Cuando los ingenieros comiencen a construir la represa de Kakobola, en la República Democrática del Congo (RDC), habrá júbilo en Kikwit, a unos 200 kilómetros de distancia, donde un millón de personas ansían desesperadamente un mejor acceso al agua.
Las obras para la central hidroeléctrica empezarán el 15 de este mes. Se espera que la planta permita extender agua potable a 800.000 residentes de Kikwit.
La empresa estatal REGIDESO administra agua a apenas un quinto de los habitantes de la ciudad a través de un limitado y poco confiable sistema de cañerías, instalados en 2008 con el apoyo de la Cooperación Técnica de Bélgica.
"La compañía reconoce que hay problemas técnicos", señaló Dieudonné Fundaboy, funcionario de REGIDESO en Kikwit. "Por lo general tenemos dificultades financieras o problemas para obtener el diesel para los surtidores. Si contáramos con electricidad regular, la compañía podría proveer agua las 24 horas"
Kikwit, principal ciudad en la sudoriental provincia de Bandundu, contó con una red de suministro entre 1985 y 1992. REGIDESCO la clausuró arguyendo que los clientes no pagaban sus cuentas.
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Por eso hoy, todos los días a partir de las cinco de la mañana, mujeres, jóvenes y niños se ven obligados a cargar contenedores de diversos tamaños y colores por las calles de Kikwit en búsqueda de agua.
Deben caminar hasta dos kilómetros desde sus hogares hasta los arroyos o pozos, exponiéndose a enfermedades o a ser mordidos por serpientes en la densa vegetación que rodea al río Kwilo, cerca de la ciudad.
"¿Cuándo termina el castigo?", dijo Chantal Nsanga, cargando una gran vasija vacía. "Pasé más de dos horas y media sin hacer otra cosa que buscar agua", añadió, acompañada de sobrina de ocho años, quien llevaba otro recipiente de unos cinco litros.
"Perdimos a tres jóvenes en 2008. Murieron asfixiados cuando la tierra cayó sobre ellos mientras intentaban obtener agua de un arroyo en el fondo de un barranco en Lukemi", dijo Rigobert Angwete, otro residente de Kikwit.
"A eso hay que añadirle muchos casos de niños ahogados en el río Kwilu, especialmente en la temporada de sequías", agregó.
Paulin Kiyankay, director del Hospital General Kikwit 2, dijo a IPS que la ciudad había sufrido dos graves epidemias de fiebre tifoidea y una de cólera. "A diario, casi 30 por ciento de los casos tratados por clínicas y hospitales se deben a enfermedades causadas por el agua".
Cuando el presidente Joseph Kabila visitó Kikwit por primera vez en junio de 2001, la gente se reunió para recibirlo y exigirle agua potable.
El presidente prometió que resolvería el problema, pero una década después tiene poco para ofrecer.
Ahora el gobierno espera que la represa de Kakobola provea una solución. "Si todo va bien, las obras comenzarán el 15 de enero", señaló el alcalde, Cyrille Kiyungu.
La represa es financiada por el Banco de Exportaciones e Importaciones de India. Se trata del último de una serie de préstamos que demuestran el creciente interés de Nueva Delhi en África.
India se comprometió a proveer más de 250 millones de dólares de apoyo financiero a la RDC en 2009. La línea de crédito de 42 millones para la central de Kakobola tuvo como antecedente un crédito por 33,5 millones para la adquisición de autobuses y la creación de una planta de cemento, y otro por 25 millones para comprar surtidores de agua.
El préstamo para Kakobala será libre de intereses por cinco años. Los términos del acuerdo establecen que la firma constructora debe ser india, y que 75 por ciento de los materiales y servicios deben provenir de ese país asiático.
Se espera que las obras estén prontas en 2013.