Cuando faltan menos de dos días para la segunda vuelta de las elecciones generales de Haití, la llegada del ex presidente Jean Betrand Aristide tras siete años de exilio en África no hacen más que agudizar las tensiones de una controvertida campaña electoral.
"Aristide fue elegido, pero sufrió golpes de Estado", señaló Hari, un profesional de Puerto Príncipe, quien no quiso dar su nombre. "Ayudará a los haitianos a recuperarse y a resolver la crisis en la que estamos inmersos", apuntó.
"Hay gente que conspiró para expulsarlo, si hay problemas será por ellos", añadió.
Aristide, que regresó este viernes, gobernó varias veces el país, primero en 1991, luego entre 1994 y 1996 y finalmente entre 2001 y 2004, cuando fue sacado del país en un avión estadounidense.
Un golpe de Estado con estilo moderno, como lo calificó el propio Aristide. El gobierno de George W. Bush (2001-2009) y sus detractores lo acusaron de corrupción y de violar los derechos humanos hasta que su partida al exilio en el marco de un levantamiento armado.
[related_articles]
Documentos diplomáticos de Estados Unidos divulgados por Wikileaks muestran que Washington presionó a otros países para que restringieran la influencia política de Aristide desde el extranjero.
Pero el mes pasado, el gobierno haitiano renovó su pasaporte y esta semana, Sudáfrica rechazó las presiones de Washington para impedir su regreso.
El Consejo Electoral prohibió al partido de Aristide, Fanmi Lavalas, participar en el proceso electoral. "No están organizando elecciones democráticas libres y justas, planean una selección", declaró el ex presidente.
"Por supuesto que estoy preocupado, porque si hay escasa participación o alguien queda afuera, es un camino que conduce a la inestabilidad política, que crea problemas de salud, al igual que la pobreza", respondió Paul Farmer, asistente del enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a Haití.
"No hay duda" de que los haitianos acudirán a votar en masa para determinar el futuro de su país", según un comunicado de prensa de la fuerza de paz en Haití, divulgado el jueves. Un asesor de la ONU en materia de seguridad advirtió a los trabajadores humanitarios extranjeros que se prepararan para posibles disturbios.
Los candidatos derechistas de la segunda vuelta, Mirlande Manigat y Michel Martelly, son opositores de Aristide.
El ganador de los comicios de este domingo 20 tendrá que ocuparse de la reconstrucción, lo que implica gestionar miles de millones de dólares comprometidos por donantes internacionales.
"Las elecciones son costosas y los haitianos deben elegir sin grandes trastornos", dijo Alice Blanchet, asesora del primer ministro de Haití, Jean Max Bellerive, a IPS. "El regreso de Aristide será, por cierto, una distracción en vísperas de los comicios", apuntó.
"El resto está fuera de nuestro control y depende de él", añadió.
Los dos candidatos se mostraron menos duros esta semana respecto del ex mandatario declarando que tenía derecho de regresar antes de los comicios.
Algunas personas todavía reclaman que se anule la primera ronda de las elecciones, realizadas en noviembre de 2010, y que se vuelvan a celebrar.
La integrante del Consejo Electoral Provisional, Ginette Cherubin, reveló que ella y otros tres miembros, de los ocho que tiene el órgano, nunca accedieron a firmar los controvertidos resultados de la primera vuelta en los que Manigat obtuvo 31 por ciento de los votos, el oficialista Jude Celestin 22 por ciento y Martelly poco más del 21 por ciento.
El Consejo toma las decisiones por mayoría.
Las protestas hicieron que por recomendación de la Organización de Estados Americanos y debido a la intensa presión de Estados Unidos se cambiara el resultado de los comicios. El candidato del partido gobernante quedó fuera de la contienda por acusaciones de fraude y Martelly quedó en segundo lugar.
El candidato Jean Henry Ceant, quien quedó en cuarto lugar en la primera vuelta, reclamó que el Consejo Electoral entregara una copia del documento con los resultados a la justicia, pues sólo tenía un sello, pero ninguna firma.
Ceant sostiene que las elecciones son ilegales.