Filtraciones convenientes alivian a Israel

Las reacciones suscitadas en Israel por los cables diplomáticos confidenciales de Estados Unidos, filtrados a la prensa esta semana, tranquilizaron al gobierno.

Los gobernantes israelíes respiraron con alivio al conocerse los documentos sobre las idas y vueltas diplomáticas entre Israel y su mayor aliado tras la preocupación y los temores iniciales de que las discrepancias entre ambos países quedaran expuestas.

"No hay disparidad entre nuestro discurso público con Washington y el entendimiento mutuo de nuestras respectivas posiciones", declaró el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, sin ocultar su satisfacción.

La deleite fue mayor cuando las autoridades israelíes se dieron cuenta de que el mundo árabe coincide con ellas de que Irán es la principal amenaza en Medio Oriente.

Entre los más de 250.000 cables filtrados por funcionarios estadounidenses al sitio de Internet WikiLeaks, que se dedica a publicar informes y documentos confidenciales preservando el anonimato de sus fuentes, hay algunos que revelan que el rey Abdullah de Arabia Saudita urgió varias veces a Washington a que atacara a Irán para destruir su programa nuclear.
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El monarca saudita es sólo una de las muchas voces en el mundo árabe, según los documentos, que reclaman acciones más duras contra Irán, declaró Netanyahu el martes en conferencia de prensa, lo que "prueba que Israel no es el único que cree que ese país es una gran amenaza para la región", insistió el primer ministro.

"La mayor amenaza a la paz mundial es que se arme el régimen iraní", remarcó Netanyahu. "Cada vez más estados, gobiernos y líderes de la región entienden que es una amenaza fundamental", añadió.

"Nuestras advertencias se confirmaron", subrayó. "Por primera vez queda claro que el mundo entiende que Irán, no Israel, es la mayor amenaza para la región", añadió.

"Si los gobernantes de Medio Oriente comenzaran a decir en público lo que hablan a puertas cerradas, podríamos avanzar en el camino de la paz", puntualizó.

Las revelaciones son una "corroboración notable de lo que Israel viene diciendo hace años, que una alianza árabe moderada se está formando contra el extremismo chiita y contra Irán, y que el estado judío juega un papel secundario en esa batalla", dijo a IPS el analista David Landau, por lo general un crítico mordaz del primer ministro israelí.

En cambio, el profesor Shimon Shamir, ex embajador en Egipto, cree que las filtraciones "atentan contra las posibilidades de contener a Irán y a los elementos radicales de la región".

"Las revelaciones son embarazosas para el campo árabe moderado, que quiere detener a Irán. Es verdad que están urgiendo a Estados Unidos a que tome una actitud más dura respecto de las ambiciones nucleares de ese país, pero también les preocupa que sus propios ciudadanos crean que adoptan políticas favorables a Washington. Sólo los debilitará y perjudicará la campaña israelí para frenar a" la República Islámica, dijo a IPS.

Los políticos israelíes están encantados con la concordancia entre sus declaraciones públicas y las que realizan a puertas cerradas, indicó Shamir, pero es inevitable que haya consternación en los estados árabes prooccidentales, cuyas contradicciones fueron ventiladas.

Lo que sí es vergonzoso para Israel es su opinión sobre que el futuro del presidente palestino Mahmoud Abbas y el de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) dependen totalmente del respaldo israelí.

Los cables filtrados confirman que Israel trató de coordinar con la ANP el ataque contra el territorio palestino de Gaza, de fines de diciembre de 2008 a principios de 2009.

Los documentos revelan que el ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak, buscó el apoyo de la ANP y de Egipto antes de lanzar la Operación Plomo Fundido. El secretario de Estado quiso saber si Abbas y el presidente egipcio Hosni Mubarak estarían "dispuestos a asumir el control de Gaza tras la derrota de Hamás". Pero ambos se negaron.

Hubo cierto malestar con el comentario de Mubarak sobre que Netanyahu es "elegante, encantador, pero que no cumple sus promesas".

Pero es una vergüenza menor. "¿Qué hay de nuevo, WikiLeaks? No necesitamos que Mubarak nos diga que no se puede confiar en Netanyahu", señaló el analista Akiva Eldar.

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