La primera de una serie de 11 represas planeadas sobre el río Mekong, el más grande de Asia sudoriental, puede romper el especial vínculo existente entre los comunistas Vietnam y Laos.
En Vietnam, los críticos del proyecto hidroeléctrico de 1.260 megavatios que planea su vecino más pequeño y más pobre, sostienen que acarreará un desastre ambiental.
Sin embargo, Laos quiere ser la usina de la región, para vender electricidad a sus vecinos y ganar suficiente para ayudar a los pobres, que constituyen un tercio de sus 5,8 millones de habitantes.
La represa se ubicará en una idílica colina en la noroccidental provincia de Xayaburi (o Sayaboury), en Laos, y será erigida por un constructor tailandés.
Se prevé que Tailandia comprará 95 por ciento de su electricidad para alimentar su floreciente economía.
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Nueve de las 11 represas que se planea construir sobre el Mekong estarán en Laos.
El embalse "reducirá el agua dulce y el cieno en Vietnam, y devastará la pesca", señaló Tuoi Tre, el periódico de más circulación en el país, publicado por la Organización de Jóvenes Comunistas desde Ho Chi Minh (ex Saigón).
The Saigon Times también subrayó la potencial amenaza que implica esta represa, que requerirá una inversión de 3.500 millones de dólares y se ubicará en el delta del Mekong, "mayor área de producción arrocera y cría de peces" de Vietnam.
Funcionarios del gobierno vietnamita han alzado su voz contra este proyecto de 32 metros de altura y 820 de ancho.
"De construirse, la represa de Xayaburi en Laos afectará en gran medida a la producción agrícola y acuícola de Vietnam", dijo el viceministro de Recursos Naturales y Ambiente, Nguyen Thai Lai, en una reunión de expertos de su país en temas relacionados con el Mekong.
Estas críticas van en contra del espíritu de un tratado de amistad y cooperación firmado en 1977 que vincula a ambos países en una "relación especial". Ese acuerdo sobrevino tras el triunfo comunista contra Estados Unidos en la Guerra de Vietnam (1965-1975).
"Las críticas reflejan las preocupaciones y la opinión del público y del gobierno", dijo Nguy Thi Khanh, subdirector del no gubernamental Centro para la Conservación de los Recursos Hídricos y el Desarrollo, con sede en la norteña ciudad vietnamita de Hanoi.
Los científicos de Vietnam también dicen que "se debería frenar el proyecto", agregó Khanh en una entrevista telefónica desde la capital.
"Se ha roto el silencio de Vietnam sobre esta represa", dijo.
Por su parte, el gobierno de Laos sigue con su plan. "Confiamos en que el proyecto de energía hidroeléctrica de Xayaburi no tendrá ningún impacto significativo en el Mekong", explicaron funcionarios de Laos en una nota enviada a los expertos.
Especialistas de Camboya, Laos, Tailandia y Vietnam —los cuatro países que comparten las aguas del bajo Mekong— se reunirán a fines de este mes para aprobar los planes de la represa de Xayaburi.
Laos pidió a sus vecinos que no interpusieran obstáculos.
"No habrá necesidad de ninguna ampliación del tiempo ni de remitir este asunto" a los ministros, señaló el mensaje del gobierno de Laos a los expertos del Mekong.
La polémica sobre esta represa se ha convertido en la primera gran prueba de diplomacia ambiental para los cuatro países del bajo Mekong, que integran la comisión que lo administra.
Ésta es un organismo intergubernamental que se creó luego de un acuerdo en 1995 y tiene su sede en Vientiane. Aspira a administrar de modo consensuado el desarrollo de este curso hídrico.
Todo plan para instalar represas en el Mekong tiene que ser evaluado en su impacto transfronterizo, bajo un mecanismo especial conocido como el Procedimiento para la Notificación con Consulta y Acuerdo Previos.
"Ésta es la primera vez que atravesamos el proceso de consulta previa", dijo a IPS el presidente de la Comisión del Río Mekong, Jeremy Bird.
"Los países no tienen derecho a veto (para impedir que se construya una represa en un país vecino), pero no pueden proceder sin consultar" a los demás, agregó.
Los miembros de la Comisión tienen que sopesar la disposición contenida en el acuerdo según la cual "un país no puede actuar irresponsablemente para impacar en su vecino" contra el derecho de todo miembro "a no acordar" y la potestad de "tomar sus propias decisiones", agregó Rudi Veestraeten, enviado de Bélgica a Tailandia.
La Comisión es financiada por Bélgica junto con otros países europeos, además de Australia y Canadá.
Hasta ahora, el Mekong, de 4.880 kilómetros de largo, no tuvo represas en el tramo que comparten los cuatro países de la Comisión. Pero corriente arriba, cuatro se han instalado en la sureña provincia de Yunnan en China, como parte de una serie de ocho megarrepresas que proyecta el gigante asiático.
Ambientalistas e incluso expertos gubernamentales del bajo Mekong están alarmados.
El impacto de los embalses chinos en los países de la Comisión ha fortalecido las campañas lideradas por Towards Ecological Recovery and Regional Alliance (Terra), un grupo de presión ecologista con sede en Bangkok.
Terra advirtió que las represas en el bajo Mekong afectarán a 60 millones de personas, que dependen del río para obtener alimentos y ganarse la vida.
"Laos no ha ayudado porque el gobierno se ha negado a hacer pública la evaluación del impacto ambiental que hizo para la represa de Xayaburi", dijo a IPS el codirector de Terra, Premrudee Daoroung.
"El gobierno de Laos dice que es un documento secreto", añadió.