Mientras las urnas mostraron un respaldo abrumador a la reforma de las reglas electorales en Egipto, la Hermandad Musulmana, proscripta durante 30 años, se yergue como una fuerza política central tras el fin del régimen de Hosni Mubarak (1981-2011).
Algo más de 77 por ciento de los votantes apoyaron las reformas a varios artículos constitucionales, sostuvo el comité electoral en la noche del domingo 20.
"Pese a tres décadas de represión del régimen de Mubarak, la Hermandad Musulmana es un jugador primordial en la arena política post revolucionaria", dijo a IPS el profesor de ciencia política Tarek Fahmi. Y, "por primera vez desde su fundación, tiene la oportunidad de alcanzar el poder en elecciones libres y justas".
El 11 de febrero, Mubarak entregó resignó su cargo ante las Fuerzas Armadas. En algo más de cinco semanas transcurridas, los militares, que prometieron conducir el país hasta que se celebren comicios presidenciales y parlamentarios, han cumplido varios de los reclamos populares, incluyendo el reemplazo de la mayoría de los ministros que había nombrado el dictador.
En los días posteriores a la salida de Mubarak, la Hermandad Musulmana anunció su voluntad de convertirse en partido político. Pese al importante apoyo popular que siempre tuvo en este país, la organización creada en 1928 e ilegalizada por el estado en 1954, nunca existió oficialmente como fuerza política.
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"Tan pronto como se reforme la ley de partidos políticos, aspiramos a inscribirnos como tal", dijo el 18 de febrero Mohammad Saad al-Kitatni, quien encabezó el bloque legislativo de la Hermandad entre 2005 y 2010.
En esas declaraciones, que constituyeron la primera aparición de un dirigente de la Hermandad en la televisión estatal, Al-Kitatni subrayó que la organización apoya un sistema de gobierno civil, más que una teocracia.
"Queremos un Estado civil, basado en la ley islámica y en principios como la libertad de pensamiento, la justicia para todos y la igualdad ante la ley, sin distinciones de raza, género o religión", afirmó.
Al-Kitatni sostuvo además que el grupo no presentará candidato en las próximas elecciones presidenciales, ni buscará retener una gran mayoría en el parlamento.
"No queremos dar a nuestros rivales domésticos ni a nuestros críticos internacionales motivo alguno de temor", indicó. "Queremos competir de manera justa con otros movimientos políticos que, sabemos, también fueron oprimidos por el régimen de Mubarak".
Tres días antes de estos comentarios televisados, el líder del grupo, Mohammad Badie, anunció de manera formal la aspiración de fundar una organización que se llamaría Partido de la Justicia y la Libertad y que, si bien compartirá los mismos miembros y objetivos políticos de la Hermandad, constituiría una entidad separada.
Badie encargó al dirigente Khairet al-Shatter determinar los mecanismos para la coordinación entre la Hermandad y el nuevo partido. Al-Shatter fue nombrado hace poco número dos de la organización, luego de cumplir cuatro años de prisión ordenada por el régimen de Mubarak.
Pero muchos de los críticos de la Hermandad señalan que ésta no ha articulado aún su posición sobre un conjunto de asuntos cruciales. A inicios de 2008, la organización publicó un programa político preliminar, pero luego se retractó de él ante la polémica que levantó su postura acerca de la postulación de candidaturas presidenciales de mujeres o de no musulmanes.
"Algunos sectores de la opinión pública siguen sospechando de la Hermandad debido a su postura ambigua sobre el rol de los cristianos y las mujeres en la política", dijo Fahmi.
"¿Por qué le lleva tanto tiempo delinear una plataforma política oficial? La Hermandad debe explicar claramente sus puntos de vista en grandes cuestiones y abrir el diálogo con otras figuras opositoras y líderes religiosos", opinó.
El mes pasado, la Hermandad instaló un comité encargado de formular el programa político del Partido de la Justicia y la Libertad.
El 16 de marzo, el diario independiente Al-Shorouk publicó declaraciones de un miembro del comité acerca de que el programa "se publicará tan pronto como se termine de redactar".
La misma fuente afirmaba que se "acordó eliminar una cantidad de artículos polémicos que habían sido incluidos en la plataforma política previa, especialmente esos que estipulaban que todo candidato presidencial del partido debía ser un hombre musulmán".
Algunos críticos occidentales han señalado que si la Hermandad Musulmana asumiera el poder, podría verse tentada a denunciar el Acuerdo de Paz de Camp David, acordado entre Egipto e Israel en 1979.
El portavoz de la Hermandad, Essam al-Arian, ha insistido en que cualquier cambio en la política exterior de este país debería reflejar la voluntad del pueblo egipcio. "El futuro parlamento, que será elegido por el pueblo, decidirá la postura de Egipto respecto de todos los acuerdos y tratados internacionales", dijo Al-Arian a IPS.
Para Fahmi, la recién nacida legitimidad política de la Hermandad conducirá a "formular una nueva política exterior que, puede esperarse, vigorizará el rol histórico de este país como líder regional, un papel en gran medida destruido por la estrecha relación de Mubarak con Estados Unidos e Israel".
"Para citar solo un ejemplo, la (palestina) franja de Gaza gobernada por Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica) era considerada por Mubarak como una amenaza estratégica", agregó.
"Pero si la Hermandad obtiene legitimidad política, Gaza llegará a ser percibida como la primera línea de defensa de Egipto en una confrontación con Israel", concluyó Fahmi.