La presidenta del opositor Partido Democrático Progresista (PDP) y ex viceprimera ministra de Taiwán, Tsai Ing-wen, anunció un plan nacional para prescindir de la energía nuclear en 2025.
El debate sobre esa fuente de energía se reavivó con los controvertidos 9.300 millones de dólares para construir una cuarta central atómica aquí tras el terremoto y posterior tsunami que golpeó el noreste de Japón y que causó la muerte a más de 10.000 personas. Las instalaciones quedaron dañadas, hubo grandes explosiones y liberación de radiación.
El vicepresidente de la estatal Taiwan Power Company (Taipower), Huang Hsiend, respondió que es "casi imposible" depender del gas natural y de las energías renovables para 2025. "Es inviable" abandonar la alternativa nuclear, remarcó.
"Nadie reclama un cese inmediato de la generación, sino una disminución gradual y equilibrada", dijo a IPS la concejala del PDP de Taipei, Hsu Chia-ching.
"Permitir que opere la central y generar más combustible que produce desperdicios radiactivos significará una tragedia mayor", respondió Tsai al ser consultada de si la interrupción de la construcción no era una pérdida de dinero.
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"El daño a la sociedad y a la economía japonesa, incluido el turismo, la agricultura, la pesca y la industria, es muchísimo mayor, sin mencionar el costo de la reconstrucción", dijo a IPS la profesora de ciencias atmosférica Hsu Kuang-jung, quien trabaja en la Universidad Nacional de Taiwán.
"El problema de Fukushima no ha terminado", remarcó, refiriéndose al complejo atómico japonés dañado por el terremoto y el tsunami.
"La energía nuclear es el método más caro y riesgoso de generación de energía y si no tenemos una necesidad imperiosa, ¿por qué tenemos que crear tanto peligro y hacer que nuestra población viva con miedo?", preguntó Hsu. "Los taiwaneses nunca tuvieron la oportunidad de expresarse al respecto", añadió.
Más de 2.000 vecinos de la cuarta central nuclear, ambientalistas y figuras políticas de la oposición organizaron una manifestación la semana pasada bajo el lema "Amamos a Taiwán. No queremos desastres nucleares".
El presidente de Taiwán, Ma Ying-jeou, insistió en el buen estado de las tres plantas existentes y señaló que se terminará con la construcción de la cuarta, que generará 2.750 megavatios. Pero la apertura de las instalaciones se demorará, informaron varios funcionarios, quienes añadieron que se realizará una inspección total de las otras tres.
Tsai señaló que su propuesta apunta a iniciar un debate sobre "cómo podemos encontrar otras fuentes de energía para que Taiwán no tenga que depender de la alternativa nuclear en 2025".
La líder opositora pretende ser candidata de su partido a las elecciones presidenciales de principios del año próximo y competir con Ma.
"El desastre de Fukushima mostró que el peligro de las plantas nucleares es mucho mayor de lo que la gente cree y que la posibilidad de que ocurra algo similar en Taiwán es muy alta", declaró Tsai.
Seis de los 564 reactores nucleares en funcionamiento o cerrados del mundo tuvieron graves accidentes, indicó la presidenta del PDP. "Japón y Taiwán son zonas sísmicas y lo que ocurrió en ese país puede pasar aquí", arguyó.
"No hay forma de implementar un plan de respuesta para un episodio que causaría un daño incalculable a la salud de nuestra población y a nuestro comercio y economía", sostuvo Tsai. "Es un costo demasiado alto", añadió.
Las dos primeras centrales nucleares de Taiwán, ubicadas en el extremo norte de la isla, tienen dos reactores de agua en ebullición General Electric cada una. Taipower tiene una concesión para operar uno hasta 2018, el segundo hasta 2019, el tercero hasta 2021 y el cuarto hasta 2023.
La licencia para operar los dos reactores de agua a presión Westinghouse de la tercera central, ubicada en el extremo sur de Taiwán, vence en 2024 uno y 2025 otro.
Taipower solicitó al Consejo de Energía Atómica una renovación de la licencia por 20 años, lo que ampliará la vida operativa de las tres instalaciones.
La controvertida cuarta central nuclear, que se construye en la localidad de Yenliao, en Taipei en la costa nororiental de Taiwán, contará con dos avanzados reactores de agua en ebullición, uno comenzará a operar en diciembre de 2012 y otro, un año después.
De ahora hasta 2025 hay suficiente tiempo para un proceso de "revisión completa e integral" y para "crear un consenso social", indicó Tsai.
El año pasado hubo un margen de capacidad de reserva de energía de más de 23,4 por ciento, mientras las tres plantas nucleares existentes sólo produjeron 18 por ciento del total, según datos de Taipower.
"Aun si las tres centrales atómicas dejan de operar, habrá 5,4 por ciento de margen de reserva, mejor de lo que hubo de 1992 a 1995", añadió.
"Tenemos que estimular ese 5,4 por ciento y elevarlo a un 15 por ciento, lo que se considera un margen seguro para las economías más avanzadas como la de Taiwán", subrayó.
Tsai también llamó a la liberalización de la industria energética.
"Habilitar la competencia entre empresas privadas y Taipower estimulará la generación de energía de forma eficiente y eliminará una barrera al desarrollo de las fuentes renovables", arguyó.
"Espero que podamos evitar que se vuelva un tema de campaña pues tratamos de promover un diálogo con el partido gobernante pues es un asunto que afecta a todas las personas que viven en Taiwán", añadió.
Capacidad de Reserva de Energía
El ex ministro de Ambiente Chang Kuo-lung se opone a la ampliación de las licencias de operación de las tres plantas nucleares existentes y a agregar un nuevo reactor a las instalaciones.
También reclama una revisión integral de la seguridad de las tres plantas operativas y que se detenga de inmediato la construcción de la cuarta central, que según los activistas está "plagado de escándalos y flaquezas" y no podrá resistir un terremoto fuerte ni un tsunami.
Especialistas en materia energética, incluidos ex ministros, ofrecieron varios métodos para alcanzar una capacidad de reserva de energía de 15 por ciento. Entre ellas:
– Aumentar la incidencia de las energías alternativas del 6,5 por ciento actual previsto por el gobierno para 2025.
– Mejorar la eficiencia de las plantas de energía termal invirtiendo en sistemas más avanzados, agregando así 5,8 por ciento a la capacidad energética total, al reducir las emisiones de dióxido de carbono.
– Agregar nuevas plantas termales, mejor si funcionan con gas natural, para agregar más de 10 puntos porcentuales a la capacidad de generación energética general, sin aumentar demasiado las emisiones de dióxido de carbono.