Activistas por los derechos humanos y periodistas extranjeros contribuyen a presionar a Estados Unidos para que adopte una postura más firme y obligue la salida del presidente de Egipto, Hosni Mubarak.
Durante una conversación telefónica entre el vicepresidente estadounidense Joseph Biden y su par egipcio Omar Soleiman el jueves, el número dos de Washington subrayó que el gobierno egipcio "tenía la responsabilidad de asegurar que las manifestaciones pacíficas no lleven a la violencia y a la intimidación", según un comunicado de la Casa Blanca.
Los llamados a Washington para que suspenda la ayuda militar a El Cairo se hacen más convincentes ahora que el papel de las Fuerzas Armadas de Egipto se ha vuelto más ambiguo. A comienzos de esta semana, el ejército parecía estar de lado de los manifestantes, prometiendo proteger a los ciudadanos.
Pero el miércoles, cuando estalló la violencia tras nueve días de protestas pacíficas, los uniformados se habrían mantenido al margen mientras partidarios de Mubarak atacaban con palos, cuchillos y cócteles Molotov a los manifestantes en la plaza Tahrir.
El jueves, organizaciones de derechos humanos y agencias de noticias denunciaron arrestos sistemáticos por parte de la policía militar egipcia.
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Grupos de derechos humanos señalaron que, aproximadamente a las 2:30 PM locales, se realizaron redadas en sus oficinas que terminaron con el arresto de ocho personas, incluyendo Ahmed Seif, director del Centro der Leyes Hisham Mubarak, y Khaled Ali, director del Centro para Derechos Económicos y Sociales.
"Estamos extremadamente preocupados por el destino de esos defensores de los derechos humanos que han provisto ayuda legal y apoyo clave a su pueblo en los últimos días de protestas", señaló en una declaración Catherine Essoyan, administradora regional de Oxfam para Medio Oriente y el Magreb. "Pedimos la segura e inmediata liberación de los detenidos".
Mientras, periodistas extranjeros denuncian haber sido amenazados, atacados, golpeados y detenidos sin haber realizado ninguna provocación. La mayoría son liberados unas horas después, pero otros, como la jefa de la oficina en El Cairo del periódico estadounidense The Washington Post, Leila Fadel, y la fotógrafa Linda Davidson, continúan demoradas.
Según la cadena CBS, cerca de dos docenas de periodistas han sido arrestados entre el miércoles y el jueves.
"El sistemático acoso a periodistas en Egipto es también completa y totalmente inaceptable. Cualquier periodista que haya sido detenido debe ser liberado de inmediato", dijo el jueves el secretario de prensa de Estados Unidos, Robert Gibbs. "Nosotros seguimos llamando a la moderación y a la no violencia".
"No puedo creer que, básicamente, los secuestros de periodistas que trabajan para prominentes medios de prensa estadounidenses son hechos sin el conocimiento y probablemente con la complicidad activa del ejército", dijo a IPS el director del Proyecto de Investigación e Información sobre Medio Oriente, Chris Toensing.
Las órdenes de arresto a reporteros extranjeros habrían sido emitidas por el Ministerio de Defensa de Egipto. En una entrevista transmitida por la televisión estatal el jueves, Soleiman responsabilizó a elementos hostiles en los medios internacionales por la violencia en las calles.
Activistas están preocupados por las posibles implicaciones de las detenciones. Hossam Bahgat, fundador de la Iniciativa por los Derechos Personales, dijo el jueves al programa de radio y televisión estadounidense "Democracy Now!" que se avecinaba una catástrofe, ya que más manifestaciones estaban previstas para este viernes.
"Lo que causa más alarma hoy es que parece haber una serie de intentos por parte del propio ejército, por primera vez, de ir tras periodistas extranjeros y organizaciones de derechos humanos, tanto egipcias como internacionales", dijo Baghat.
"Y ante falta de acceso a la plaza Tahrir, tememos que lo peor está aun por suceder y que hay algo que el ejército no quiere que vea nadie del resto del mundo", añadió.
En la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, Bahey al-Din Hassan, considerado el padre del movimiento por los derechos humanos en Egipto, señaló que existe una fractura en la estructura militar de su país.
"El día de hoy marca el nacimiento de un nuevo partido: la policía militar", dijo Al-Din Hassan en referencia a su involucramiento en los arrestos de activistas y periodistas. "Es la primera vez que están tan involucrados", señaló.
"Nadie sabe quién controla qué o a quién", dijo. "Parece que no hay una coordinación consistente entre la policía, la policía militar y la milicia armada Esto es preocupante".
"Una de las cosas que los militares egipcios valoran más es su relación con los militares estadounidenses", dijo a IPS Neil Hicks, asesor de la organización Human Rights First y experto en el movimiento egipcio por los derechos humanos. "Eso es algo que podemos usar".
En una declaración divulgada el jueves en Washington, el bipartidista Grupo de Trabajo sobre Egipto, cuyos miembros se reunieron con altos funcionarios de la Casa Blanca a comienzos de esta semana, llamó a "congelar de inmediato toda asistencia militar a Egipto" si continuaba la violencia contra manifestantes desarmados.
El Grupo, cuyos miembros representan a gran parte del espectro político de la elite en política exterior, también llamó a Obama a que presione a Mubarak para que deje la Presidencia antes de las elecciones de septiembre.
"La conclusión del Grupo de Trabajo es que, cuanto antes Mubarak deje el cargo, más pronto Egipto podrá iniciar una transición pacífica a un gobierno democrático que respete los derechos humanos", señalaron los expertos.
"El gobierno de Estados Unidos debería afirmar la urgencia de esta transición explícitamente señalando que, luego de la violencia de hoy, es claro que Mubarak no tiene lugar en un proceso que lleve a un cambio significativo", añadieron.
* El blog de Jim Lobe sobre política exterior estadounidense se puede encontrar en: http://www.lobelog.com