Especialistas estadounidenses analizan al opositor Movimiento Verde de Irán según los presuntos intereses de Washington, pero descuidan la realidad y las complejidades internas de la política local.
Dos años después del surgimiento del Movimiento Verde de la República Islámica, tras las disputadas elecciones presidenciales, Washington no termina de comprender de qué se trata exactamente.
La repentina aparición de una sólida oposición fue de inmediato celebrada en Occidente, que la consideró una alternativa viable para evitar la reelección del conservador Mahmoud Ahmadineyad, pero también para poner fin al régimen. Incluso, el líder supremo Ali Jamenei fue blanco de las protestas.
Las autoridades reprimieron con violencia a las manifestaciones, lo que llevó a algunos analistas a cuestionarse sobre su verdadera viabilidad, aunque muchos lo siguen considerando como un elemento positivo, atribuyéndole sus propias opiniones a una oposición amplia y dispar.
"El Movimiento Verde parece ser una colección de esperanzas y sueños de iraníes del exterior y de dirigentes políticos de Estados Unidos", señaló Nagmeh Sohrabi, asistente de dirección del departamento de estudios de Medio Oriente de la estadounidense Universidad de Brandei.
[related_articles]
Exiliados y dirigentes políticos basan su caracterización del movimiento por lo que "quieren que sea y no por la realidad en el terreno", señaló Sohrabi. Muchos de ellos no quieren una solución militar a lo que Occidente llama el problema nuclear iraní.
Pero académicos iraníes que participaron en una conferencia en la Universidad George Washington hicieron otro análisis de la situación.
Con un conocimiento detallado de la política y de la gente de su país, los especialistas ahondaron en cuestiones que suelen ser desestimadas por Washington. La trayectoria de estos académicos no está definida por cuántas veces fueron citados por presuntos entendidos ni consultados por las autoridades. Sus propios estudios y contactos en Irán les permitieron dar respuestas sobre el Movimiento Verde.
El discurso de Washington debe tender a ser más restringido. "Hay múltiples ideas sobre lo que es el Movimiento Verde. Pero debemos ser más cuidadosos sobre qué es y qué no es. No quiere decir que no pueda ser todas esas cosas al mismo tiempo", explicó Sohrabi.
Los halcones (ala más belicista del gobierno) fueron algunos de los que asignaron sus propias motivaciones y aspiraciones al movimiento.
Josh Block, del Progressive Policy Institute, mostró esa tendencia al promover un nuevo grupo de estudio sobre Irán, el que también preside. Hace una década, el analista fue portavoz de Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel, lobby proisraelí que presiona para endurecer las sanciones económicas contra la República Islámica.
Block reconoció en una entrevista con The Washington Post que la amenaza de guerra o un conflicto militar de hecho empeorarán la situación de la oposición iraní, a diferencia de algunos neoconservadores como Reuel Marc Gerecht, de la Fundación para la Defensa de las Democracias.
Pero Block también dijo al periódico que sabía lo que querían los iraníes. "Parece obvio que aspiran a un cambio de régimen. Así lo votaron en 2009", explicó a la columnista Jennifer Rubin.
El análisis electoral y postelectoral de Block carece del matiz presentado por especialistas iraníes e irano-estadounidenses en la Universidad George Washington.
La abogada de derechos humanos iraní Shirin Ebadi se refirió directamente a esos asuntos en su presentación de la semana pasada.
"El Movimiento Verde está integrado por personas de diferentes ideologías", señaló Ebadi, también premio Nobel. "Algunos creen que hay que liquidar el régimen. Otros sostienen que eso no será posible sin un baño de sangre y que lo que hay que hacer es servirse de la Constitución actual", explicó.
"Es un movimiento democrático, no ideológico", remarcó Ebadi, quien reside en Estados Unidos.
De hecho, los que mencionó Block que votaron en las elecciones, a diferencia de la gente que participó en las manifestaciones postelectorales, lo hicieron por candidatos reformistas. Los dirigentes políticos del campo reformista son exactamente los que Ebadi mencionó que buscan hacer cambios en el marco de la Constitución existente.
La abogada mencionó que cada vez más personas vinculadas al Movimiento Verde se inclinan por un cambio de régimen dada la intransigencia mostrada por las autoridades para responder al campo reformista, pero esa transformación está lejos de haber terminado.
Sólo las proyecciones discutidas por Sohrabi representan el análisis de Block de que no sólo los manifestantes, sino quienes votaron en 2009 lo hicieron por un cambio de régimen. El candidato de la oposición, el exprimer ministro Mir Hossein Moussavi, se presentó con una plataforma reformista.
Ebadi está al tanto del cambio que se da dentro del Movimiento Verde, pero cree que la Constitución contiene disposiciones que, de cumplirse, permiten reformas. En cambio, un cambio de régimen drástico puede derivar en episodios de violencia, que ella quiere evitar.
"Un ataque militar es la peor solución. Recuerden que la democracia no es una mercancía", señaló. "No puede comprarse y mandarse a otro país. Hay que olvidarse de atacar naciones no democráticas. De hecho, a los dictadores les encanta ser atacados por extranjeros porque, con la excusa de la seguridad nacional, hacen a un lado a la oposición", añadió.