PENA DE MUERTE-REPÚBLICA CHECA: Uso de sondeos en cuestión

Expertos y activistas cuestionan en República Checa el uso de encuestas para respaldar el reclamo de restablecimiento de la pena de muerte, por entender que se manipula el malestar social por el incremento de la inseguridad ciudadana y la lentitud de la justicia.

Los estudios, publicados en las últimas dos semanas, muestran que dos de cada tres entrevistas apoyan la reinstauración de la pena capital.

Sociólogos y activistas arguyen que las encuestas no necesariamente son un buen reflejo de la verdadera voluntad de la población sobre el máximo castigo.

"La trampa es qué le preguntan a la gente y qué expresa realmente el entrevistado cuando responde", dijo a IPS el sociólogo Jan Hartl.

La pena de muerte fue abolida en la disuelta Checoslovaquia en 1990 tras la caída del comunismo. Cuando se creó República Checa y Eslovaquia, el castigo quedó fuera de ambas constituciones.
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Hace 20 años que los sondeos de opinión en República Checa muestran un constante apoyo a la pena de muerte, por encima de 50 por ciento de los entrevistados.

En el último realizado por la agencia Sanep, 65 por ciento de los encuestados dijeron apoyar la pena capital, mientras que el de la empresa CVVM fueron 62 por ciento, más que 57 por ciento registrado en un estudio de 2007.

"El apoyo al máximo castigo ha sido relativamente alto desde hace años. Es un reflejo de que la gente piensa que los delincuentes reciben penas muy blandas, que no hay justicia y la ley y el orden no funcionan bien en la sociedad", señaló Hartl.

Ochenta y un por ciento de los entrevistados para el estudio de Sanep dijeron que las penas actuales son muy suaves y que el castigo adecuado para los delitos más graves, como asesinatos y abuso de menores, es la pena de muerte.

La prensa checa le ha dedicado mucho espacio a la desaparición de una niña de nueve años y se teme que esté en manos de una red de pedofilia.

Las encuestas de opinión sobre pena de muerte suelen reflejar el malestar popular respecto de un hecho y ofrecen una respuesta emocional a los delitos interpretados como que fueran un verdadero apoyo al máximo castigo, señalan especialistas.

"La pena de muerte puede recibir un gran apoyo popular tras un delito grave, atentado o ataque terrorista, pero es posible que meses después, la misma gente vote por políticos que están en contra", dijo Richard Dieter, director del Centro de Información sobre la Pena de Muerte (DPIC, por sus siglas en inglés), con sede en Washington,

Los sondeos en República Checa revelan una tendencia contraria la de las naciones ricas, que la gente no considera ese castigo como inhumano. Más de 60 por ciento de los entrevistados para el estudio de Sanep, dijeron que la pena capital no era inhumana.

La opinión de los checos sobre la pena de muerte es el resultado de la falta de un debate público al respecto y de que la gente no sabe cómo se realiza, explicó Hartl.

"Lo mismo podría ocurrir en otros países de Europa central y oriental. A diferencia de Occidente, nunca hubo debates sobre el asunto. Tras la caída del comunismo se aceptó que nuestras obligaciones implicaban derogar la pena de muerte y de que eso es consistente con las normas de los países civilizados", apuntó.

"Si se restituyera la pena de muerte y la gente supiera cómo se realiza, posiblemente la opinión pública sería mucho más diversa", añadió Hartl.

Activistas contra la pena capital sostienen que fundamental que haya un debate, aun en los países donde no existe.

"Los políticos de países sin pena de muerte deben esforzarse por educar a la población sobre ese tema", dijo a IPS la especialista Chiara Sangiorgio, de Amnistía Internacional, con sede en Londres.

"Es una violación a los derechos humanos y discutir al respecto y sopesarlo con otros castigos puede ayudar a ver al asunto desde esa perspectiva", añadió.

Cuando se presentan penas alternativas al máximo castigo, los resultados de las encuestas son absolutamente diferentes, según activistas.

"Si le preguntas a la población de cualquier país sobre la pena de muerte, no les parecerá, en teoría, censurable. Pero si les presentas alternativas, como cadena perpetua, las respuestas serán distintas. La gente se da cuenta de los problemas de implementación, como los errores judiciales y el costo que implica", explicó Dieter.

"Hay gran diferencia entre apoyar la pena de muerte en teoría y la realidad de su aplicación", subrayó.

Por esos factores, los sondeos no pueden usarse para justificar el restablecimiento de ese castigo extremo, remarcan organizaciones de derechos humanos.

Cincuenta y ocho naciones mantienen la pena de muerte. Algunos estados arguyen para ello el gran apoyo popular. En Rusia, donde rige una moratoria sobre las ejecuciones desde hace 14 años, los legisladores son reacios a abolir el castigo de forma definitiva porque, según arguyen, las encuestas muestran el gran apoyo popular que concitan.

En Belarús, el único país de Europa donde rige la pena de muerte, las autoridades sostienen que cuenta con 80 por ciento de aprobación popular.

Pero la población nunca tomó conciencia de cómo son ejecutadas las personas, esa información las haría cambiar de opinión. La última encuesta fue realizada en 1996.

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