Decepcionado por la oferta de reducción de emisiones contaminantes planteada por Estados Unidos, el ministro de Ambiente de India, Jairam Ramesh, declaró que su país está dispuesto a aceptar recortes vinculantes, lo que cambiaría la posición oficial de los últimos 27 años.
Luego de una conferencia de prensa realizada esta semana en el marco de la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16), que finaliza este viernes en Cancún, Ramesh, portavoz del bloque Basic (Brasil, Sudáfrica, India y China), quedó envuelto en un enjambre de periodistas.
Esto ocurrió luego de que ese jerarca listó, entre tres elementos «no negociables», la necesidad de un financiamiento inicial rápido.
«No ha sido rápido, ni siquiera se ha iniciado y prácticamente no hay financiamiento», bromeó.
Ramesh se mostró profundamente preocupado por el ofrecimiento de Estados Unidos de reducir 17 por ciento las emisiones de carbono para 2020, en relación a los valores de 2005, lo que resultaría en una reducción de cuatro por ciento partiendo de los registros de 1990, que utilizan como base las partes del Protocolo de Kyoto (1997).
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Argumentó que, sin una legislación nacional, las acciones ejecutivas solamente podrían lograr una reducción de 14 por ciento entre 2005 y 2020, lo que se traduciría en una reducción de cero por ciento en relación a las emisiones de 1990.
«En cualquier caso, el ofrecimiento estadounidense de reducción de emisiones para 2020 es profundamente decepcionante», dijo.
«Una cosa es ser ambicioso para 2050, cuando todos nosotros estaremos muertos. Pero la cuestión real es: ¿usted se hará responsable para 2020? Los objetivos a mediano plazo son esenciales», agregó.
Estados Unidos planea reducir 80 por ciento sus emisiones de carbono para 2050, tomando como base los niveles de 2005.
«Sin dudas esperamos que Estados Unidos mejore sus compromisos de reducción de emisiones, así como su oferta de un financiamiento inicial rápido», dijo Ramesh.
El portavoz de Basic articuló las críticas a Estados Unidos que muchos delegados murmuraban en los corredores de la COP 16 pero que no planteaban abiertamente.
La ironía es que previo a la COP 15, realizada hace un año en Copenhague, Ramesh era visto como un político demasiado cercano a Estados Unidos.
Ramesh escribió una carta confidencial al primer ministro Manmohan Singh argumentando que India debería aceptar voluntariamente reducir sus emisiones, como Estados Unidos le venía pidiendo a ese país y a China.
Los partidos políticos de la oposición se abalanzaron sobre esta misiva filtrada y Ramesh tuvo que renegar de ella.
Ahora Ramesh se ha reinventado a sí mismo como representante no sólo de los negociadores de Asia meridional sino también, probablemente, de todo el continente. Y cunde una sensación de situación ya vivida, dado que India jugó este rol en la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro.
Lo que Ramesh demostró ampliamente en Cancún no fue sólo estilo, sino también sustancia.
En noviembre le escribió a Todd Stern, enviado especial del presidente estadounidense Barack Obama para el cambio climático, a fin de que presentara un acuerdo p que los países en desarrollo controlen, informen y verifiquen sus acciones de control climático a cambio de financiamiento, junto con consultas y análisis internacionales.
También propuso que este último punto tenga lugar cada dos o tres años en el caso de países cuyas emisiones superen uno por ciento del total.
El régimen para los países industrializados será mucho más riguroso. Cada uno de ellos tendrá que presentar estos datos ante un Organismo Subsidiario de Implementación.
En su encuentro con la prensa, Stern se refirió con palabras de aprobación al proyecto de Ramesh.
Sin embargo, señaló que por ejemplo China e India se fijaron objetivos por los cuales reducirían sus huellas de carbono bajo la forma de un porcentaje de sus productos internos brutos, pero cada país tendría su propio método para calcular ese producto, lo que planteaba problemas.
Pero Ramesh, siempre visto como un disidente en la chata clase política india, puede estar jugando su propio juego. El miércoles declaró que su país está dispuesto a aceptar reducciones vinculantes de las emisiones, lo que cambia la posición oficial de los últimos 27 años.
Esto puede explicar su histrionismo en relación a Estados Unidos, mientras en realidad capitula ante su presión, junto con la de otros países del sur de Asia y pequeños estados insulares que tienen urgencia en recibir financiamiento inicial rápido.