MUJERES-KENIA: Flamante Constitución, misma discriminación

Con un niño de un año en un brazo y una azada en el otro, la keniata Mary Kimani cuenta con profundo dolor cómo su familia política la echó de su casa y de su tierra tras la muerte de su marido, práctica tradicional en este país africano.

Luchy Macharia. Crédito: Suleiman Mbatiah/IPS.
Luchy Macharia. Crédito: Suleiman Mbatiah/IPS.
"El accidente de tránsito en el que murió mi esposo me cambió totalmente la vida. Fue mi fin y el de mis hijos", dijo Kimani a IPS. Estuvo casada siete años y trabajo duro con su marido para tener su propia tierra, una vivienda y un vehículo.

A los pocos meses de enterrar a su esposo, los parientes políticos de Kimani la echaron con sus hijos de la propiedad. Sigue trabajando duro, pero en las tierras de sus vecinos.

"Tengo que seguir adelante, alimentar a mis hijos, educarlos y ayudarlos a tener una vida decente", dijo a IPS.

La familia del esposo de Kimani vendió la vivienda y la propiedad antes de darle el vehículo a un pariente cercano. Ella no tenía ningún derecho sobre nada de eso.
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Las mujeres en Kenia pierden el derecho a la propiedad con el divorcio o la muerte del marido.

La dependencia de los hombres las deja vulnerables a "tradiciones culturales" que no reconocen el derecho de las mujeres a la propiedad.

La mayoría de los hombres están dispuestos a respetar las costumbres, señaló Njoki Njehu, directora ejecutiva de Centro Global de Recursos Hijas de Mumbi, organización independiente que reúne a personas de distintos orígenes y reconoce "el papel de las mujeres en el ámbito familiar y comunitario".

"Pero no son sólo los hombres, las mismas mujeres a las que les negaron sus derechos conservan la costumbre", dijo Njehu a IPS. Si una madre no tiene tierras no defenderá la causa de su hija ni la de los parientes políticos de ésta, explicó.

Kimani aplaude que la nueva Constitución de Kenia, promulgada en agosto de este año, sea positiva para las mujeres de este país.

El artículo 40 de la ley fundamental garantiza a "toda persona" el derecho a la propiedad privada, mientras que el 60 asegura el "acceso igualitario a la tierra" y el "derecho de usufructo", pero sin mencionarlas expresamente ni reconocer su histórica vulnerabilidad.

Numerosos "políticos movilizaron a las comunidades contra el proyecto de ley porque concedería a las mujeres derecho a heredar tierras", remarcó Njehu.

Numerosas "costumbres y prácticas mantienen rezagadas a las mujeres", señaló Kimani, quien teme que no se respete la Constitución. "Nos discriminan en varios aspectos. La sociedad coloca al hombre como el único dueño de una propiedad", apuntó.

Según normas tradicionales de algunas etnias, la tierra y otras propiedades que adquiera la mujer, antes o durante el matrimonio, pertenecen al marido, quien, además, puede venderlas sin su consentimiento.

"El papel clave de la mujer es encargarse de la propiedad. Si el esposo muere, otros heredan. No puede escapar", señaló una mujer de 32 años, quien pidió figurar con el nombre falso de Grace Akinyi.

Existe la figura de la "herencia de la esposa", según la cual la viuda está obligada a casarse de nuevo, que todavía se practica, en especial en el oeste de Kenia, explicó. Pero la mujer suele ser sometida a constantes presiones para vender a un precio inferior al real.

"Cuando una mujer es propietaria de un terreno sigue sujeta a sus vínculos con los hombres. Ellas no son reconocidas como propietarias en las escrituras", se lamentó Akinyi.

En África subsahariana, las normas tradicionales suelen tener más peso que el Estado de derecho en lo que se refiere al derecho de propiedad de las mujeres, dice la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).

Sólo cinco por ciento de las mujeres de Kenia son propietarias, según el estudio de HRW, "Política nacional de tierras: cuestiones importantes de género y declaración política.

Mejorar la situación de la mujer forma parte de la estrategia para erradicar la pobreza, pues son responsables del 80 por ciento de la producción agrícola en África subsahariana, señaló Hubbie Hussein, directora de la organización Womankind, con sede en la nororiental ciudad de Garissa.

Esa zona de Kenia, de mayoría musulmana, tiene arraigadas numerosas normas religiosas y culturales que privan a las mujeres del derecho de propiedad. La mayoría de los habitantes son de origen somalí.

"Enseñamos a las mujeres lo que dice el Islam al respecto. Los hombres se han servido de la religión para privarlas de sus derechos", dijo Hubbie a IPS.

Womankind Kenya usa textos religiosos, la Constitución y otros documentos internacionales que defienden los derechos de las mujeres a la educación. Las que son discriminadas no toman medidas por temor a ser estigmatizadas.

"Las mujeres nunca heredan de los padres lo mismo que sus hermanos. Es una tendencia preocupante. En caso de conflicto, un consejo de hombres analiza el asunto y termina fallando a favor del varón", indicó Hubbie.

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