La derrota de los socialistas en las elecciones de este domingo en la comunidad autónoma de Cataluña, evidenció la pérdida de confianza del electorado de España en el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
En Cataluña ha pagado la deuda política adquirida con las decisiones económicas adoptadas para enfrentar la crisis económica y la gran incógnita ahora es si podrá recuperar lo pagado antes de las próximas elecciones municipales, autonómicas y legislativas. Vale decir, si logrará recuperar la economía y perdida confianza ciudadana.
Lo más grave de su política económica es que no ha logrado disminuir la llaga del desempleo. El último dato indica que en octubre el paro subió en 68.213 personas, lo que eleva a los parados a cuatro millones 85.971, la cifra más alta registrada en el país.
Ramón Tamames, un histórico economista de izquierda, dijo a IPS que ante esta situación al gobierno "no le queda otra que cambiar".
Sobre que cambiar detalló que "muchas cosas, en primer lugar la política económica y a quienes en su gobierno la llevan a la práctica" y consideró que "lo más importante es adoptar medidas que beneficien a los más pobres y que creen empleo".
[related_articles]
Tamames, quien fungió de autoridad económica del Partido Comunista desde antes de la instauración democrática hace 35 años y fue diputado por esa formación, se mantiene hace años fuera de la política, dedicado a actividades académicas.
Su reclamo de que cambie la política económica está muy extendido entre todas las fuerzas las fuerzas políticas de oposición y voces más o menos abiertas del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE), originado tanto en la realidad actual marcada por el alto desempleo, sino también por las inciertas perspectivas de futuro.
Cándido Méndez, secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT), una de las dos centrales sindicales mayoritarias y de orientación socialista, convocó este lunes a la movilización ciudadana.
"Es fundamental contrarrestar la presión y la movilización de los mercados", para empujar a los gobiernos "a enfrentar el chantaje de los mercados", explicó.
En esa línea, la UGT y otras centrales sindicales europeas convocaron a movilizaciones para diciembre, destinadas a que la ciudadanía demande la rectificación de la conducción económica actual. La primera el día 15 de diciembre, víspera de una cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE), y la segunda el 18.
Si no hubiese cambios, advirtió, "los mercados financieros podrán lograr recortes sociales y laborales aún de mayor gravedad que los que ya han conseguido".
La gravedad de la situación española es reconocida internacionalmente. "España está en una situación de riesgo", señaló Mark Chambers, director de ventas de MAN Group, la mayor gestora de "hedge funds" (fondos de alto riesgo) del mundo. Eso es así, añadió, porque "el mercado percibe que su posición es más débil que la de otras economías europeas".
El especialista puso como ejemplo a Italia, "que tiene un problema de endeudamiento similar pero no sufre la misma presión. Por tanto, en el caso de España se trata de una cuestión de confianza. Y cuando no hay confianza se deja la puerta abierta a la especulación".
Entre los 3.620 documentos (103 secretos y 898 confidenciales) de la embajada de Estados Unidos en España que filtró Wikileaks y comenzó a publicar El País en sus ediciones digital e impresa, se evidencia la influencia de Washington en la crisis, con presiones ocultas y estrategias diferentes.
Esa actitud, según uno de los documentos secretos, se debe a que los informantes -funcionarios de la embajada- consideraban que Zapatero, cuando ganó las elecciones por vez primera en 2004, tenía pretensiones propias de "una izquierda trasnochada y romántica".
El líder socialista estuvo atento a los problemas, pero en sus afirmaciones públicas dio una imagen de la crisis muy alejada de la gravedad real. Por ejemplo, en diciembre de 2008 manifestó que en abril del 2009 repuntaría el empleo y en julio siguiente aseguró que "estamos mucho mejor de lo que parece".
Solo en mayo comenzó a admitir que "la situación es difícil y sería insensato ocultarlo", aunque a continuación hizo un pronóstico que la realidad desmintió: "se ha iniciado la recuperación económica".
Ante la persistencia de la crisis, Zapatero tomó duras medidas de austeridad exigidas por la UE y los mercados, como la reducción de los salarios de los empleados públicos, el congelamiento de las pensiones jubilatorias y el recorte aunque limitado de derechos sociales, cuya ampliación marcó sus primeros cuatro años.
"No es fácil decir a los trabajadores que toca una época de contener los salarios. Pero toca. Igual que a los empresarios les toca una época de contener los beneficios", dijo entonces. Desde la izquierda y los sindicatos se consideran poco entendibles algunas medidas recientes de Zapatero, como la reunión el sábado 27 con los exponentes de las 36 mayores empresas españolas, para pedirles que colaboren en estimular la economía, mientras no ha tenido un gesto similar con los dirigentes sindicales.
La crisis económica y su gestión por Zapatero se analiza como un factor determinante en la expulsión del Partido Socialista de Cataluña de la presidencia de esa comunidad, tras ocho años de gobierno en una de las regiones más pobladas y prosperas de las 17 que integran España.
Los socialistas obtuvieron el peor resultado electoral de su historia en Cataluña, al obtener solo 18,3 por ciento de los sufragios y 28 diputados, frente a 26,8 de cuatro años antes, cuando logró mantenerse en el gobierno catalán con el respaldo de otras dos fuerzas izquierdistas minoritarias, también castigadas por los votantes.
La derrota socialista permitirá el retorno a la Genaralitat (gobierno) de Cataluña al nacionalista y centroderechista Convergencia y Unión, que obtuvo 38,4 por ciento de los sufragios, lo que le otorga 62 diputados, al borde de la mayoría absoluta en un parlamento regional de 135 bancas.
Desde la oposición, tanto desde la derecha como desde la izquierda, se critica con dureza al gobierno, culpándolo de la situación, pero tampoco se ofrecen propuestas alternativas, lo que hace prever que la situación se mantendrá.
Una perspectiva apremiante para el POSE ante dos años electorales. En 2011 se realizarán elecciones en la mayoría de las autonomías y los municipios y en 2012 los comicios generales. Los socialistas deben afrontar la crisis y adoptar medidas que la frenen o que, al menos, la hagan algo soportable, para taponar su hemorragia en las urnas.