«Exportar nuestros productos nos abriría muchas posibilidades en el exterior pero no tenemos ningún apoyo directo del gobierno, ni capacitación ni facilidades de crédito», advirtió Efraín Patzán, un fabricante de muebles de pequeña escala del central municipio guatemalteco de San Juan Sacatepéquez.
"La mayoría de microempresas están al frente de gente que no ha estudiado y la formación es necesaria para entender los pasos para exportar. Además no se tiene capacidad de invertir por lo que es necesario facilitar el acceso al crédito", señaló Patzán a IPS.
Con todas estas dificultades, San Juan Sacatepéquez, ubicada en las cercanías de la capital guatemalteca y con mayoría de población indígena kaqchiquel, está colmado de carpinterías donde se fabrican cotizados muebles con maderas finas como cedro y caoba, que se comercializan en el país.
Sin embargo, esta industria aún no logra traspasar las fronteras de Guatemala, que en caso de lograrlo "nos traería beneficios mayores", sostuvo.
América Central y República Dominicana firmaron un 2006 un tratado de libre comercio con Estados Unidos, conocido por las siglas en inglés DR-Cafta, y ahora parece muy próximo otro acuerdo de asociación comercial con la Unión Europea (UE).
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A la vez, esta región encamina una negociación para liberar el comercio con Perú y espera los resultados de un estudio de factibilidad para una negociación similar con Corea del Sur, sin mencionar las tratativas bilaterales de cada país.
Frente a esta ola de comercio global, miles de micro, pequeñas y medianas empresas centroamericanas, como la que tiene Patzán, observan esos tratados sin poder participar y generar desarrollo en sus comunidades. Muchas de ellas han sido arruinadas por la voraz competencia de las grandes compañías.
En Costa Rica, el ex diputado Ronald Solís (2006-2010), del centro izquierdista Partido de Acción Ciudadana, dijo que "los tratados de libre comercio están haciendo desaparecer a los empresarios costarricenses".
"El último informe del Estado de la Nación 2010, reporta que en 1998 existían 2.403 empresas exportadoras y en la actualidad solo sobreviven 732. Es decir, siete de cada 10 desaparecieron y se trataba básicamente de pequeñas y medianas empresas", citó Solís.
Aunque las exportaciones han crecido considerablemente en este periodo de 12 años, se ha dado bajo un modelo de alta concentración, según el ex diputado.
Así, "82,2 por ciento de las empresas costarricenses que exportan menos de un millón de dólares representaron solo 3,1 por ciento del valor exportado en 2009, mientras que 1,5 por ciento de las empresas más grandes son responsables de 70 por ciento de esas ventas", agregó.
"Así no creemos que las pequeñas y medianas empresas (Pymes) crezcan, seguirá el proceso de concentración de las exportaciones", dijo a IPS Jeffery López, de la no gubernamental Asociación de Iniciativas Populares de Costa Rica.
"El problema de partida es que los tratados de libre comercio no son negociados entre iguales. Se deben reactivar los mercados locales e invertir en los sectores productivos del país a través de créditos y apoyo técnico", entre otros aspectos, agregó.
Costa Rica, a diferencia de los restantes seis países del istmo, firmó además un tratado de libre comercio con China en 2010, un año después de haber suspendido, como exigió el gigante asiático, relaciones diplomáticas con Taiwán.
Edgardo Mira, del no gubernamental Centro de Investigación sobre Inversión y Comercio de El Salvador, indicó a IPS que en los convenios comerciales las Pymes "están en desventaja".
"Estos contemplan una serie de postulados para favorecer a las grandes empresas, que tienen más facilidades de exportación, de financiamiento, de competir en grandes mercados poniéndolas en una gran ventaja frente a las pequeñas y medianas", explicó.
Mira citó como ejemplo, el principio de nación más favorecida y de trato nacional contemplados en el DR-Cafta, los cuales según organizaciones sociales, otorgan a las empresas estadounidenses un trato, por lo menos, igual o superior al que se les otorga a las salvadoreñas, lo cual pone a estas últimas "en franca desventaja".
"Se deben buscar alternativas al modelo neoliberal y pensar en relaciones comerciales que partan de los intereses de la población, de las posibilidades que como país se tiene para la producción destinada al comercio exterior, no desde la lógica de las grandes empresas que imponen necesidades", dijo el experto.
Por su parte, Luis Linares, de la no gubernamental Asociación de Investigación y Estudios Sociales de Guatemala, señaló a IPS que en un convenio comercial internacional "siempre hay ganadores y perdedores y "no se puede dejar sujeto a la oferta y la demanda".
"Se deben identificar medidas de financiamiento, crédito, capacitación y asistencia técnica", añadió.
En coincidencia se manifestó, ante la consulta de IPS, Elmer Velásquez, de la coordinación de organizaciones no gubernamentales y cooperativas de Guatemala. El problema de los tratados comerciales "es el modelo económico, lo que significa que los intereses de los países pequeños con poca capacidad de negociación se ven afectados ante la imposición de criterios e ideas de los grandes", apuntó.
Aunque algunos estados de la región han aumentado sus exportaciones a Estados Unidos gracias al DR-Cafta, la balanza comercial aún sigue siendo negativa para la región.
A pesar de que ha crecido el comercio, sus beneficios no llegan "a los sectores populares y los grandes ganadores son las medianas y grandes empresas", aseguró a IPS Yuri Marín, del Instituto Nitlapán de la jesuita Universidad Centroamericana de Nicaragua.
"La globalización no equivale a un mundo más justo, porque hay quienes buscan concentrar poder, información y recursos aprovechando estas ventajas. Habría que democratizarla", concluyó.