Los inmigrantes, que constituyen casi la mitad de la población de Bahrein, soportan ataques que ya han dejado varios muertos, en medio de las protestas populares contra el régimen.
"A los extranjeros nos atacan porque no abandonamos el país ni nos sumamos a la huelga general convocada por la oposición", dijo a IPS el indio Nastufi Sharma, quien trabaja en este país desde 1997.
"Bloquearon las carreteras para que la gente no fuera a trabajar Y nos atacaron", indicó.
Sharma no quiere abandonar Bahrein, aunque podría quedarse sin empleo si la situación se deteriora aun más.
Ocho inmigrantes murieron y unos 49 resultaron heridos el 17 de este mes, cuando el reino de la familia Al Khalifa, con apoyo de soldados enviados por otros países del Consejo de Cooperación del Golfo, lanzó una dura represión sobre los manifestantes que bloqueaban las calles de Manama, capital financiera bahreiní.
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El régimen impuso el estado de emergencia por tres meses, implementado por las Fuerzas de Defensa Bahreiníes.
A pesar de eso, la mayoría de los inmigrantes no quieren o no pueden irse, y esperan que la situación se normalice. Su mayor temor es perder sus empleos y no encontrar otros en sus naciones de origen.
El 13 de este mes, antes del comienzo de la violencia, el Comité de Apoyo a la Desobediencia Civil envió una carta a varias embajadas, a la que IPS tuvo acceso, advirtiendo que pidieran a sus ciudadanos que se fueran de inmediato de Bahrein, y añadiendo inclusive que las carreteras que llevan al aeropuerto tampoco eran seguras.
La mano de obra extranjera, especialmente de Asia, es demandada en este país por su calificación y bajo costo. El aporte del trabajo inmigrante ha sido esencial para el crecimiento de este país del Golfo.
Los trabajadores inmigrantes representan casi la mitad de la población, de 1,2 millones de habitantes. Son también importantes para sus países de origen, ya que envían remesas a sus familias.
El primer ministro bahreiní Khalifa bin Salman Al Khalifa se reunió con los embajadores de Bangladesh, Filipinas, India y Pakistán para asegurarles que su gobierno quería proteger a todos los extranjeros.
Al Khalifa dijo que los inmigrantes eran muy necesarios para Bahrein, y subrayó que su seguridad y sus derechos laborales serían protegidos.
Los pakistaníes son especialmente perseguidos, sobre todo porque integran en gran número la fuerza policial. Cuatro de los muertos y casi 40 de los heridos son de ese país, y 10 de ellos están graves.
"En mi comunidad, conformada por unos 65.000 pakistaníes, se reportó la muerte de un civil y de tres policías. La mayoría de los ataques ocurrieron en Manama", dijo a IPS una fuente de la embajada de Pakistán.
Después de los ataques, la mayoría de los pakistaníes fueron evacuados a sitios más seguros como la localidad de Isa, donde los albergaron en la Escuela Pakistaní y en el Club Pakistaní.
Serán reenviados a otros lugares pronto, adelantó la fuente. La embajada pakistaní no aconsejó a sus ciudadanos que abandonaran Bahrein.
Mientras, siete bangladesíes fueron hospitalizados y tres de ellos murieron. En Bahrein viven 100.000 personas originarias de Bangladesh.
"La mayoría de nuestras víctimas fueron atacadas a mediados de marzo. No culpo a nadie. Creo que se hallaron en medio de la violencia, estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado", dijo a IPS el embajador bangladesí Ali Akbar.
Para proteger a la comunidad, la embajada recomendó a sus ciudadanos permanecer neutrales en la crisis y evitar los lugares donde se desarrollan manifestaciones.
El embajador desmintió un caso, reportado por casi todos los medios locales, de un sunita bangladesí atacado por chiitas.
Por su parte, el cónsul general honorario de Sri Lanka, P.B. Higgoda, confirmó que a los miembros de su comunidad tampoco se les aconsejó abandonar el país. Sin embargo, se prohibió el ingreso de más srilankeses.
"No sé cuándo se levantará la prohibición", indicó Higgoda. Hay unos 14.000 srilankeses actualmente en Bahrein, de los cuales 3.500 son empleadas domésticas.
No se reportaron ataques contra inmigrantes de Sri Lanka. Higgoda destacó que sus compatriotas siguen "las leyes y las órdenes" de Bahrein.
"Espero que los indios estén ahora mucho más seguros que hace dos semanas, les hemos recomendado que tomen cuidados especiales y que no salgan de casa por la noche, dijo a IPS el embajador de India, Mohan Kumar. Un indio murió al quedar atrapado en fuego cruzado, y cinco sufrieron heridas menores.
Los indios son la mayor comunidad extranjera de Bahrein, con 350.000 personas. Setenta por ciento trabajan como peones agrícolas y en empleos semi-calificados. "Al comienzo de la represión, aconsejamos a las amas de casa (sic) y a los niños que dejaran el país si temían por su seguridad", indicó Kumar.
La situación podría mejorar con el despliegue de fuerzas de seguridad en las áreas urbanas más importantes. Pero los trabajadores extranjeros seguirán en peligro porque en los viejos vecindarios de Manama, donde residen, la vigilancia es escasa.
El Departamento de Estado de Estados Unidos pidió a sus ciudadanos que pospongan sus planes de viaje a Bahrein y recomendó a los que se encuentran en este país que se marchen.
* /Atención editores: Esta nota corrige varios párrafos y el título del despacho transmitido a la hora 19:42 GMT/.