SIDA-CAMBOYA: Últimos y decisivos pasos hacia la meta

Gracias a la ayuda exterior y a una pragmática campaña para el uso de condones, Camboya, uno de los países más pobres del sudeste asiático, va camino a alcanzar la meta internacional de revertir la propagación del VIH/Sida. Pero podría tropezar poco antes de llegar.

Incluso cuando esa nación se llena de elogios al acercarse al octavo de los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas para el Milenio, no faltan los temores de que los logros se vean socavados en los próximos cinco años.

La continua dependencia de la asistencia exterior no es la mejor receta para que Camboya logre hacer historia "reduciendo las infecciones de VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida)", alerta un informe realizado por expertos en salud pública de ese país y divulgado este mes.

"No está garantizado el éxito, y el gobierno necesita concentrarse cada vez más en sabias prácticas de prevención y asumir más la financiación de su programa contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida)", rezaba una declaración que acompañó al informe, titulado "Los costos a largo plazo y la financiación contra el VIH/Sida en Camboya".

La respuesta inicial del gobierno camboyano ha sido conciliatoria. "Recibimos este informe profundo y con visión de futuro para nuestro país", dijo el ministro de Salud, Mam Bunheng. "Camboya tiene una larga historia en la lucha frontal contra el VIH/Sida, con efectivas estrategias de prevención", destacó.
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El informe, auspiciado por el Instituto de Resultados para el Desarrollo, centro de estudios con sede en Washington, señala que una mayor participación del propio gobierno en la financiación de las iniciativas contra el sida ayudará a prevenir el peor escenario: el virus podría infectar cuatro veces más en 2031 de lo que se preveía.

En el mejor escenario, con adecuado financiamiento, Camboya podría reducir las infecciones a 1.000 por año en 2031, revela el informe, pero alerta que si los esfuerzos del país contra el sida "se estancan y la actual cobertura de servicios clave disminuye… el número de infecciones podría ascender a 3.800 al año en 2031".

El reconocimiento de Camboya como modelo de éxito puede entenderse cuando se ven sus esfuerzos contra la enfermedad desde que fue constatada por primera vez en 1991.

Para 2000, ese país, que intentaba recuperarse de casi 20 años de guerra civil y del régimen genocida del Jemer Rojo, reportaba 15.000 casos de infección anuales.

Ese año, cuando líderes mundiales asumieron los Objetivos del Milenio, la tasa de prevalencia del VIH entre adultos camboyanos era de cerca de dos por ciento. Para 2009, cayó a 0,7 por ciento.

Los logros de Camboya han sido construidos sobre la base de una campaña muy publicitada desde 1997 que promueve el uso de condones por parte de trabajadoras sexuales. La prevalencia de la enfermedad entre éstas cayó de 40 por ciento en 1996 a 14 por ciento en 2006, según una encuesta a nivel nacional.

Al mismo tiempo, el país ha dado grandes pasos para proveer medicamentos antirretrovirales a personas con VIH. Actualmente, 40.000 infectados se someten a terapia, lo cual representa una cobertura de 85 por ciento. Hace una década, las medicinas llegaban sólo a 71 personas.

"El tema aquí es una cuestión de sustentabilidad a largo plazo", apuntó Tony Lisle, coordinador en Camboya del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/Sida (Onusida). "No se puede esperar que, en el corto o mediano plazo, el gobierno camboyano cubra todos los costos".

"Necesitamos intervenciones efectivas, de alto impacto y de bajo costo para impedir nuevas infecciones", dijo Lisle en una entrevista telefónica desde Phnom Penh. "Los donantes deben garantizar que, conforme decae la ayuda, la parte del gobierno en los recursos crezca", añadió.

Según Lisle, Camboya necesitará 500 millones de dólares para su programa contra el VIH/Sida entre 2011 y 2015.

Donantes internacionales financian cerca de 90 por ciento del programa camboyano, cuyos recursos han pasado de 21 millones de dólares en 2001 a casi 52 millones en 2008.

Esa asistencia, que incluye sustanciales aportes del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, han sido vitales para ese país desde 1991. En junio pasado, donantes internacionales prometieron 1.100 millones de dólares para 2010, comparados con los 950 millones de 2009.

Para evitar una segunda ola de infecciones de VIH, más fondos deben ser canalizados a las poblaciones de mayor riesgo, como las trabajadoras sexuales, hombres que tienen sexo con hombres y adictos a las drogas, dijo Ly Pisey, del grupo feminista Acción Social para el Cambio, con sede en Phnom Penh.

Además, alertó sobre el énfasis que hacen los donantes en atender sólo una parte selecta de las mujeres en riesgo. "Esta política es discriminatoria, ya que se concentra sólo en las trabajadoras sexuales en burdeles, cuando las infecciones transmitidas por vía sexual y el VIH son temas que incumben a todos, incluyendo clientes y esposas", dijo Ly.

La continua dependencia del gobierno camboyano de la ayuda exterior para varios de sus programas de desarrollo revela que Phnom Penh está lejos de asumir la carga plena de las iniciativas contra el sida, sostuvo la activista.

"Sin voluntad política, Camboya nunca podrá caminar ni correr por su cuenta", afirmó.

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