Lo único más próximo a la certeza respecto de los resultados de las elecciones generales de este domingo en Perú es, según todas las encuestas, el triunfo del nacionalista Ollanta Humala, pero sin el apoyo suficiente para acceder a la Presidencia en esta primera vuelta.
La verdadera disputa electoral se da entre los que aparecen con posibilidades para competir con Humala en la segunda ronda presidencial prevista para el 5 de junio, que son Keiko Fujimori, de Fuerza 2011, Pedro Pablo Kuczynski, de Alianza por el Gran Cambio, y el expresidente Alejandro Toledo (2001-2006), de Alianza Perú Posible.
Humala, el exoficial del ejército de 48 años postulado por la agrupación Gana Perú, recoge la adhesión de entre 28 y 29,5 por ciento de los consultados, según fuentes que tuvieron acceso a las últimas encuestas de las compañías Ipsos Apoyo y CPI, que no pueden difundirse en los medios locales.
En segundo lugar en estos sondeos se ubica Fujimori, quien va de 21 a 24 por ciento de intención de voto, tercero Kuczynski, con 18,4 y 19 por ciento, y cayendo al cuarto escalón con apenas 18,2 y 15 por ciento de apoyo aparece Toledo, quien en gran parte de la campaña electoral iniciada formalmente en enero encabezada las encuestas.
Las posiciones de los candidatos a suplir al presidente Alan García, cuyo Partido Aprista Peruano extrañamente no presenta postulante, han cambiado dramáticamente casi cada semana en esta campaña para los comicios del domingo, en los que también se elegirán los 120 diputados del Congreso legislativo unicameral y a los cinco representantes ante el Parlamento Andino.
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En un principio los sondeos daban ganador a Toledo, seguido del ex alcalde limeño Luis Castañeda, pero ahora Castañeda ha desaparecido del podio de favoritos y el exmandatario debe pelear palmo a palmo ese ansiado repechaje por ocupar la Presidencia de Perú a partir del 28 de julio de 2011.
A diferencia de Humala, con posturas consideradas de centroizquierda, las propuestas de Toledo, Kuczynski y de la hija mayor de Alberto Fujimori (1990-2000) van, más allá de matices, de la centroderecha a la derecha propiamente. "Hay dos consideraciones: una es que hay un electorado peruano que no está contento con la situación actual o aspira a mayores logros, y es a ellos que se dirige Humala desde que se lanzó por primera vez a la presidencia, en 2006.
El líder nacionalista es el que ha planteado más propuestas sobre redistribución de la riqueza y de combate a la pobreza, a la par de que habla de cambio, mientras que sus competidores recalcar su idea de continuidad de lo hecho por García. "Esa es la gran diferencia", explicó a IPS Fernando Tuesta, director del Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
"La segunda consideración es que Humala desplegó una campaña electoral sostenida, como estrategia definida, con un propósito de posicionamiento y enganche muy claro. No perdió el tiempo en discusiones con otros candidatos, si no que se dedicó a plantear soluciones, indicó.
Tuesta sostuvo, además, que ha cambiado respecto de su postura en 2006, ha moderado mucho su discurso, a pesar que su actual programa de gobierno es tanto o más radical que entonces". En el marco de una campaña electoral dura por la dispersión de adhesiones apareció la voz del escritor Mario Vargas Llosa, el último ganador del premio Nobel de Literatura y ex candidato presidencial en las elecciones de 1990, cuando perdió con un entonces casi desconocido Fujimori.
Vargas Llosa, ante una eventual segunda vuelta entre Humala y Fujimori, ratificó sus expresiones de 2009 de que sería como "elegir entre el sida y el cáncer". "No ocurrirá y me niego a creer en eso. No creo que mis compatriotas vayan a ser tan insensatos de ponernos en esa disyuntiva", agregó.
"Más que dos formas de autoritarismo, Humala y Fujimori son dos formas de no respetar las instituciones políticas. No es que ella sea autoritaria por el padre o que Humala sea autoritario por su formación castrense. Lo son porque sus propuestas debilitarían las instituciones democráticas", dijo a IPS el politólogo Carlos Meléndez.
Lo que ha beneficiado a Fujimori no es una espectacular campaña y un gran arraigo popular sino la lealtad de un núcleo duro de partidarios del padre, que no han cambiado su voto. El fujimorismo ha mantenido un porcentaje que oscila en 20 por ciento de adhesiones, que es mucho en un contexto de fragmentación del voto.
"Es la única candidata que tiene una suerte de militancia que se ha desarrollado como ninguna otra en los últimos años. Ella es quien personalmente la dirige y conversa en directo con sus seguidores", añadió Meléndez, autor de "Anticandidatos, guía analítica para unas elecciones sin partidos (2011).
Keiko Fujimori dijo ante una multitud en abril de 2009 que no pararía "hasta lograr la libertad de Alberto Fujimori", condenado a 25 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos y actos de corrupción.
Pero ahora, en un afán de ganarse al electorado que la rechaza, matizó su propuesta de indultar a su padre en caso de llegar al gobierno. "La familia ha decidido respetar lo que resuelva la justicia", afirmó.
Keiko Fujimori y su familia afrontan sus propios problemas con la justicia. La fiscal de la Nación, Gladys Echaíz, la investiga por la presunta utilización de fondos de origen ilícito obtenidos por su padre para financiar sus estudios en Estados Unidos. La candidata burló dos citaciones judiciales para no exponer su campaña electoral.
Además, Echaíz denunció por enriquecimiento ilícito a Rosa Fujimori, hermana del expresidente, quien es considerada prófuga por la justicia al no haberse presentado en un juicio por apropiación indebida de donaciones de Japón para niños pobres de Perú. Ese dinero habría sido depositado en cuentas bancarias suyas.