«¿IBSA qué?», responden muchos en la capital del comercio mundial al ser consultados por el foro de diálogo India, Brasil y Sudáfrica, creado en 2003 para «contribuir a la construcción de una nueva arquitectura internacional».
En Suiza no se habla de IBSA, pese a la retórica de la reunión del 8 de marzo en Nueva Delhi, donde delegaciones de los tres países reafirmaron su compromiso hacia un "régimen comercial internacional transparente, abierto y basado sobre el derecho".
También reclamaron una "temprana conclusión de la Ronda de Desarrollo de Doha con un resultado equilibrado que garantice que se cubran las necesidades del Sur, y en especial de los países menos adelantados".
"No coordinamos nuestras acciones formalmente como grupo", dijo un representante de uno de los países IBSA ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), que no quiso dar su nombre. "Somos miembros de varias coaliciones y nos coordinamos de forma ad hoc", apuntó.
Brasil, China, India y Sudáfrica integran el Grupo de los 20 (G-20) sobre agricultura, el NAMA, siglas en inglés de acceso a mercados no agrícolas, además de compartir la mayoría de las cuestiones relativas a la propiedad intelectual, explicó.
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El G-20 es una coalición de naciones en desarrollo, aunque sus intereses agrícolas pueden diferir. Brasil, por ejemplo, tiende a ser ofensivo en tanto India adopta una posición defensiva, lo que hace que haya un fuerte mecanismo especial de salvaguarda que permite a los países en desarrollo aumentar sus aranceles en caso de que aumenten las importaciones o caigan de forma abrupta los precios internacionales.
El NAMA es un grupo de países emergentes que reclaman flexibilidades en la implementación de reducciones arancelarias y un mayor acceso al mercado de productos industriales.
"En la práctica, Brasil e India lograron encontrar un punto medio en materia de acceso al mercado, disminución de la asistencia doméstica que distorsiona el comercio y la eliminación de los subsidios a la exportación, pese a que sus intereses parezcan divergentes", remarcó el diplomático.
"La declaración de Nueva Delhi de marzo es principalmente una respuesta a las presiones de Estados Unidos sobre iniciativas por sectores en las negociaciones de NAMA", señaló Christophe Bellmann, director de programa del no gubernamental Centro Internacional para el Comercio y el Desarrollo Sustentable, con sede en Ginebra.
Las actuales discrepancias en las negociaciones de la Ronda de Doha obedecen a que Estados Unidos pidió a los grandes mercados emergentes que recortaran de forma drástica los aranceles de todo el sector industrial, químicos, maquinaria, electrónica y silvicultura.
Brasil, China e India respondieron que se supone que esas iniciativas deben ser voluntarias y que así deben permanecer. Para el primero, esos sectores representan un tercio de su producción industrial y, para el segundo, más de 55 por ciento de todas sus importaciones no agrícolas.
Esas profundas diferencias llevaron al director general de la OMC, Pascal Lamy, a reconocer la semana pasada que las negociaciones de la Ronda de Doha "pueden fracasar".
Las alianzas "no son políticas ni ideológicas", sino basadas sobre intereses comerciales y, por lo tanto, muy inestables, salvo el grupo africano que funciona más sobre una línea regional, indicó Bellmann.
"Los países no actúan como bloque, sino de forma estratégica, por ejemplo, cuando se proponen aumentar su peso en las negociaciones mediante alianzas, en el mejor de los casos con países grandes como China, India y Brasil", dijo a IPS.
"IBSA es una buena iniciativa de cooperación Sur-Sur, pero su incidencia en las negociaciones comerciales es limitada", señaló El Hadji Diouf, director ejecutivo de la Agencia Africana para el Comercio y el Desarrollo, organizaciones especializada en asuntos comerciales y África.
"El interés común de IBSA es posicionarse como alternativa a la hegemonía de las potenciales comerciales tradicionales", dijo a IPS.
"Pero esos países deben asegurarse el acceso a nuevos mercados y, por lo tanto, compiten entre sí. Pueden cooperar de forma genuina sobre la eliminación de subsidios agrícolas, pero no hacer una oferta común sobre acceso al mercado", apuntó.
Tampoco tienen los mismos socios comerciales.
"Brasil experimentó un crecimiento increíble en los últimos años y se hace cada vez más fuerte. Le interesa más que a los otros que concluya de la Ronda de negociaciones de Doha. En cambio, Sudáfrica tiene muchas relaciones en el ámbito regional, además de las que tiene con la Unión Europea" (UE), explicó Diouf.
"Sudáfrica representa un buen mercado para las exportaciones de Brasil e India y más aún, un punto de entrada al continente africano por su participación en diferentes organizaciones regionales", indicó.
Sobre las posibles consecuencias de la cooperación IBSA en los países menos adelantados, Bellmann explicó que los requisitos de la OMC que se aplican para Sudáfrica no funcionan para esos estados, pues no tienen que abrir sus mercados a la agricultura, a NAMA ni a los y servicios.
"Buscamos la forma de implementar el acceso a los mercados libre de impuestos y sin cuotas para los países menos adelantados", indicó el diplomático que no quiso revelar su identidad. "India y Brasil avanzan en ese sentido", apuntó.
El mandato de Doha pide a las naciones en desarrollo que puedan hacerlo que abran sus mercados a los productos de los países menos adelantados, pero sin fijar un objetivo específico como tienen las naciones industrializadas, 97 por ciento.
"Pero Sudáfrica, por su posición geográfica, puede tratar y lograr acceder a los mercados de los países africanos menos adelantados, a diferencia de sus socios de IBSA", puntualizó Diouf.
"IBSA no excluye la competencia. Pretoria, por ejemplo, no promueve la liberalización comercial entre sus socios africanos y la UE en sectores como el de servicios para no tener que compartir un mercado regional al que ya le puso la mano", apuntó.
"Es una lucha preventiva por motivos comerciales que puede aparecer entre los socios de IBSA", añadió.