El gobierno de Brasil está reforzando la seguridad de sus dos centrales nucleares. Este país sudamericano no tiene terremotos ni tsunamis, pero no está exento de catástrofes naturales como avalanchas de tierra y agua que pueden poner en riesgo un plan de evacuación ante una fuga de radiación.
El gobierno comenzó a aprender la lección en enero, cuando lluvias torrenciales que provocaron derrumbes y trombas de agua mataron a casi 1.000 personas, obstruyeron caminos y destruyeron todo lo que encontraron a su paso en la región serrana del estado de Río de Janeiro, en el sudeste del país.
Los derrumbes también son frecuentes en los caminos de acceso a Angra dos Reis, 170 kilómetros al sur de Río de Janeiro —capital del estado homónimo—, donde se encuentran el complejo de dos reactores, Angra I y Angra II, que producen 2,5 por ciento de la energía eléctrica brasileña.
El ex diputado del Partido Verde, Fernando Gabeira, alertó sobre la existencia de por lo menos 120 puntos de derrumbes en la carretera entre Río de Janeiro, Angra dos Reis y la ciudad de Santos, muy estrecha y ubicada entre las montañas y el océano Atlántico.
"El plan nunca fue bueno. Yo participé de un simulacro (de evacuación) y la sirena no funcionaba, y un policía que iba a ayudarnos en la organización murió en un accidente. La carretera es muy peligrosa", dijo Gabeira a IPS.
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Ricardo Baitelo, responsable de Energía de la organización ecologista Greenpeace en Brasil, se preguntó qué ocurriría con un plan de evacuación ante un eventual desastre nuclear "si el tránsito ya es difícil en épocas turísticas como Año Nuevo o carnaval".
Angra dos Reis, donde unas 20.000 personas estarían en riesgo si se produjera un accidente radiactivo, es una región turística en constante expansión.
El gobierno también está consciente de los puntos débiles de su plan nuclear. Eletronuclear, la empresa que administra la central, informó a fines de marzo que creó una comisión para reevaluar la seguridad de las laderas que rodean los accesos a Angra Dos Reis y que contratará para ello a una consultora independiente.
El plan incluye además establecer rutas alternativas ante un eventual accidente. Está prevista la construcción de dos muelles próximos a las plantas nucleares para una evacuación marítima, así como una ruta aérea.
El complejo nuclear está situado a orillas del mar con los cerros a su espalda. Para Gabeira, la alternativa de la salida marítima "es importante porque se reconoce la casi inutilidad de la carretera de Angra en una situación de emergencia".
"Pero también es necesario entender que hay momentos en que el mar tampoco es de lo más amigable", apuntó.
El presidente de la Comisión Nacional de Energía Nuclear, Odair Gonçalves, aclaró a IPS que el plan de evacuación ahora revaluado es apenas uno de los componentes del programa de emergencia existente, que depende directamente del Gabinete de Seguridad de la Presidencia.
El programa es activado en caso de que el riesgo de accidente supere los límites de los reactores, y establece una evacuación preventiva en un perímetro de tres a cinco kilómetros.
"Si el accidente supera la intensidad y crece paulatinamente, como en Japón, se puede recomendar la evacuación de la población. La empresa Eletronuclear está construyendo diques y puertos auxiliares para crear otras vías de salida, además de la carretera, por mar y vía aérea", explicó.
Las medidas extraordinarias de seguridad no descartan zonas mayores de evacuación y también la construcción de una planta hidroeléctrica que entraría en funciones en caso de falla de los generadores.
Aun con todas las precauciones, el presidente de la Comisión minimizó las posibilidades de riesgo por desastres naturales en Brasil.
"Las laderas están suficientemente estudiadas, y aun con desmoronamientos como los que tuvieron lugar en Angra dos Reis, nuestros cálculos indican que no llegarán a las centrales. E incluso con una tromba de agua y una inundación, los generadores auxiliares están colocados dos metros y medio por encima de la mayor posibilidad de inundación del área", agregó.
El gobierno comenzó a construir una tercer reactor en Angra dos Reis, y planifica por lo menos otras cuatro centrales de ese tipo hasta 2030, en el marco de un plan estratégico que incluye la producción y exportación de uranio enriquecido.
Brasilia justifica la necesidad de la expansión nuclear en la creciente demanda eléctrica de la economía.
Más de 80 por ciento de la matriz energética brasileña es hidroeléctrica, y los planes de crecimiento de este tipo de fuente también son objeto de críticas por los impactos ambientales que pueden causar en áreas como la selva amazónica.
Gonçalves destacó que, aun con las nuevas centrales previstas, la energía nuclear aportaría apenas cinco por ciento del suministro eléctrico.
"No existe tal expansión, existe mantenimiento de la capacidad nuclear. Además de mucha agua, tenemos mucho uranio y esa es una riqueza muy grande que tiene que ser explotada porque da una independencia inclusive tecnológica muy importante", justificó.
Gabeira consideró que ante la creciente demanda energética "sólo en la cabeza del gobierno no hay otra salida". Alemania, por ejemplo, "camina aceleradamente hacia la energía solar" así como China expande las fuentes limpias y renovables.
"Si vamos a aplicar las medidas de seguridad necesarias para la energía nuclear, será mucho más cara que la solar, y terminará siendo menos competitiva", subrayó.
Brasil tiene un potencial "muy grande" de energías renovables, apuntó Baitelo, que hacen posible que "pueda crecer hasta la mitad del siglo con una demanda energética hasta cuatro veces más grande que la de hoy, y que esa electricidad venga de fuentes renovables, principalmente eólica, biomasa, un poco de hidroeléctricas y solar", dijo.