La llegada masiva de inmigrantes procedentes Libia y otras naciones africanas ha creado una crisis humanitaria sin precedentes en el sur de Italia.
El número de personas que arriban a la isla de Lampedusa creció considerablemente en los últimos meses. Miles han llegado desde enero.
Lampedusa, isla a 205 kilómetros de la costa italiana entre Túnez y Sicilia, es usada como centro para albergar a inmigrantes, especialmente de África.
Entre el 26 y el 28 de marzo, cerca de 830 inmigrantes habrían llegado a la isla, entre ellos 80 mujeres y 12 niños y niñas desde las ciudades libias de Trípoli y Misurata. Pero la mayoría llegaron de Eritrea, Etiopía, Somalia y Sudán.
En la última semana de marzo, 794 inmigrantes zarparon desde Trípoli y llegaron a la isla de Linosa, 42 kilómetros al noreste de Lampedusa. Entre ellos había 90 mujeres con 20 niños y niñas menores de cinco años, así como otros 15 menores abandonados. Fueron transferidos a Sicilia, adonde otros 500 inmigrantes llegaron el jueves 31.
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En comparación con las grandes cifras de personas que han huido de Libia desde que comenzó la revuelta contra Muammar Gadafi a mediados de febrero, el número de inmigrantes que arriban a Italia no es muy alto, pero ha generado pánico en este país europeo.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el número total de personas que huyeron de Libia desde el comienzo del conflicto llega a casi 400.000, de las cuales unas 200.000 emigraron a Túnez, 160.000 a Egipto, y 18.000 a Níger. Otros escaparon a Argelia, Chad y Sudán.
El 28 de marzo cruzaron a Túnez y Egipto más de 4.000 personas, y el día siguiente 2.000.
Italia se sumó a regañadientes a la intervención militar internacional en Libia a fines de marzo, permitiendo que siete de sus bases militares fueran utilizadas para misiones aéreas.
"No es a través de acciones de guerra que podemos hacer que Gadafi se vaya, sino más bien mediante una fuerte presión internacional para promover deserciones entre las personas que lo rodean", dijo el canciller italiano Franco Frattini a un canal de televisión local.
El ministro también anunció que se reuniría con miembros del rebelde Consejo Nacional Interino libio en Roma. "Tenemos estrechos contactos con los rebeldes en (la noroccidental ciudad de) Bengasi, donde nuestro consulado está siempre abierto", afirmó.
La posición oficial de Italia es que la solución no pasaba por la guerra, sino por la presión diplomática para promover la deserción en el círculo de Gadafi y persuadirlo de que aceptara el exilio.
Los libios son sólo una pequeña parte de los inmigrantes que han llegado a Italia en las últimas semanas. Según el Ministerio del Interior, unas 22.000 personas del norte de África, la mayoría de Túnez, arribaron a Lampedusa y a Sicilia en bote.
Aunque la mayoría fueron transferidas a Sicilia y a otras regiones del sur italiano, o lograron escapar a los controles, hasta la semana pasada todavía había más de 5.000 en Lampedusa, y unos 350 eran niñas y niños abandonados.
Las autoridades italianas calificaron la reciente ola de inmigración a través del mar Mediterráneo de "emergencia humanitaria", y pidieron la asistencia de la Unión Europea — incluyendo a su agencia de control de fronteras, Frontex.
Aunque esto era bastante predecible luego de los últimos levantamientos en la región árabe, el gobierno italiano no estaba preparado.
Los inmigrantes se encuentran varados en Lampedusa desde hace semanas, esperando ser transferidos a otras partes del país. El único centro para refugiados allí puede albergar hasta 850 personas.
A muchos todavía no se les proveyó la más básica asistencia humanitaria, informó la organización Amnistía Internacional.
El primer ministro Silvio Berlusconi visitó la isla el martes 29 de marzo y prometió "despejar Lampedusa en 48-60 horas". Sin embargo, todavía no está claro adónde serán transferidas todas esas personas.
Grandes embarcaciones llegaron a Lampedusa la mañana del viernes 1 para anunciar la evacuación, pero las operaciones fueron suspendidas debido a las malas condiciones del mar.
A los inmigrantes no se les ha provisto con la asistencia humanitaria más básica, como abrigo, atención médica, mantas y acceso a instalaciones sanitarias, señaló Amnistía.
No hay duchas, no hay baños ni refugios. "Alrededor de 4.000 personas duermen actualmente en la intemperie", dijo a IPS la activista Charlotte Phillips, de Amnistía.
"A pesar de los esfuerzos de las agencias de ayuda en el terreno, la mayoría de los tunecinos ya golpeados por la pobreza y la violencia en su país se han hallado sin las más básicas provisiones" sanitarias, añadió.
Según Phillips, la crisis humanitaria se debe a la mala administración de la situación. "No hay duda de que podría evitarse", sostuvo.
La mayoría de los inmigrantes entrevistados por organizaciones de derechos humanos explicaron que habían dejado sus países en búsqueda de protección internacional. Muchos expresaron su deseo de seguir viajando a otras naciones europeas.
Agencias humanitarias temen que a los refugiados no se les dé acceso a procedimientos justos de asilo debido a la caótica situación en Lampedusa, y que el gobierno opte por expulsiones masivas sin considerar los casos individuales.
"Las autoridades italianas no deberían asumir que quienes llegan a Lampedusa son inmigrantes económicos", dijo Phillips.