaria en Haití, que obliga a su gente a emigrar", además de la incapacidad del gobierno de ese país y de la comunidad internacional para responder a las necesidades de ese pueblo.
Louidor coincide y agrega que "a esto hay que sumar que la reconstrucción de Haití ha sido un proceso muy lento, lo que ha favorecido la promoción e intensificación de las redes de trata y tráfico de personas".
Se reclutan jóvenes en ese país, el más pobre de América Latina, y con el endurecimiento de las políticas migratorias se los ha puesto en una situación mucho más difícil y de vulnerabilidad, precisó. Por eso, el SJRM llama a los gobiernos latinoamericanos a dar una respuesta humanitaria a los haitianos, por ejemplo concediéndoles una visa humanitaria. "La deportación es inhumana en la situación que se vive en ese país".
Por otro lado, y viendo ejemplos como el reciente de Quito, "se debe crear una red regional para luchar contra la trata y el tráfico de personas haitianas, haciendo la diferencia entre victimarios y víctimas, castigando a los unos y protegiendo a los otros", sostuvo Ponce.
Anticipó que el servicio humanitario de los jesuitas promueve la creación de una red de protección regional en todos los países involucrados en este asunto.
"Se trabaja con organizaciones de la sociedad civil y otros organismos que pueden colaborar para proteger y asistir a las personas que han sido víctimas de trata y tráfico", añadió.
"En números, la cifras pueden parecer pequeñas, pero sí es una situación preocupante, pues es una población no deportable pero difícilmente regularizable", señaló el jesuita.
"El gobierno ecuatoriano ha asegurado que no va a deportar a los haitianos por la situación de ese país, pero la nueva ley de migraciones no presenta soluciones viables para esta población", apuntó.
La falta de trabajo, el desconocimiento del idioma y la falta de redes consolidadas hacen que sus problemas sean mucho más graves que la de peruanos y colombianos en Ecuador, y aumentan su vulnerabilidad, añadió.
Mencionó que el SJRM ha montado una escuela de español, presta asesoría legal y facilita la inserción educativa para hijos de inmigrantes. "Ecuador no puede ser un país discriminatorio y xenófobo", concluyó.