La policía secreta y el servicio de inteligencia que protegieron al régimen del derrocado presidente egipcio Hosni Mubarak (1981-2011) arrestando, torturando y matando a opositores, queman documentos y evidencias que los puedan incriminar.
Mientras, se agudizan los reclamos de abolir estas fuerzas y llevar a la justicia a sus agentes.
Cientos de manifestantes rodearon el sábado la principal oficina de Amn Al- Dawla, la Policía de Seguridad del Estado, en la ciudad Seis de Octubre, 30 kilómetros al sur de El Cairo, para intentar frenar la quema de archivos que se cree contienen evidencias de abusos a los derechos humanos.
Los manifestantes gritaban "justicia, justicia por haber disparado contra nosotros".
Tanques y vehículos blindados del ejército acordonaron las oficinas para proteger a los asediados funcionarios de la policía secreta.
[related_articles]
Montones de documentos y archivos fueron incendiados. Decenas de manifestantes utilizaron escaleras de madera para echar un vistazo por encima de una valla de tres metros de altura. Algunos se las arreglaron para rescatar archivos levemente quemados.
Los documentos podían brindar un panorama sobre cómo la policía secreta operó con total impunidad durante los 30 años en que Mubarak estuvo en el poder.
Protestas similares estallaron en la norteña ciudad de Alejandría y en Sharkia, una provincia al noreste de El Cairo. Los manifestantes pidieron disolver la fuerza luego de que, en la noche del viernes, se difundiera que los oficiales estaban destruyendo documentos y quemando archivos secretos.
En Alejandría, testigos dijeron a canales locales de televisión que los oficiales acorralados dentro del edificio abrieron fuego contra los manifestantes, hiriendo a por lo menos tres.
Desmantelar esta fuerza sería el próximo hecho histórico en el proceso de la revolución egipcia, tras haber logrado derrocar a Mubarak —quien contaba con el apoyo de Occidente— el 11 de febrero, y la disolución del parlamento pocos días después.
Amn Al-Dawla hace recordar al servicio de inteligencia iraní Savak, que operó bajo el mandato del sha en los años 70 y que fue eliminado por la Revolución Islámica de 1979.
Este cuerpo draconiano generó temor entre la mayoría de los egipcios y a menudo fue el principal punto de fricción entre el público y el régimen de Mubarak. Miles fueron secuestrados y torturados por oficiales de Amn Al-Dawla.
La fuerza, cuyo número exacto de integrantes y presupuesto son secretos, controló casi todos los aspectos de la vida en la nación de 85 millones de habitantes. Se dice que sus informes moldearon el futuro de la mayoría de los profesionales del país.
Ninguna designación gubernamental se hacía sin la aprobación de la policía secreta. Los activistas políticos se arriesgaron, como mínimo, a que les prohibieran viajar al exterior. Jóvenes oficiales del ejército fueron vigilados para garantizar la lealtad a Mubarak. Hubo espías en todas partes, incluso en centros comerciales y clubes deportivos, para controlar el comportamiento del público.
"A todos los hombres de más de 60 años nos prohibieron reunirnos dentro de mezquitas luego de las plegarias para leer el Corán", dijo Haj Mohammad Ali.
"Prohibieron todo tipo de reunión. Querían controlar al pueblo con mano de hierro", agregó.
Otros relatan historias más dramáticas. Sayed Al-Gazzar, maestro en una escuela secundaria, recuerda que su hermano Khaled fue detenido por Amn Dawla en Sharkia durante tres días por no portar su cédula de identidad.
"Se volvió una persona enferma, con muchos problemas mentales, a causa de las fuertes torturas que soportó", dijo Al-Gazzar a IPS.
"Pasamos un año yendo de un médico a otro para hallarle una cura. Pero falleció un año después, dejando tres hijos y una esposa sin ningún ingreso. Lo mataron", agregó.
Historias desgarradoras como la suya desataron una campaña en Egipto para desmantelar e investigar a la fuerza luego del derrocamiento de Mubarak.
Aumentan los reclamos en las redes sociales Facebook y Twitter para rodear más oficinas de la policía secreta, a fin de salvar los documentos importantes.
"La coalición de la Revolución del 25 de enero" (fecha de la primera gran protesta) es una agrupación de jóvenes líderes del levantamiento, que amenaza con realizar sentadas en todo el país si el ejército no ordena poner fin a Amn Dawla, o medidas para preservar las evidencias de sus abusos a los derechos humanos.
"Nuestro pedido inequívoco es la eliminación de esa fuerza policial", señaló la agrupación en un comunicado enviado a IPS.
"Continuaremos aumentando la presión en un plazo de horas lo que incluirá convocar a que masas de egipcios se manifiesten hasta que la fuerza policial sea abolida", añadió.
Pero la propagación de las protestas a otras oficinas de Amn Dawla puede llevar a una renovada violencia, dado que la fuerza está bien armada, y en el pasado sus miembros no dudaron en disparar en las manifestaciones.
El nuevo primer ministro Essam Sharaf es más favorable a disolver la fuerza, investigar los abusos que cometió y llevar a la justicia a sus oficiales. Sharaf ha formulado declaraciones en contra de la fuerza en ocasiones anteriores.
El ministro del Interior, Mahmoud Wagdy, ha resistido los reclamos de eliminar a esta poderosa fuerza, prefiriendo en cambio "reestructurarla".
Organizaciones de derechos humanos y activistas de la revolución han dicho que continuarán con sus reclamos de erradicar todos los símbolos del régimen de Mubarak.
La Red Árabe para la Información sobre Derechos Humanos, con sede en El Cairo, publicó el jueves una serie de documentos filtrados que detallan los "delitos" de la policía secreta. La agrupación tituló un comunicado: "Cuenta regresiva para poner fin a Amn Dawla".