José R vive desde diciembre en un centro del Movimiento Internacional 24 Horas de Alcohólicos Anónimos de Servicios Gratuitos, en el céntrico barrio de Condesa, en la capital de México.
"Aquí se nos provee de comida, ropa, atención médica. La finalidad es que uno deje de beber", relató a IPS José, un boxeador profesional de 30 años, y a quien sus padres le recomendaron la institución, donde al igual que en otras organizaciones solo se usa el nombre y la inicial del primer apellido del enfermo.
Cada semana, este centro fundado en 1975 recibe un promedio de 60 hombres y mujeres, una muestra de la magnitud de la enfermedad en este país latinoamericano de 112 millones de personas.
En total, casi 27 millones de personas entre 12 y 65 años beben en exceso en cada ocasión y presentan frecuencias de consumo que oscilan entre menos de una vez al mes y diario, según cifras de la Encuesta Nacional de Adicciones de 2008. Casi cuatro millones son dipsómanos.
La ingesta por persona en este país situado en el norte de América es de 4,6 litros, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el club de las 34 mayores economías del planeta al que pertenece México.
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Anualmente, 1,7 millones de mexicanos se suman al consumo excesivo de alcohol, según figuras de la Secretaría (ministerio) de Salud.
"Hay muchas preocupaciones. El consumo en una sola ocasión, que tiene otras consecuencias negativas: accidentes, violencia, disrupciones urbanas, jóvenes expuestos al alcohol, la edad mínima para consumir", dijo a IPS el estadounidense Brett Bivans, vicepresidente del no gubernamental Centro Internacional para Políticas sobre Alcohol (ICAP por sus siglas en inglés).
Patrocinado por la industria de bebidas alcohólicas, el ICAP, con sede central en Washington, la capital estadounidense, ejecuta un proyecto global que incluye a México, sobre la autorregulación de la publicidad del alcohol, la conducción automotriz bajo sus efectos y las repercusiones de licores adulterados.
Estos últimos componentes se llevan a cabo como proyecto piloto en el noroccidental estado de Jalisco, la cuna del tequila, la tradicional bebida mexicana obtenida de la fermentación y destilación del agave azul. Iniciado formalmente en enero, la iniciativa concluirá a finales de 2012.
En 2003, la secretaría de Ciudad de México de Seguridad Pública puso en marcha el programa "Conduce sin alcohol", mediante el cual aplica controles en las calles para medir los niveles sanguíneos de los automovilistas y que ha reducido la incidencia de accidentes vehiculares.
En 2009 el Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes emprendió la Iniciativa Mexicana de Seguridad Vial para reducir los percances mediante la aplicación de alcoholímetros en las carreteras y el fomento del uso del cinturón de seguridad y de cascos en motocicletas.
"Acuden porque quieren encontrar la forma de dejar de beber. El enfermo bebe para dejar de sentir, el alcohólico es un ser atormentado", declaró a IPS el mexicano Aníbal R, vocero del Movimiento Internacional y alcohólico él mismo. Este antiguo periodista no ha consumido alcohol desde 1995.
El centro capitalino funciona las 24 horas y su programa consiste en charlas cada dos horas durante las cuales el dipsómano trepa a la tribuna y cuenta sus tribulaciones, acto conocido como catarsis, por el relato de las emociones que le embargan y le encadenan a las bebidas alcohólicas.
El Movimiento, que se financia con aportaciones de miembros rehabilitados, opera en Colombia, Ecuador y España, además de Estados Unidos y México, y atiende a unas 20.000 personas, con un alto porcentaje de efectividad.
En México, el alcoholismo ocasiona una pérdida quincenal de unas 160.000 horas/persona y es responsable de 15 por ciento del ausentismo laboral, según datos de la Secretaría de Salud. Además, este país posee una tasa de mortalidad por cirrosis hepática de 22 decesos por cada 100.000 habitantes.
El Sistema Nacional de Salud gasta anualmente unos 980 millones de dólares en la atención de casos de adicción a las bebidas alcohólicas.
La Encuesta Nacional de Adicciones halló que "los adolescentes están copiando los modelos de los adultos y que una proporción importante presenta problemas con su manera de beber. Sobresale el aumento del consumo entre las mujeres adolescentes".
"Es necesario que los padres pongan límites a sus hijos y les pongan atención, que haya comunicación", planteó a IPS Alicia Argüelles, directora de Servicios a la Comunidad de la no gubernamental Fundación de Investigaciones Sociales (Fisac), surgida en 1981 y patrocinada por siete fabricantes de bebidas.
Fisac ejecuta desde 2000 talleres interactivos para la promoción de la salud, diseñados para difundir el respeto al no bebedor y la responsabilidad y moderación ante el consumo de alcohol, en escuelas y universidades públicas y privadas y bares y restaurantes.
Una evaluación de esta fundación sobre el taller impartido a un grupo de estudiantes del estatal Instituto Politécnico Nacional halló resultados favorables en cuanto a las bebidas alcohólicas y su consumo moderado. Las actividades han cubierto a unas 108.000 personas en todo el país.
"Esperamos ver que los participantes tengan una mejor capacidad para identificar, planificar, aplicar y evaluar los programas. Es necesario cambiar actitudes hacia cómo se debe consumir y tener patrones saludables", señaló Bivans.
Los datos disponibles indican que la prevención no basta para frenar el avance de la enfermedad. El Congreso legislativo mexicano estableció impuestos entre 25 y 50 por ciento para las bebidas alcohólicas.
Además, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios elaborará un reglamento más estricto sobre la publicidad de bebidas alcohólicas, entre otros productos.
"Se están haciendo las cosas bien. Hay programas de prevención e investigación, pero hay que educar a la gente", indicó Argüelles, una socióloga egresada de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México.
"El alcohólico no tiene muchas opciones. Se rehabilita o termina en la cárcel, muerto o perdido en las calles", diagnosticó Aníbal R, que actualmente es "padrino" una especie de guía que apoya cercanamente a otros enfermos- de cuatro personas en el Movimiento Internacional.
En un informe reciente, la Organización Mundial de la Salud pidió a los gobiernos actuar para frenar el abuso y alertó que en países como México el consumo prevalece.