El ex presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, cuyo cuerpo será sepultado este miércoles en Miami, pasa a la historia como un promotor de las causas del Sur en los años 70 y 80, cuando estaba en el cenit de una de las carreras políticas más polémicas en toda la vida independiente de este país.
Pérez, quien nació el 27 de octubre de 1922 en una aldea cafetalera de los Andes fronterizos con Colombia, falleció víctima de un ataque cardíaco el día de Navidad en Miami, donde residía. La justicia de Venezuela lo requería por acusaciones de enriquecimiento ilícito y la represión del "Caracazo", como se le llamo al levantamiento popular de 1989.
Militante del socialdemócrata partido Acción Democrática (AD) desde los 14 años, aun después de muerto abona la más actual de las polémicas políticas en su país, pues sus restos irán a un cementerio en esa sudoriental ciudad estadounidense.
De este modo la familia atiende su pedido de no ser enterrado en Venezuela hasta que no haya "un gobierno democrático", condición que siempre le negó a la actual administración de Hugo Chávez.
"Mi ambición es la historia", dijo muchas veces a corresponsales que siguieron sus pasos como líder opositor, ministro, parlamentario, candidato, presidente, dirigente de la Internacional Socialista, organizador de alianzas entre países, mediador entre gobiernos o político encarcelado y desterrado al término de una vida pública casi sin reposo.
Presidente de Venezuela de 1974 a 1979 y de 1989 a 1993, Pérez "cortejó la idea de liderazgo del Tercer Mundo en un momento propicio, de altos precios del petróleo, de presencia afirmativa de los países en desarrollo y de crisis política en Estados Unidos por la caída de Richard Nixon", quien se vio obligado a dejar el gobierno de ese país en 1974, dijo a IPS Simón Alberto Consalvi.
Tras llegar a la presidencia en 1974, Pérez "se propuso hacer del petróleo un arma para la negociación Norte-Sur y como vínculo Sur-Sur", evocó Consalvi, quien fue su canciller entre 1977 y 1979.
En ese sentido, cultivó las relaciones con México y con los socios de Venezuela en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Consalvi recordó que "entre sus prioridades estuvo el llamado Nuevo Orden Económico Internacional, en procura de equidad en las relaciones económicas y comerciales entre los estados", algo buscado con afán aunque sin éxito en la Conferencia Norte-Sur de mayo de 1977 en París.
En el plano regional impulsó al bloque andino, tejió con su par mexicano de entonces Luis Echeverría la creación en 1975 del Sistema Económico Latinoamericano, la primera alianza regional que readmitió a Cuba liderada por Fidel Castro, impulsó la democracia dominicana, el fin de la dictadura somocista en Nicaragua en 1979 y los acuerdos Torrijos-Carter en 1977 que devolvieron a Panamá la soberanía sobre el canal interoceánico y la zona donde se inserta.
El primer gobierno de Pérez restableció las relaciones con Cuba y ayudó a la transición de España hacia la democracia, como recordó el hoy gobernante Partido Socialista Obrero Español en un mensaje de condolencias por su fallecimiento.
Durante los 10 años que separaron su primera presidencia de la búsqueda de la segunda fue un activo vicepresidente de la Internacional Socialista.
En su segundo gobierno impulsó procesos de transición en Haití, El Salvador y Nicaragua, y rompió con Perú en 1992 por el autogolpe de Estado de Alberto Fujimori (1990-2000).
Este activista internacional fue, por otra parte, "uno de los políticos más polémicos no sólo de la historia democrática venezolana, sino de la historia de Venezuela desde que existimos como república", comentó a IPS el académico Agustín Blanco Muñoz.
"Como sucedió con Antonio Guzmán Blanco (caudillo liberal del siglo XIX), las pasiones lo muestran a pleno a Pérez con todas las virtudes y defectos, como un padre de la democracia lleno de grandeza o un perverso corrupto y asesino", agregó.
