CUBA: Juventud, amor y sexo sin límites

De sus labios salen las palabras amor y sexo, por el simple contacto piel con piel. Todo depende de cada persona y del momento. A diferencia de generaciones anteriores, amplios sectores de la juventud cubana resuelven con naturalidad los eternos conflictos entre sentimiento y placer carnal.

Con un gesto cándido, Laura Torres confiesa a IPS que "una no tiene porqué enamorarse de todos". "Ahora se puede escoger más que antes y salir mejor en las relaciones", añade esta trabajadora de una vidriería, de 20 años.

Desde la década del 90, investigaciones sobre este grupo poblacional revelaron nuevos valores alrededor del amor y la sexualidad. Según el volumen titulado "Cuba: jóvenes en los 90", del Centro de Estudios sobre la Juventud (CESJ), de la Unión de Jóvenes Comunistas, atrás quedaron el mito de la virginidad y las relaciones sexuales solo en el matrimonio.

Como en todo el planeta, se acelera el ritmo de la existencia y, por ende, el de los lazos sexuales y sentimentales. "Una relación puede comenzar más rápido o terminar más rápido, pero sigue existiendo el amor en un espacio más veloz", dice a IPS Alejandro Menéndez, estudiante universitario de 23 años.

Sin pensarlo dos veces, Ray Denis Matamoros asegura estar enamorado. A sus 26 años, este sentimiento solo lo ha profesado una vez hacia alguien que bien merecía el riesgo de sortear la rutina de la cotidianidad. Este empleado de un almacén piensa que "la mayoría de la juventud no se enamora".
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En conversación con IPS, Natividad Guerrero, directora del CESJ, revela que la juventud suele referirse "al otro que no ama", aunque buena parte de este sector etario sí se enamora. "La diversidad de valores es tal y la diversidad de personas actuando y moviéndose en función de la sexualidad es tal, que hay de todo", dijo.

No obstante, una encuesta realizada en 2009 por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) a una muestra de personas entre 12 y 49 años arrojó que la mayoría de los consultados preferían la pareja estable, tanto entre hombres y mujeres, como entre hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH).

A diferencia de los varones, ellas prefieren más las relaciones duraderas y comprometidas. Ese sondeo, que incluyó a más de 28.000 personas de todo el país, indicó que 67,5 por ciento de las mujeres de 20 a 24 años consultadas respondieron que prefieren compartir largos periodos con la misma pareja, mientras que la misma respuesta la dieron 73,8 por ciento de aquellas entre 25 y 29 años.

Según la ONE, la edad promedio de inicio de las relaciones sexuales en Cuba está en los 16 años. Los varones comienzan a los 15, mientras que las muchachas y HSH a los 16. Este adelanto se corresponde con datos mundiales, que señalan una media de entre 10 y 14 años, según fuentes especializadas.

Amparados por los prejuicios sexuales rotos por sus padres y a la par del aumento de matrimonios entre adolescentes, cada vez más se llega al sexo en edades cercanas a la niñez, frente al promedio de entre 14 y 16 años de fines del siglo XX, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

Desde la década del 60, en esta isla se ampliaron las oportunidades para la mujer, en un proceso que con el tiempo llegó a llamarse la "revolución dentro de la Revolución". La juventud de esa etapa se distinguió por relaciones "más abiertas y participativas", según la socióloga María Isabel Domínguez.

Así y todo, pasados más de 40 años, mientras las universitarias eligen a su pareja por la inteligencia y los valores, los varones de ese mismo medio siguen buscando en primer lugar la belleza femenina, comentó Domínguez a IPS, directora del estatal Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas.

El cambio más reciente empezó a producirse en los años 90 con el comienzo de la apertura del debate público a los temas de la homofobia, tendencia que se consolidó en la pasada década con toda una campaña pública a favor del respeto a la libre orientación sexual y el surgimiento de grupos informales reunidos por este tema.

"La diversidad, por suerte, es mucho más tratada en lugares públicos, pero sigue maltratada a nivel de comentarios generales", explicó Guerrero, quien consideró que "los jóvenes de hoy son más abiertos" en este tema que las generaciones anteriores". A pesar de la supervivencia de estigmas a lo "diferente", el biólogo Isbel Díaz estima que ahora se asume más a la luz del día y en edades precoces la condición de lesbiana, gay, trans o bisexual. Justo a los 20 años, en medio de su carrera universitaria, él dio el paso que comúnmente se conoce como "salir del clóset".

Pero "no es porque haya aumentado el respeto, sino la tolerancia en la sociedad cubana, sobre todo por un mayor tratamiento del tema en los medios de comunicación", analiza. Para Díaz, esto se enlaza con la libertad sexual que defiende la juventud sin importar su orientación.

Ana Lorena Bermúdez ensaya por vez primera en sus 22 años de vida la convivencia bajo un mismo techo con Alejandro Menéndez. Ambos estudian en la universidad y los une pensamientos similares sobre las relaciones humanas. Para ella, "pareja no tiene que ser necesariamente dos personas, pueden ser tres porque lo sienten y funcionan".

En otra época, el rubor aparecería en el rostro de un joven como Menéndez o jamás mencionaría posibles vínculos, fuera de toda convención. Con auténtica tranquilidad, afirma: "puede entrar otro hombre, otra mujer, siempre que sea algo definido y pensado dentro de los límites de la pareja…, si es que la pareja quiere poner límites".

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