CHINA: Boicot a premio Nobel invita a comparaciones incómodas

La campaña de Beijing contra la ceremonia de entrega del premio Nobel de la Paz, concedido este año al disidente chino preso Liu Xiaobo, evoca asociaciones penosas con regímenes totalitarios.

El profundo interés en cuidar su imagen internacional no impidió a China criticar el hecho. Al contrario, Beijing se enfrascó en una tenaz campaña para disuadir a varios diplomáticos de que no concurrieran a la entrega del galardón en Oslo.

El régimen comunista utilizó antiguos métodos de propaganda para manchar el nombre del demócrata Liu Xiaobo y presentar la premiación como una conspiración para socavar el creciente poderío de China.

"Las autoridades chinas realmente consideran que se trata de una conspiración muy grave para socavar la evolución pacífica de China y pretenden demostrar que están dispuestas a pagar el precio por proteger sus intereses", indicó Joseph Cheng, profesor de ciencias política de la Ciudad Universitaria de Hong Kong.

Pero la intensa contraofensiva revela mucho más que la intolerancia de los líderes comunistas ante la crítica internacional por la situación de los derechos humanos. Muestra la determinación de Beijing a asumir valores universales en el entendido de que tiene el mandato de trazar sus propias pautas de relación con el mundo.
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Beijing lanzó una versión local del galardón de Oslo, el Premio Confucio para la Paz, con el fin de "interpretar el punto de vista de los chinos sobre la paz", según una declaración divulgada por el comité semigubernamental.

El primero en ser premiado fue Lien Chan, ex presidente de Taiwán y presidente honorario del Partido Nacionalista, por haber "construido un puente de paz entre el continente y Taiwán", reza la declaración. El comité decidió otorgar el galardón el jueves 9, un día antes de que fuera honrado Liu Xiaobo.

"Es un buen ejemplo del dilema que afrontan las autoridades chinas entre cómo participar en el orden internacional existente y hacerlo según su propia interpretación", explicó Rana Mitter, profesor del Instituto de Estudios Chinos de la Universidad de Oxford.

"El nuevo premio es una variación del galardón internacional. El Nobel tiene prestigio y los chinos quieren opinar sobre el proceso de elección", añadió.

El comité del Premio Nobel describe a Liu Xiaobo como el "símbolo más importante" de la lucha por los derechos humanos en China. Una figura clave de las revueltas del movimiento democrático de 1989 en la plaza de Tiananmen.

Liu formó parte de los alrededor de 300 intelectuales que suscribieron la llamada Carta 08, un llamado a realizar una reforma política y a instaurar una democracia multipartidaria. El activista cumple una pena de 11 años de prisión por "incitar a la subversión".

El comité del Nobel decidió rendirle homenaje por su "constante lucha no violenta" y su creencia de que existe un vínculo estrecho entre derechos humanos y paz. Pero para Beijing, Liu es un delincuente y el premio, una "blasfemia".

Los promotores del premio Nobel de la Paz de este año son "payasos" que realizan una farsa, señaló la cancillería Se oponen al desarrollo de China y pretenden interferir en la política y el sistema legal local, declaró la portavoz, Jiang Yu.

"No cambiaremos por la interferencia de unos payasos", añadió.

El anuncio de la designación de Liu Xiaobo el 8 octubre también parece haber dividido a la comunidad internacional. Cada vez más países declinaron la invitación a participar en la ceremonia de este viernes 10, de los primeros seis registrados hace pocas semanas hasta los 19 actuales, incluida China, informó el comité Nobel noruego.

"China presionó a los gobiernos para que no asistieran a la ceremonia de premiación mediante una combinación de instrumentos políticos y chantajes económicos", aseguró Sam Zarifi, director de Amnistía Internacional Asia-Pacífico.

El mes pasado, Beijing lanzó una dura advertencia al respecto. Las naciones que decidan formar parte del "juego político" respecto de Liu Xiaobo tendrán que "asumir las consecuencias", declaró el vicecanciller Cui Tiankai.

De hecho, no participaron en la ceremonia aliados de larga data como Pakistán, otros con afinidades como Venezuela, socios como Arabia Saudita e Irán y otros que dependen del apoyo diplomático de China, como Sudán.

Desde la designación de Liu para el premio Nobel de la Paz, su esposa, Liu Xia fue puesta bajo arresto domiciliario. La policía mantiene un fuerte control sobre los movimientos de sus familiares y de otros disidentes.

En noviembre, las autoridades trataron de asegurarse que ningún chino participara en la ceremonia de Oslo prohibiendo viajar a Gran Bretaña al abogado de Liu y a otros destacados intelectuales.

La medalla de oro, el diploma y los 1,4 millones de dólares sólo pueden entregarse a Liu Xiaobo o a un familiar cercano, de acuerdo con las normas del Comité Nobel.

El único antecedente de un laureado que no recibió el premio se remonta a 1935, cuando Hitler prohibió viajar a Oslo al periodista alemán y prisionero de un campo de concentración, Carl von Ossietzky.

El ex disidente chino Yang Jianli, ahora enlace entre el Comité Nobel en representación de Liu, escribió al presidente Hu Jintao: "No quiero que la imagen de un asiento vacío en la ceremonia del Premio Nobel se convierta en el símbolo de China en el siglo XXI".

Liu es una de las tres personas en ser designadas al premio Nobel de la paz estando en una prisión de su propio país. Los otros fueron Carl von Ossietzky y la activista birmana Aung San Suu Kyi, premiada en 1991.

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