Pero "la evaluación de su figura y trayectoria debería ubicarse en un punto intermedio, que permita un examen objetivo de sus aciertos y errores, debilidades y fortalezas", insistió Blanco Muñoz, historiador de filiación marxista.
Integrante de AD desde su fundación en 1941, Pérez dejó los estudios de leyes para ser en 1945 secretario de Rómulo Betancourt, presidente de Venezuela de 1945 a 1948 y de 1959 a 1964, y luego activista en la clandestinidad y el exilio contra la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez (1948-1958).
Diputado por su natal estado de Táchira, cobró notoriedad desde que en 1962 Betancourt lo nombró ministro del Interior, a cargo de sofocar la naciente lucha armada de los comunistas, ganándose fama y odios como "ministro represor y policía".
Ese ángulo de Pérez lo evocó el líder parlamentario chapista Carlos Escarrá. "Que su muerte signifique el fallecimiento de los perseguidos y las personas perdidas", dijo.
En 1973, ya candidato presidencial de AD, Pérez basó en la fama de "duro" su eslogan "democracia con energía" y, recordó Blanco Muñoz, con sus vigorosas caminatas por campos y ciudades en busca de votos cambió el estilo de hacer campañas políticas.
Luego, favorecido por la cuadruplicación de los precios de los hidrocarburos, hizo su ambicionado ingreso a la historia al nacionalizar en 1975 las industrias del hierro y el petróleo, amén de becar a miles de jóvenes para que estudiasen en el exterior.
Medios de comunicación internacionales llamaron "Venezuela saudita" a ese período de bonanza, "con grandes ingresos petroleros, pero que, sin embargo, falló, como los que le sucedieron, en superar la economía rentista y rezagada con una adecuada reinversión de recursos y en una industrialización", apuntó Blanco Muñoz.
"Contra esa economía sin contextura cargó Pérez al iniciar su segunda presidencia en 1989, adoptando ajustes avalados por el Fondo Monetario Internacional, política que provocó el Caracazo, momento nodal de la política venezolana del siglo XX", indicó. Ese levantamiento popular de una semana, con disturbios y saqueos, comentó el 27 de febrero de 1989 en Caracas y sus ciudades-dormitorio cercanas y fue dominado con la intervención del ejército. La represión dejó al menos 500 personas muertas, según organizaciones de derechos humanos el gobierno confirma solo 278— y unas 2.000 heridas.
"Decir Pérez es decir La Peste", lugar de fosas comunes en el cementerio capitalino para los abatidos en el Caracazo, dijo a IPS Javier Biardeau, profesor de sociología en la Universidad Central.
"Se constata que se mantuvo la impunidad y Pérez no fue juzgado por su orden de disparar contra el pueblo sublevado", agregó.
Luego Pérez sorteó dos cruentas sublevaciones militares, una de ellas el 4 de febrero de 1992 y dirigida por el entonces teniente coronel Hugo Chávez.
En mayo de 1993, faltando ocho meses para concluir su segundo mandato, la Corte Suprema de Justicia encontró méritos para enjuiciarlo y el Senado lo destituyó de su cargo.
Pasó tres meses en la cárcel y luego dos años bajo arresto domiciliario. En 1996 la Corte Suprema lo halló culpable de "malversación genérica", por apoyar en 1990 la protección policial de la entonces presidenta electa de Nicaragua, Violeta Chamorro, con fondos de una partida secreta presupuestados para gastos internos de seguridad.
El ex presidente Pérez "confió siempre en las instituciones y hasta último momento pensó que el máximo tribunal lo declararía inocente, mientras avanzaba una conspiración legal para desalojarlo del poder", dijo Blanco Muñoz, quien acaba de publicar el libro "Yo sigo acusando", con entrevistas que hizo al ex mandatario desde 1979 hasta el pasado junio.
El historiador dijo haberse sorprendido de encontrar en sus entrevistas a "un Pérez poco publicitado en Venezuela, con sólidos conocimientos de Sociología e Historia, y no sólo un político sagaz, sino de una gran sensibilidad social, de preocupación hacia los más necesitados".